Todo igual. Este pedazo marítimo de 50 mil 284 kilómetros cuadrados que el Perú recuperó tras el fallo de la Haya es rico en recurso marino. Sin embargo, llegar a él para los pescadores de Tacna resulta una complicación. Si no quieren invadir el mar chileno deben trasladarse hasta Ilo. Sienten que el fallo de la Haya a ellos los perjudicó. Insisten que gobierno les dé ayuda.,Yessica Condori Tacna Los pescadores de Morro Sama y Vila Vila en Tacna no la tienen fácil. Para acceder al triángulo marítimo que ganó el Perú a Chile tras el fallo de la Corte Internacional de La Haya las embarcaciones artesanales con menos de 10 toneladas deben viajar 80 millas. Demoran casi un día en ingresar a esta área recuperada y de más de 50 mil kilómetros cuadrados rica en recursos marinos. PUEDES VER: Perú y Bolivia invertirán US$ 63 millones para limpiar lago Titicaca Los hombres de mar padecen toda una travesía. Deben trasladarse hasta Ilo o límite entre el mar de Arequipa y Moquegua y enrumbar a esta zona. Si lo hacen en línea recta invaden mar chileno. El viaje al triángulo, además del tiempo, demanda dinero, sortear al mal tiempo y a los lobos marinos. El fallo de la Haya ratifica 40 millas de mar para Tacna. Las primeras cinco son exclusivas para la pesca artesanal, sin embargo, la riqueza que abunda fuera de ella es la que prefieren capturar pescadores como David Patino y Arturo Bueno. Viaje al triángulo A una hora y 30 minutos de la ciudad de Tacna, viajando por la carretera Costanera, se ubica el desembarcadero de Vila Vila. Aquí, Arturo Bueno es el presidente de los artesanales. Días atrás, atracó su embarcación, el ‘Luis Arturo’, en el puerto de Ilo (Moquegua). En esta última salida capturó una tonelada y media de perico, producto de siete días de faena en el triángulo recuperado. Para llegar a dicho punto navegó hasta el llamado ‘codo’ frente a frontera de Moquegua con Arequipa. Además de un día de viaje invirtió nueve mil soles que cubren los gastos operativos y supervivencia. La asociación agrupa a 600 pescadores y todos pasan por el mismo trajín. El desembarcadero de Vila Vila no funciona. Por eso las lanchas deben partir y descargar en Morro Sama o en Ilo. Cruzar al mar recuperado a la altura de Tacna es imposible. La “zona especial” para el tránsito de los artesanales, establecido en el convenio de pesca de 1954 entre Perú y Chile, es letra muerta. Diario La República Tras el dictamen, la vigilancia de la patrulla chilena es más estricta. Acceder a la “zona especial” acortaría el ingreso al “triángulo interno”, pero no se respeta ni es de interés de la Marina del Perú que así sea. En medio de la entrevista, José Medina, colaborador de Bueno en el ‘Luis Arturo’, interviene para relatar un episodio en Altamar y la reacción de la institución peruana. “La embarcación donde antes trabajaba tuvo que cortar la red con toda la pesca para ir en auxilio de unos compañeros que naufragaron. Estábamos solo a horas del punto de hundimiento en mar peruano. Por radio nos enteramos que la emergencia también fue captada por la Marina del Perú. La radiobaliza (transmisor de radio) fue oída hasta por la Armada chilena y fueron ellos quienes al final rescataron a nuestros colegas mientras la Marina peruana pedía permiso y acondicionaba la patrullera”. La Marina peruana no tiene capacidad para atender las emergencias en Altamar, sin embargo, les exigen que sus embarcaciones artesanales estén bien implementadas, agrega Medina. Bueno retoma la conversación y remarca la necesidad de que el Gobierno intervenga con mayor apoyo para los artesanales a través de créditos con intereses bajos y menos exigencias de calificación. Al final, navegar tantas horas lo único que ocasiona es que se eleve el precio de los hidrobiológicos y el pescado se aleje de las mesas tacneñas, sostiene Bueno. El muelle de todos La problemática de la pesca artesanal de Vila Vila se asemeja a la de Morro Sama. Esta caleta es el principal desembarcadero de la región. Más de 180 embarcaciones artesanales orillan en el pequeño puerto. Son las tres y media del jueves, el “Boris” y “María Esperanza” terminan de descargar cinco toneladas de perico extraído en la milla 90. Desde Morro Sama a esa distancia, toma 16 horas de viaje. Una embarcación artesanal que hace la travesía al “triángulo interno” requiere S/. 3 mil en combustible, S/. 1.000 para comprar el hielo destinado a la conservación del pescado y mil soles más en víveres que comerán los pescadores durante el largo viaje. La fuerte inversión no siempre está al alcance, por eso muchos acuden a solicitar créditos a las financieras. Si la temporada es baja, los analistas de créditos les niegan. Pese a ello, se embarcan como David Patino, dirigente pesquero de Morro Sama. A él lo ubicamos tejiendo el enmallado. Se estaba preparando para zarpar. Él sigue considerando que el fallo de la Haya no fue favorable para Tacna. El sacrificio que realizan los pescadores para introducirse al triángulo, incluso, arriesgando su vida, es necesario porque en la cinco millas (zona exclusiva de la pesca artesanal) no existe la abundancia de las 80 millas. De joven, narra Patino, siempre escuchó decir a los pescadores más viejos que el convenio de pesca del 1954 era perjudicial para Tacna. “Siempre hemos pescado en el mar recuperado. Pero aquellos años, la diplomacia peruana desconocía la realidad. Los convenios firmados entonces con Chile son los que la Corte de Haya tomó como referencia para dictaminar”, explica. Dicha situación es irreversible para la pesca artesanal y ahora exige que las acciones de ayuda se centren en mejorar la capacidad naviera de las embarcaciones.