El debate anticorrupción 2016 de la Contraloría. , El reclamo de los candidatos que aún vuelan bajo en las encuestas por no haber sido invitados al foro anticorrupción para exponer sus planteamientos es justificado, pero ello no impide reconocer la dificultad que enfrentan instituciones como la Contraloría para organizar un debate entre más de veinte candidatos. Desde hace seis años, la Contraloría General de la República organiza una Conferencia Anticorrupción con la participación de expertos nacionales y extranjeros para reflexionar sobre el combate a esta lacra, y como la de este año coincide con la elección, invitaron a los candidatos para que expongan sus planteamientos. El ‘pequeño gran’ problema es que, como también hizo la CADE reciente, solo se invitó a los cinco candidatos con mayor intención de voto en las encuestas: Keiko Fujimori, Pedro Pablo Kuczynski, César Acuña, Alan García y Alejandro Toledo. Esto dejó fuera de la conferencia a Julio Guzmán, Daniel Urresti, Verónika Mendoza, Alfredo Barnechea, Renzo Reggiardo, Ántero Flores-Aráoz, Ricardo Belmont, Fernando Olivera, Yehude Simon, Miguel Hilario, Nano Guerra García, Francisco Diez Canseco, Vladimir Cerrón y hasta Gregorio Santos, quien difícilmente habría conseguido el permiso de salida del penal para exponer sus ideas sobre corrupción, asunto en el que algo conoce porque está en prisión, precisamente, por ese motivo. La reacción de algunos candidatos ha sido previsible. Guzmán dijo que “es como si citaran a los evasores de impuestos para enseñar a combatir la evasión tributaria”, mientras que Urresti ironizó sobre las denuncias de corrupción contra García, Fujimori, PPK, Acuña y Toledo. Por un lado, es interesante que varios candidatos reclamen la oportunidad de exponer sobre anticorrupción porque esta lacra es uno de los principales problemas del país. Pero, por el otro, es evidente que es imposible organizar un evento que merezca el nombre de ‘debate’ –es decir, contienda, lucha, combate de ideas– entre veinte personas. Eso puede ser miniexposiciones pero, debate, de ninguna manera. Para realmente debatir se requiere un número apropiado: idealmente dos, hasta tres o cuatro quizá, pero ya más de cinco, se vuelve un cita anodina y aburrida. La Contraloría hizo bien en invitar a un número reducido pero, en la circunstancia actual, debiera abrir el espectro e invitar a todos los candidatos, aun a costa de sacrificar la calidad del debate. El problema de fondo es la creencia de muchas personas de que cualquiera puede ser candidato, lo cual resulta en un exceso de postulantes que es una expresión más de la debilidad de los partidos y del sistema político peruano. Veinte aspirantes a la presidencia y 2,600 al Congreso es como un poquito demasiado.