Contrastes. La historia le ofreció al ex presidente la oportunidad de liderar la resistencia en las calles contra Alberto Fujimori y sus intenciones de quedarse en el poder de manera inconstitucional. Sin duda, fue su mejor versión. Quienes trabajaron con él en esos días intensos observan, con perplejidad, lo que ocurre hoy. Existe una profunda decepción.,Segundo semestre del año 2000. Alberto Fujimori ha iniciado su tercer mandato, que se interrumpirá pocos meses después. Alejandro Toledo se encuentra en la sala VIP del aeropuerto Jorge Chávez esperando un vuelo rumbo a Estados Unidos. Es parte de su campaña para denunciar ante el mundo la grave crisis peruana. Una mujer extranjera se le acerca con un papel escrito en inglés que dice: "¿Cómo definiría a Fujimori en una palabra?". El ex presidente coge su lapicero y escribe en el reverso: “A dictator” (un dictador). En esos días Toledo representaba la resistencia democrática contra el fujimorismo, que había capturado y corrompido instituciones. PUEDES VER: Alejandro Toledo: Estados Unidos informa al Perú que no detendrá al expresidente La imagen que forjó en jornadas históricas –su responsabilidad la asumió con valentía, según quienes vivieron junto a él esa lucha– ha terminado siendo destruida por él mismo. Hoy Toledo enfrenta –casi en soledad– su caída. Sus antiguos compañeros admiten que atestiguan, con cierta pena, lo que ocurre. Juan Sheput lo conoció en ESAN. En marzo de 1997 asistió como invitado al Club Áncash para la fundación de Perú Posible. Dejó el partido en octubre de 2014, en medio de discrepancias internas atizadas por una frustrada candidatura a la Municipalidad de Lima, luego de que el propio Toledo optara por respaldar la reelección de Susana Villarán. "En el futuro voy a preferir pensar solo en el Alejandro Toledo que se enfrentó con valentía a la dictadura, sea cual sea el resultado del juicio en el cual está inmerso en estos momentos. No podemos negar que su aporte en la recuperación de la democracia fue fundamental. Que pague sus culpas, eso sin lugar a dudas, pero dentro de sus activos siempre estarán aquellas jornadas", dijo el actual congresista de Peruanos Por el Kambio (PPK). En los días de la resistencia civil contra Fujimori y su asesor, Vladimiro Montesinos, Toledo, junto a su equipo de campaña, ocupaba el segundo piso del desaparecido hotel Cesar's en Miraflores (donde hoy se levanta Casa Andina). Ahí se decidió que Perú Posible no participaría en la segunda vuelta presidencial del año 2000 por considerar que el proceso electoral resultaba un fraude. En ese ambiente también se organizó la Marcha de los Cuatro Suyos, que sacó a las calles a decenas de miles de personas. Si algo bueno tuvo Toledo, entonces, es que no claudicó, incluso cuando parecía que no había salida alguna a la crisis y que Fujimori y Montesinos se quedarían por cinco años más en el poder. Desbarranco "Lo mío son sentimientos encontrados. Lo admiraba en su coraje, en su obstinación por continuar con una lucha cuando yo mismo quería tirar la toalla", señaló el también legislador de PPK, Carlos Bruce. Bruce conoció a Toledo en el 2000, la vez que asistió a un almuerzo en su calidad de presidente de la Asociación de Exportadores (Adex). Bruce se convirtió en jefe de campaña de Toledo y desarollaron una relación cercana. La noche de la Marcha de los Cuatro Suyos ambos se escondieron en una habitación de un hotel –frente a la embajada de Estados Unidos– porque el régimen fujimorista ordenó sus capturas. Cuando el fundador de PP buscaba su retorno a la presidencia en las elecciones de 2011, Bruce volvió a ser el responsable de la campaña de PP. Fue a Bruce que Toledo le contó, a inicios de 2011, que tenía pensado comprarse una casa en Las Casuarinas porque había conseguido ahorrar el suficiente dinero –gracias a sus conferencias en instituciones y universidades– para darse ese gusto millonario. Bruce le respondió que si hacía eso se olvidara de ganar las elecciones porque, de inmediato, sus enemigos políticos lo tacharían de corrupto, más allá de que el dinero que justificara la transacción hubiese sido conseguido de manera legal. En aquella conversación estaba presente Eliane Karp. Según Bruce, en el momento en que exponía sus argumentos a Toledo sintió la mirada enojada de la profesora de Stanford posarse sobre él. Toledo hizo caso: detuvo la compra aunque, igual, perdió la contienda. Ni siquiera llegó a la segunda vuelta. Tiempo después, en setiembre de 2012, en una nota publicada en el portal Gato Encerrado, se anunciaba la próxima mudanza de la pareja. El dato fue comprobado en un reportaje del diario Correo, el germen de lo que se conoció luego como el caso Ecoteva. "Recuerdo que Toledo siempre nos reclamaba a los dirigentes porque no lo defendíamos (de Ecoteva). Nosotros, en una reunión, le exigimos saber la verdad. Nos dijo su versión, que fue después repetida por sus abogados. En ese momento imaginábamos que podía tener algunas debilidades, pero que no estaba involucrado en corrupción", señaló el ex congresista y ex ministro Daniel Mora. Mora, como Sheput y Bruce, participó de forma activa en las movilizaciones contra el fujimorismo. Más tarde se hizo militante de Perú Posible y fue designado jefe nacional de personeros. "Yo le di la noticia a Toledo de que era presidente, que con las mesas ya cerradas no había más que hacer", recordó. Mora, impulsor de la ley universitaria, renunció a PP por la ambigua posición de Toledo frente a la norma. En estos días ha recibido llamadas de antiguos militantes del partido que han llorado en el teléfono, consternados. El propio Mora transita entre el estupor y la decepción profunda. "Si me pregunta qué siento, le diré: mucha rabia, desencanto. No quisiera estar hablando de esto. Tuve muchas diferencias con él (Toledo). No me tenía mucha simpatía. Igual es algo doloroso", señaló. Toledo se contradijo siempre en sus explicaciones sobre el origen de los fondos para las adquisiciones inmobiliarias a nombre de su suegra, Eva Fernenbug. Las delaciones en el marco del escándalo Lava Jato parecen cerrar, ahora sí, el circuito del dinero. En su última aparición política, el que fuera indiscutible líder de una resistencia civil alentada por miles y miles de personas postuló en las elecciones de 2016. Con un respaldo apenas marginal, sus actividades de campaña apenas eran atendidas por los medios. Un desinterés que contrasta con la renovada atención que hoy genera.❧