Enredos de una elección con muchos problemas., Será un gran desafío sacar adelante el siguiente lustro luego del gran enredo que, inexorablemente, dejará la elección 2016, pero eso es lo que habrá que hacer de todas manerasm en el país. El problema puede verse desde distintas perspectivas, incluyendo los que creen que la autoridad electoral no estuvo a la altura del desafío, y los que concluyen que el JNE terminó siendo víctima de las circunstancias por un Congreso irresponsable que permitió una elección con plazos que inducían al caos. Eso es lo que han señalado las misiones de observadores de la OEA y de la UE que están en Lima en estos días: la posibilidad de realizar tachas a candidatos estando tan avanzada la elección termina transmitiendo inseguridad a los votantes. Este sistema acaba, en efecto, produciendo la sensación en la ciudadanía de que el resultado final de la elección no es el que debió ser porque se terminó eliminando de la competencia –por razones justas o injustas, cada quien tendrá su conclusión– a candidatos que, como César Acuña pero, principalmente, Julio Guzmán, tenían una intención de voto importante al momento en que fueron finalmente excluidos por la autoridad electoral. El daño ocasionado al proceso por este hecho ha sido muy bien evaluado recientemente por Martín Tanaka en su columna aquí en La República: “Si Guzmán queda fuera, ¿cuán mellada queda la legitimidad de la elección? Mucho, lamentablemente, aunque no tanto, a mi juicio, como para considerarla inválida o fraudulenta”. En concordancia con dicha opinión, esta columna ha opinado que esta decisión del JNE tiene el fundamento de apegarse estrictamente a la ley, pero es muy equivocada. Al final, sin embargo, al margen del punto de vista que cada quien tenga, no queda otra alternativa que acatar las decisiones de la autoridad electoral. Pero el problema se agrava cuando aparecen situaciones parecidas con otros candidatos, especialmente con quien va punteando la carrera. Mirko Lauer resumió bien el dilema esta semana también aquí en este diario: “El JNE está en una encrucijada horrible. Si no retira a Keiko Fujimori por repartir dádivas, el jurado quedará por siempre sospechoso de favoritismo, y cosas peores. Si la retira terminará de afectar la verosimilitud de este proceso electoral”. Lo que contrarrestará este grave problema es que la competencia va a presenciar ahora una lucha muy intensa entre Keiko Fujimori, Pedro Pablo Kuczynski, Alfredo Barnechea y Verónika Mendoza. Así vamos en esta elección que, al margen de quién gane, va a dejar varios nudos por desanudar en el próximo lustro.