Entrevista. Santiago Roncagliolo. Escritor.,Santiago Roncagliolo presentó en Arequipa La noche de los alfileres, su última novela que tiene de protagonistas a cuatro escolares asediados por la violencia terrorista de los ochenta y noventa en Lima. El escritor radicado en España, traído por el Centro Cultural Peruano Norteamericano, habló de política. Recordó su paso por un diario controlado por el régimen de Fujimori y porqué no votaría por Keiko. PUEDES VER: Santiago Roncagliolo: “Voy a votar por el que siempre fue demócrata” | VIDEO Tu literatura tiene como tema de fondo el miedo. Hay varios libros tuyos inspirados en la violencia terrorista. ¿Es el gran tema de la literatura peruana? Lo ocurrido en los ochenta y noventa definió muchas cosas de lo que somos ahora. Al igual que la guerra civil para España o la guerra mundial para Europa. La literatura es una terapia, nombrar nuestros traumas y contar historias oscuras para librarse de ellas, que dejen de ser fantasmas. La literatura se alimenta del conflicto. La noche de los alfileres cuenta la historia de cuatro adolescentes violentos en una Lima asediada por la subversión. Las tragedias de estos jóvenes son consecuencia de esa violencia. El padre del personaje Manu era un militar que se vuelve loco y eso le afecta a Manu. El padre de Manu está inspirado en un personaje real, un veterano de guerra del Huallaga que conocí. Él me contó que les disparaba a niños. Sendero Luminoso mandaba a estos menores con bidones de gasolina a quemar las trincheras de los soldados y éstos cuando los veían venir les disparaban. Siempre me preguntaba: ¿Qué clase de padre puede ser uno después de cruzar estos umbrales? Cuando yo no era padre me daba igual la violencia contra los niños. En cambio, ahora que lo soy es distinto. Es como si tu instinto protector a los tuyos se extiende hacia los demás niños. También Moco, otro de los personajes, ve morir a su madre enferma por los apagones provocados con las voladuras de las torres de alta tensión. En esa época había mucha gente en los hospitales conectada a máquinas y cuando se iba la energía simplemente moría. Eran víctimas que no existían. Identificamos como víctimas a quienes les dispararon en la cabeza o a quien le cayó la bomba. Esta novela habla de las muertes indirectas que la violencia provocó en gente inocente. Diario La República ¿El sexo también aparece como una tabla de salvación en este escenario hostil? Es similar a la última novela de Vargas Llosa. Es lo único placentero que puedes hacer mientras el mundo se viene abajo. A los adolescentes de la novela ni siquiera eso les está permitido, no pueden ir a fiestas por el toque de queda o salir a las calles por los apagones. Están en un colegio de hombres y no hablan con mujeres. Toda esa represión sexual explota por los aires. Y también hay una heroína, la señorita Pringlin que intenta poner en regla a los adolescentes forajidos de la historia. Para mí, ella es una metáfora del poder. En esos años, Sendero y el Estado estaban obsesionados en salvarnos. Sendero quería rescatarnos del sistema opresor y el Estado, salvarnos de Sendero. Y la gente estaba en el medio diciendo: ¡Por favor, no nos salven! ¡Están reventando todo mientras nos salvan¡. Este libro habla de la rebelión de gente cansada de ser víctima y decide tomar el poder con violencia y se le escapa de las manos. Yo hablé con gente de Sendero en las cárceles. Cuando ellos toman las armas creen que lo manejarían con su estrategia y pensamiento guía. Lo mismo hacen los militares al desplegar su represión en la sierra. Hacen el cálculo: si hay terroristas hay que matarlos y si hay unos que parecen también los matas. Creyeron que era un despliegue de violencia controlada. Y a terroristas y Estado se les escapa de las manos. La violencia es un juguete rabioso que no puedes manejar y que termina destruyéndote. ¿Te fuiste de este país a radicar a España por ese clima de violencia? Sentía que no había futuro. Corría fines de los noventa, ya no había tanta violencia. Era periodista joven e