Un cálculo de la Asociación Civil Transparencia sobre parlamentarios electos inscritos en partidos probablemente cuenta una parte de la historia del próximo Congreso. Solo son 38 de 130. Hay 15% en Fuerza Popular, 17% en Peruanos por el Kambio, y 20% en el Frente Amplio. Los demás son gente sin compromiso formal con el partido que los llevó al hemiciclo. Si a lo anterior añadimos el efecto psicológico que puede tener el voto preferencial como definición de una propiedad privada de los votos, la idea de bancada corre serio riesgo de ser solo un buen deseo. En verdad si en el Congreso que termina en julio no ha habido más dispersión y cambalache, no ha sido por lealtades, sino por falta de iniciativa. En este momento los electos aparecen muy bien alineados con los membretes partidarios. Es un efecto de la novedad. Las autoridades aún no han sido elegidas, y las comisiones todavía no han sido designadas. Pero con el día a día del trabajo legislativo, que puede ser tedioso y cansador, la idea de la autonomía se va a ir abriendo camino, por todas partes. La bancada más afectada por este fenómeno será la de los 73 de FP. De un lado están las fuertes discrepancias en la cúpula. De otro las agendas vinculadas al terruño. Muchos de los parlamentarios de FP son producto de alianzas electorales de primera vuelta, y por lo tanto negociadores de recursos que no siempre podrán ser entregados, aun si Keiko Fujimori ganara. Pero las otras dos bancadas grandes también van a sufrir fuerzas gravitacionales. El partido de PPK no parece el tipo de organización capaz de mantener unida una bancada propia desde el Ejecutivo. Sobre todo porque Pedro Pablo Kuczynski en el poder tendría que prestarle más atención a los 73 de FP que a su grupo de congresistas, un puñado en comparación. Alguien podrá decir que estamos sobreestimando el poder cohesivo de la afiliación. Puede ser. Pero el poder disociador de la ausencia de afiliación es claro, y hay ejemplos suficientes. Un Congreso llegado de listas aluvionales no nos parece una estructura muy resistente. La historia de Gana Perú en el poder es un ejemplo para todos los casos.