Esa institución nacional que es el reglaje y el chuponeo.,El reglaje y el chuponeo son delitos que producen sentimientos encontrados en la víctima: a nadie le gusta que se sepa de su intimidad, pero se alcanza un aroma de importancia misteriosa pues muchos asumen que es alguien cuya intimidad incluye asuntos tan importantes que otros pueden hasta pagar por saberlos. Quienes tienen pocos secretos por esconder estarán encantados de aparecer en esas listas VIP de chuponeados, mientras que aquellos cuya privacidad sea de algún modo ‘intensa’ sentirán más desagrado al enterarse de que han sido espiados. El ministro Jorge Nieto ha denunciado que está siendo reglado y, de alguna manera, apuntó al propio gobierno: “Hay remanentes del pasado en todos los ministerios del Perú, y esos restos de las mafias siguen medrando del presupuesto nacional”. Eso ocurrió en el contexto de la ‘denuncia’ a la secretaria general del Mindef, María Ferruzo, por usar un vehículo del ministerio para ir a una peluquería, un hecho, la verdad irrelevante para alguien que ocupa un puesto de confianza y que debe trabajar mucho más que las horas regulares, pero que suele ser efectista ante la audiencia y ese coliseo romano que es el parlamento peruano. Lo curioso es que, ante la denuncia de Nieto, el ministro Carlos Basombrío saltó como un resorte para decir que Interior no hace esas cosas, y el premier Fernando Zavala puso la puntería en agencias privadas. Más curioso aún es que el congresista fujimorista Carlos Tubino haya descartado esa posibilidad preguntándose quién iba a pagar tanto dinero por hacer eses trabajo, olvidando que entre los chuponeadores más recordados está ese grupo de marinos en retiro agrupados en la empresa Business Track que alcanzó triste celebridad con los ‘petroaudios’. El chuponeo existe y anda –como siempre– viento en popa en el Perú, aunque casi nunca se llegue a conocer al criminal, lo cual no impide especular con quién podría ser este. La hipótesis de que se chuponeen entre miembros del gabinete por los rumores de pugnas entre ellos es, la verdad, poco creíble. Siempre en el ámbito de la especulación, la respuesta más probable –cree esta columna– es que sean empresas privadas interesadas en la actividad profesional y personal del chuponeado las que contraten el servicio. No por gusto los ministros de Defensa suelen ser los más chuponeados, pues sus despachos manejan grandes recursos y siempre hay tiburones acechando para ver cómo lucrar con información privilegiada, incluyendo hasta el chantaje.