La marcha de mañana será expresión de un impulso de indignación y hartazgo del que virtualmente todos participamos. Las organizadoras han logrado que los compromisos de movilización crucen las líneas partidarias o ideológicas, y el desplazamiento promete ser un enorme mensaje a los maltratadores de mujeres. El fenómeno contra el cual se marcha es complejo, con raíces hundidas en la psicología, la cultura, los usos y costumbres. Las situaciones que desembocan en criminalidad son cada vez más frecuentes, pero en el fondo son la punta de un iceberg hecho de variadas formas de discriminación cotidiana, dentro y fuera del hogar. Es evidente que esto tiene que ver con valores convertidos en reflejos, y que transmiten el hogar, la educación, los espectáculos de entretenimiento, la conversación de las personas. En verdad el virus discriminador de mujeres flota en casi todas las formas de comunicación de nuestra sociedad. El Perú no es una excepción, y ejemplos horripilantes hay en muchos países. Pero quizás el rasgo particular entre nosotros es la hipocresía de todo el asunto, la manera en que busca mantenerse en el secreto de los hogares, y en la verdad a medias de que los casos que salen a la luz son excepciones. El Estado ha hecho esfuerzos a lo largo del tiempo, con medidas como crear comisarías especializadas en atentados contra mujeres, o una legislación cada vez más severa. Las dos cosas han servido para revelar la impunidad, llamémosla cultura, de que viene gozando este tipo de delito desde tiempos remotos. Un factor nuevo es la mucha mayor visibilidad del problema. La impunidad ha llevado al desborde de estos delitos, y una distinta actitud ciudadana de las mujeres ha multiplicado las denuncias, ante las autoridades y los medios. Por el lado de esta marcha, llamémosla una visibilidad militante, esta parte de todo avance en esta cuestión. Otro factor nuevo es que hoy hay más redes cívicas, estudiosas y activistas, dedicadas a la causa femenina. Promover estas redes es una tarea del Estado y del sector privado para los tiempos que vienen, como parte de la lucha por la seguridad ciudadana. Una primera forma de hacerlo es por cierto acudir a la marcha de mañana.