Encuestadora ‘trucha’ que le hace daño a la democracia., No debe haber duda de que ‘el Apra nunca muere’ y de que, con Alan García o sin él, volverá a ser un actor político relevante, pero su ‘encuestadora’ Idice sí pulverizó la poca credibilidad que tenía. No solo los resultados demolieron a esta ‘encuestadora’ que toda la campaña cacareó que Alan García iba segundo, algo que se desmintió en los hechos y que fue explicado por su gerente, Víctor Díaz, por un complot de los medios y del resto de encuestadoras. “Yo sigo creyendo que Alan García tuvo posibilidades de pasar a la segunda vuelta hasta en los últimos diez días de las elecciones”, escribió ayer Gonzales en Expreso. Un diario que, dicho sea de paso, le debe una explicación a sus lectores por haber divulgado los números de esta encuestadora bamba y haberle servido como ‘La Tribuna’ para que Díaz insultara, sin control, a quienes, como este columnista, hacían observaciones a la farsa de Idice-Alan (que es lo que seguramente volverá a ocurrir como respuesta a esta columna). En ese mismo diario, Díaz publicó hace tres semanas una carta a Alan García en la que reveló su aprismo furibundo: “Yo, desde mi pequeña trinchera, seguiré, como aprista y soldado de mi familia, defendiendo con la verdad y solo con la verdad a usted y a mi partido”. Y apenas el viernes previo a la elección, el gerente de ‘Idice-Alan’ proclamó: “Alan ya ganó. Hoy Alan está en el corazón de millones de peruanos, hoy Alan está en segunda vuelta”. Hoy ya no queda quien defienda esta farsa. El congresista Mauricio Mulder reconoció el viernes en el blog de Semana Económica que “bueno, obviamente nosotros tampoco creíamos en las encuestas de Idice; ya las conocíamos”. Pero eso fue lo que, durante toda la campaña, dijeron desde García –quien insultaba al resto de encuestadoras– hasta el último militante aprista, pasando por Lourdes Flores. Hoy es obvio que esta encuestadora solo era parte de la guerra sucia que caracterizó la estrategia aprista, junto con equipos de demolición en redes. Diseñada por personas que les gusta presentarse como intelectuales, fue una plataforma de campaña lamentable, basada en el lanzamiento de estiércol, lo cual impidió que Alan García se concentrara en transmitir mensajes positivos que produjeran ilusión en el elector. Toda la gran estafa montada sobre la base de Idice-Alan desprestigia, lamentablemente, además de al Apra, a las encuestadoras, a los medios, a los partidos y a la política.