Seguramente a muchos les habrá parecido bien que el premier Zavala anuncie en su exposición al Congreso que el nuevo gobierno dará a las universidades públicas, además de su presupuesto, 100 millones de soles según los resultados que estas demuestren. Escuchado así, puede sonar como un interés por la Universidad. Sin embargo, la realidad es muy diferente. En el año 2016 las 51 universidades públicas han tenido un presupuesto de aproximadamente 4,400 millones de soles. De ellos, 2,500 millones provenientes del Tesoro Público y 1,900 millones de recursos propios. Un presupuesto magro con el cual las universidades apenas funcionan y que se ha mantenido más o menos igual en los últimos años. Frente a esta situación decir que se van a poner “a concurso” 100 millones, algo más del 2% del presupuesto universitario, no es sino un chiste de mal gusto. Por lo demás, no sabemos si estos 100 millones se van a concursar entre las 51 universidades autorizadas, las 47 en funcionamiento, las 31 institucionalizadas o las 12 que prioriza la ley universitaria. Esto es un acto demagógico que no va a solucionar ningún problema sustantivo de la Universidad. Pero esta política no es sino continuación de otra que se inauguró con el programa Beca 18. Al igual que los comentados 100 millones tiene “buen lejos”, pero se muestra perverso apenas uno se acerca a los detalles. Beca 18 y otros similares, supuestamente diseñados para que jóvenes de escasos recursos accedan a una educación superior de calidad, han contado el 2016 con un presupuesto de 927 millones de soles. Sin embargo, ¿para qué un programa de becas cuyo objetivo es el mismo de las universidades públicas que son gratuitas y entre las que, además, se cuentan las de mayor calidad en el país? ¿Para qué destinar un presupuesto que llega al 21% del total del presupuesto de las universidades públicas y al 37% de lo que da el Tesoro Público para una actividad paralela y dirigida por el Poder Ejecutivo? Además, este programa dedica más del 90% de su presupuesto a financiar estudiantes que van a universidades privadas, la mayoría privadas con fines de lucro. Es decir, es un programa encubierto de financiamiento estatal de la universidad privada, en especial de las privadas empresa que poco tienen que hacer con la educación superior de calidad. Su existencia constituye un despojo a la universidad pública de lo que ha debido ser el aumento sostenido de su presupuesto, en especial en bienestar universitario e investigación. El Presidente Kuczynski, como hijo de profesor sanmarquino, debería prestar atención a estas graves contradicciones, atendiendo seriamente el presupuesto universitario público y dejando de engordar el bolsillo de las universidades privadas.