idealista. Trabajaba en El Sol, un diario que no se vendía. Solo publicaban titulares oficialistas y el gobierno (de Fujimori) ayudaba en sus negocios a su dueño (Andrés Marsano) que murió cuando se iba a una reunión de empresarios con Fujimori. Todos sabíamos cómo eran las cosas. Recuerdo haberle preguntado a un columnista si creía todas las cosas que escribía. Me respondía, tengo dos hijos que mantener. Luego estuve a punto de hacer un programa cómico con Tulio Loza y Eduardo Adrianzén. Queríamos hacer humor político en televisión. El gobierno compró a los cómicos, los puso a todos en canal 7 para hacer humor oficialista. Eso mostraba que todo estaba controlado, luego descubrimos que no estaban amenazados sino comprados y tu futuro se resolvería con un sobre de billetes del Servicio de Inteligencia Nacional. Daba igual si lo hacías bien o mal. Dependía que a alguien muy poderoso le conveniese lo que hacías. La mejor manera de labrarte un futuro era ser cínico y mentir.... ¿Y esas cosas que recuerdas podrían volver a ocurrir con la vuelta del fujimorismo al poder? En la campaña, desde posiciones histéricas, escuché decir que Verónika sería Hugo Chávez y Keiko, su padre. No creo que este país permitiría ambas cosas. No estamos sumidos en la catástrofe del noventa cuando Fujimori se convirtió en un dictador. Es la razón por la cual Keiko intenta diferenciarse, de negar que será autoritaria, asegurar que su padre seguirá preso, acercarse al centro y mostrarse como una demócrata. Lo que pasa es que se opone a un señor que siempre fue un demócrata. ¿Pero para muchos es lo mismo Keiko y Kuczynski? Yo viví gobiernos en los que estaba uno y el otro. PPK solo trabajó en gobiernos democráticos mejores o peores. En el supuesto de que Keiko no sea autoritaria, aún tiene a toda esa gente de esa época que no da ninguna garantía. Luego está la relación extraña con su hermano y si habrá alternancia en el poder. Entonces por qué no votamos por el otro, quien no plantea estas dudas y sabemos que cuando concluya su gobierno se irá a su casa. Vargas Llosa dice que votar por Keiko es reivindicar una de las dictaduras más corruptas y sangrientas del país Votar por ella es perdonar por todo lo que se hizo en esos años. Ella ha pedido el olvido del pasado y creo que el pasado no se debe olvidar. El problema del autoritarismo genera mucha corrupción. La gente dice todos son corruptos. Sin embargo, los niveles de corrupción del fujimorismo de los noventa incluían comprar congresistas opositores, deportistas, dueños de medios de comunicación, etc. El autoritario cree que no tendrá controles ni observaciones de su poder. ¿Por qué crees que el fujimorismo sigue siendo una opción, no obstante, a lo ocurrido en los noventa? Por la seguridad. Este es un país en el cual te pueden volar la cabeza si vas por la calle equivocada. No es un terrorista sino “un marca” o delincuente. También se tiene la percepción que la ley no es igual para todos y entonces desconfían de la democracia. Quieren una mano dura independiente de la norma. Y eso hizo Fujimori. Ese es el currículo de su hija. Comprendo la rabia frente a la delincuencia e impunidad. Sin embargo, frente a eso no creo que las soluciones de Keiko sean las mejores frente a las de PPK. Éste tiene gente calificada como Gino Costa. Lo importante es que tú creas en la ley y que funcione. No que alguien venga, la ignore y ponga la pena de muerte que no sirve para nada. No desconfío de las buenas intenciones de Keiko, sino la gente que está a su alrededor. ¿Se publicaron muchas denuncias contra el Sodalicio y en tu colegio religioso hubo estos acosos sexuales de curas a escolares? Había un padre que nos toqueteaba. Cuando necesitábamos pelotas de básquet o juegos de ajedrez nos cobraba un peaje y nos sentaba en sus rodillas, te manosoqueaba un poco, espero que no haya llegado a más con nadie. Todos nos reíamos y nos parecía que al pobre padre se le iba la cabeza, pero no lo considerábamos grave. Cuando empezaron a salir las denuncias nos dimos cuenta que eso no debía pasar.,