Campo y mina. La mexicana Southern negocia con el saliente gobierno de Ollanta Humala su autorización de construcción para el proyecto minero Tía María, en Islay, a pesar del rechazo de los agricultores. Todo en medio de un claro conflicto de interés. Convoca.pe y La República recorrieron el valle del Tambo para comprobar los riesgos ambientales de este proyecto millonario marcado por protestas que dejaron siete muertos y 236 heridos en los últimos cinco años., Ghiovani Hinojosa Convoca.pe Por estos días en el distrito de Cocachacra, en Arequipa, se respira un miedo solapado. El Ejército ya se ha ido, el estado de emergencia ha acabado, las elecciones presidenciales del 10 de abril se avecinan, pero el temor persiste. A cualquier extraño, por más documentos que presente, lo tratan como a un trabajador encubierto de Southern Copper Corporation, la empresa mexicana que saca adelante el proyecto minero Tía María. La gente habla despacito y mirando arriba. En algunos postes del distrito han aparecido discretas cámaras de vigilancia. Están en zonas estratégicas: la entrada del pueblo, la comisaría, el hostal más conocido (el “Libertad”), el local de la junta de usuarios de riego, el mercado. ¿Quién las ha puesto?, preguntamos al alcalde de Cocachacra, Helar Valencia. “La verdad, hasta ahorita no sé”, responde. Los pobladores creen que la minera lo ve todo desde el cielo, como el Gran Hermano del valle de Tambo. PUEDES VER: Omar Quesada: "Las encuestadoras tienen una guerra con el Apra desde hace años" Tía María implica la extracción de unas 120.000 toneladas anuales de cobre a solo 2,5 kilómetros del río Tambo. Es un volumen equivalente a dos veces el peso del Titanic. Planean hacer dos tajos: La Tapada y Tía María. En ellos invertirán US$ 1.400 millones. Southern es la compañía con mayores reservas de cobre del mundo. Mientras las cámaras de vigilancia registran los movimientos de la población que se opone a Tía María, Southern avanza con sus trámites en el Ministerio de Energía y Minas, en medio de graves cuestionamientos sobre el manejo del agua y un claro conflicto de interés en los pasillos de este ministerio (ver recuadro). Convoca.pe comprobó que la compañía tramita un permiso para construir la planta de beneficio, donde procesará el cobre extraído de los tajos. El expediente se encuentra en la Dirección General de Minería en total reserva. El método que usarán para tratar el mineral será la lixiviación, es decir, la exposición del cobre a una solución de agua y ácido sulfúrico. Esto ha despertado el temor de los pobladores. “No estamos de acuerdo con Tía María. La parte de allá es (el cerro) La Tapada, en las faldas está el río Tambo. Cuando hagan el tajo van a contaminar nuestro río”, dice Angélica Ñaupa Machaca, de cuarenta años de edad, con los pies hundidos en sus cultivos de arroz. Angélica explica que el agua del río sirve para el riego y también para el consumo humano luego de ir a un reservorio. “El proyecto Tía María está muy cerca”, agrega. La zona en la que se planea abrir el tajo La Tapada está a 2,5 kilómetros del río Tambo. Al frente están los terrenos agrícolas. El río es el puente entre el cerro donde está el mineral y los campos de cultivo. Aquí unas 24 mil personas viven de la agricultura. Muchos son inmigrantes de las zonas más deprimidas de Puno y Cusco que han contribuido a que la agricultura y la pesca en Tambo muevan alrededor de S/. 272 millones anuales, según un informe de la ONG Cooperacción. La junta de usuarios de riego del valle, la organización civil más poderosa en Islay, tiene serios cuestionamientos sobre el manejo del agua y el potencial impacto del proyecto minero a la agricultura. Estas observaciones fueron presentadas al ministerio, pero esto no impidió que se aprobara el nuevo EIA de Tía María en marzo de 2015, como pudo comprobar Convoca.pe luego de acceder a los 35 tomos del expediente. Southern presentó el estudio asegurando que había subsanado las 138 observaciones planteadas por la Oficina de las Naciones Unidas para Servicios de Proyectos (UNOPS, por sus siglas en inglés), que revisó el documento por encargo del Minem en 2011 y que fue determinante para que el ministerio declarara inadmisible aquella versión del EIA. Pero la tregua duró solo un poco más de dos años. En noviembre de 2013 Southern presentó su segundo EIA y la junta de usuarios encargó su revisión al ingeniero metalurgista Hugo Rivera Zeballos, respetado ex catedrático de la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa (UNSA). En enero de 2014, Rivera planteó una serie de observaciones al estudio y las envió al Ministerio de Energía y Minas. La empresa contestó con un documento “lleno de comentarios que no respondían las inquietudes técnicas que mencioné”, señala Rivera. El ministerio le dio al ingeniero un plazo para dar su conformidad a la respuesta de Southern. Una comitiva de Cocachacra viajó a Lima, pero para rechazar el documento de la empresa. Sin embargo, “por un error de nuestro abogado no llegamos a presentar a tiempo el escrito, así que el proceso continuó