Buena parte de la semana pasada estuvo marcada por el debate sobre Chavín de Huantar. Lamentablemente, fue completamente politizado en el mal sentido de la palabra, primando el posicionamiento de corto plazo. Se ha pensado poco en los sucesos de hace veinte años y mucho en la maniobra para ganar en la cancha chica, aislando a unos y atrayendo a otros. Ante ello, quizá es mejor recomenzar preguntándose por el concepto de héroe.Para empezar, tenemos que muchos cumplen con su deber y pocos son héroes, quiénes son estos y cómo se diferencian de los primeros. Un punto clave es separar la vida cotidiana de los sucesos extraordinarios. El héroe no actúa en tiempos normales, lo suyo son grandes sucesos que marcan a su sociedad. En tiempos normales el héroe podría haber pasado casi inadvertido. Por ejemplo, si no hubiera habido guerra con Chile, cuál sería el recuerdo de Miguel Grau. Un marino eficiente que alguna vez fue diputado por Paita. Los tiempos claman por el héroe y lo generan. Esos momentos suelen ser las guerras, donde se define el destino de muchas generaciones. Los comandos cumplen con este elemento y, como obtuvieron la victoria, podrían representar cierto tipo de héroe: el vencedor. Pero, tanto entre los vencedores como entre los perdedores, los héroes salen del grupo de combatientes que ha dado la vida. Es decir, el héroe siempre ha muerto en procura de sus ideales. Los tiene y son su motivación, pero además ha caído en su afán de defenderlos. Cuál es la razón para que Francisco Bolognesi sea el héroe del ejército, por encima de Andrés Avelino Cáceres, si todos sabemos que el Brujo de los Andes realmente defendió al Perú hasta el final. La respuesta es simple, Bolognesi murió en Arica, mientras que Cáceres sobrevivió a Huamachuco. La misma idea se halla si uno se pregunta por Chile. Porqué el héroe es Prat y no Baquedano, si este último venció en Lima y definió la guerra a su favor, mientras que Prat perdió la vida en el primer combate naval en una acción bastante menor. ¡Morir!, esa es la clave del héroe. No hay héroe que sobrevive y luego sigue su carrera normal. Eso lo convierte en una persona común que simplemente cumplió su deber. Por ello, Baquedano y Cáceres tienen lindas plazas en Santiago y Lima, pero nada más, los héroes son Prat y Grau, ellos cayeron de pie. Aplicando este criterio, solamente Valer y Jiménez, el resto pertenecen a una categoría honorable de personas valientes y cumplidoras que luego se reintegran a los sucesos normales de su tiempo. Hay otro criterio clave: el héroe está en desventaja y se sobrepone para resistir con todo hasta el final. No hay héroe que tenga superioridad numérica. Volvamos a Bolognesi. En Arica los peruanos eran más o menos mil por cuatro mil chilenos. Además, la bahía estaba colmada por buques enemigos y a la hora de la verdad, Bolognesi hizo estallar las minas sabiendo que eso significaba el pase a cuchillo.No solamente se trata de dar la vida sino de pelearla en desventaja con fuerza e inteligencia. Lo mismo en el caso de Chile, los héroes de su ejército son los integrantes de la unidad que peleó en la Concepción, eran unos cien jóvenes que lucharon hasta el final contra las montoneras de Cáceres que los cercaron y acabaron con ellos. De esta manera, si se inquiere por la noción conceptual resulta que el héroe participa en situaciones extraordinarias, posee grandes ideales, da la vida por ellos y lucha en desventaja material. Ahora bien, sabiendo que los comandos eran alrededor de 140 y solo 14 los militantes del MRTA, me parece que no calzan con el último criterio del héroe. Cumplieron su deber y el Congreso debe expresarles gratitud y reconocimiento, pero es preferible guardar ciertas palabras para situaciones que lo ameriten.