El presidente Humala durante la elección 2016., El presidente del Jurado Electoral Especial Lima Centro 1 deberá resolver si el presidente Ollanta Humala cometió una falta electoral, a partir del informe 074-2015 preparado de oficio que sugiere “una posible vulneración al principio de neutralidad” durante el período electoral. El informe precisa que el presidente Humala no violó el principio de neutralidad al llamar “delincuente de marca mayor” a Alberto Fujimori porque este no es un afiliado a Fuerza Popular, pero que sí lo trasgredió al decir que los candidatos que se presentaron en el CADE exhibieron un “populismo empresarial”. El presidente Humala ha redoblado en estos días sus comentarios públicos sobre política, la campaña y sus protagonistas, siguiendo un patrón consistente en promover las políticas públicas desarrolladas en su gobierno; hablar –en general, mal– de los candidatos a reemplazarlo; y lanzarles advertencias para que no descontinúen los programas sociales iniciados en su administración. La pregunta de fondo es cuánto puede involucrarse un presidente en una campaña electoral cuyo fin es buscarle un reemplazo en el marco de un proceso que sea limpio, transparente y que cumpla la ley. Algo que no debe permitirse es el abuso de los beneficios de estar en el gobierno para influir en el proceso electoral, incluyendo el uso de publicidad estatal, recursos logísticos, o los servicios de inteligencia. Pero ello nunca debe recortar el derecho del presidente, como todo ciudadano, a la libertad de opinar, elogiando o criticando sobre candidaturas, algo cuya efectividad en el elector dependerá de la capacidad de influencia real que este tenga. La de Humala hoy es baja: Lo más probable es que el Partido Nacionalista termine tan mal como los dos gobiernos previos al culminar su mandato: Perú Posible quedó con dos congresistas y el Apra con cuatro. Ello no impide reconocer, sin embargo, que al final de sus gobiernos puede crecer la aprobación de los presidentes, tal como ocurrió con Alan García y Alejandro Toledo, pero ello necesita que se callen la boca en público sobre los candidatos y la campaña, algo que no está haciendo Ollanta Humala, al meterse con todo en el debate electoral. La opinión de un presidente ‘pato rengo’ como lo es hoy Humala tiene poca capacidad de influencia en la elección. Por ello, tiene razón Alan García cuando dice que “el señor Humala, hable o calle, ya no interfiere de ninguna manera”. Casi como cuando él mismo ofrecía a los empresarios, refiriéndose a Humala, que “en el Perú, el presidente tiene un poder, no puede hacer presidente al que él quisiera, pero sí puede evitar que sea presidente quien él no quiere”, una promesa en la que obviamente fracasó.