y se aprobó el EIA”, cuenta Juan Guillén López, uno de los pobladores más respetados del valle. Fue alcalde de Cocachacra entre 1987 y 1995, y entre 2007 y 2010. El EIA de Tía María fue aprobado en solo nueve meses, un año menos que el anterior estudio. El río junto al tajo El ingeniero Rivera tiene serias dudas sobre Tía María y, sentado en la casa que tiene en Yarinacocha (Arequipa), nos habla primero del agua. “Las explosiones diarias que harán en el tajo La Tapada no solo afectarán la zona deseada, sino también los alrededores. Los primeros días la onda expansiva afectará medio metro más de lo deseado, luego diez metros más, después diez metros más, y así sucesivamente. Se formarán fisuras en el suelo por las que se filtrará el agua subterránea. En cierto momento el tajo será tan profundo que estará al nivel del río Tambo –esto ocurrirá a menos de un año de iniciadas las operaciones– y el agua del río se meterá al tajo. La empresa tendrá que poner un sistema de bombeo para sacar el agua del tajo. Nada de esto se menciona en el EIA”, explica. Rivera podría hablar bien de Southern, ya que él y otros ingenieros estudiaron gratis una maestría de metalurgia en la UNSA como parte de un convenio entre la minera y su universidad. Pero el ingeniero, autor de diversos artículos académicos sobre el procesamiento del cobre, prefiere ser fiel a lo que conoce. “Debajo de los dos tajos planeados (La Tapada y Tía María) hay agua subterránea. Con las explosiones será lo primero en desaparecer. Esa agua se escurrirá y se convertirá en agua superficial, aumentando aparentemente el caudal del río. Pero como el agua del Tambo entrará al tajo por las fisuras, el caudal bajará poco a poco. Por eso la población protesta”, añade. En efecto, según la Resolución Directoral 392-2014-MEM/DGAAM, que aprueba el EIA de Tía María, Southern encargó a la consultora Vector-Ausenco hacer un estudio hidrogeológico de la zona donde estarían los tajos. Y el examen arrojó que en el área donde estaría La Tapada hay aguas subterráneas entre los 39 y los 197 metros bajo tierra. En el caso del tajo Tía María, entre 91 y 251 metros de profundidad. La compañía aseguró, en una respuesta escueta al ministerio, que no hay conexión entre estos bolsones de agua y el río Tambo. Y la autoridad lo aceptó. La lluvia ácida Southern insiste en que construirá una planta desalinizadora de agua del mar para obtener los 235 litros por segundo que necesita para sus operaciones. Y es cierto. Lo que no ha publicitado la empresa es que, según su propio EIA, tomarán aguas del río Tambo para construir sus instalaciones como aparece en la página 10 de la resolución de aprobación. Southern necesitará 4.720 metros cúbicos de agua al día. Rivera advierte que se pueden formar nubes contaminantes sobre el valle de Tambo y generar lluvia ácida. “La mina ha anunciado que usará cinco millones de kilos de explosivos al día. Esos explosivos tienen nitrógeno. El nitrógeno, con el oxígeno del ambiente, forma óxido nitroso. El óxido nitroso deviene en óxido nítrico. El óxido nítrico, en contextos de humedad, forma ácido nítrico. Y el ácido nítrico puede caer en forma de lluvia ácida. Esa lluvia caería sobre el valle”, explica. En el yacimiento de La Tapada hay 425 millones 338 mil toneladas de cobre oxidado, y en Tía María, 225 millones 377 mil toneladas. Southern prevé procesar nada menos que 100 mil toneladas de mineral al día para llegar a producir cada año 120 mil toneladas de cátodos de cobre. Rivera considera que lo razonable en Tía María sería procesar máximo 50 mil toneladas al día, para no forzar las necesidades de agua y producir demasiadas partículas contaminantes. Southern no ha querido responder a estos cuestionamientos. “Hemos tomado la decisión de no realizar declaraciones a la prensa durante el proceso electoral para evitar cualquier riesgo de politización”, dijo Guillermo Vidalón, jefe de relaciones públicas de la compañía, en respuesta a nuestra solicitud de entrevista. Mientras, el trámite para echar andar Tía María avanza discretamente en los pasillos del ministerio. Y en Islay crece la incertidumbre. Visitas de ex trabajadores del Minem que hoy representan a Southern Desde que el 5 de noviembre de 2013 Southern presentara el EIA, sus representantes se reunieron más de 30 veces con funcionarios del Minem en momentos claves del proceso de aprobación del estudio. Uno de los encuentros fue el 3 de febrero de 2014, entre el presidente de Southern, AÓscar González Rocha; el secretario general de Southern y ex ministro del sector, Han Flury; con el entonces ministro Jorge Merino. A la semana siguiente, la Dirección General de Asuntos Ambientales Mineros del Minem (DGAAM) envió a la empresa las observaciones al EIA. Otro caso es el del ingeniero químico Gustavo Castelo Mamanchura, quien trabaja para Southern y fue evaluador de la DGAAM en abril de 2011 y en el primer trimestre de 2013. Desde 2014, Castelo ha visitado seis veces el ministerio como enviado de Southern. La última fue en enero de 2016, cuando se reunió con Elías Acevedo, de la misma DGAAM.