La escritora española contó sobre su acercamiento a la lectura y a la escritura, y a la lucha de las mujeres de su país por sus derechos.,Cuando Almudena Grandes era “una niña gorda”, según confiesa, su abuelo le regaló La odisea para niños por su primera comunión en vez del tutú que ella había pedido. Su vida cambió por completo, acababa de descubrir la literatura de la mano de Ulises. A partir de ese día cada libro que lee, desde los nueve años, lo hace “en primera persona en plural” porque le da la sensación de que están contando su vida mientras lee. Desde niña fue una ávida lectora, pero se convirtió en escritora cuando iba a casa de su abuelo junto a su padre. A ella y a su hermano los sentaban frente a una mesa a dibujar. Pero como en la vida nada es casual, la niña no sabía hacerlo, entonces una tía le dijo que se pusiera “a escribir si no le gusta dibujar”. Almudena desde aquella vez no ha dejado de hacerlo. Aunque considera que leer le es más gratificante que escribir. Menciona que puede vivir sin escribir porque ocuparía su tiempo haciendo otras cosas, pero no sin leer porque entre los libros es más feliz que viviendo. Para la escritora española, el acto de escribir le servía de niña contra lo que le daba miedo, y también para ajustar cuentas con la realidad. El momento decisivo en su vida llegó con su primera novela, Las edades de Lulú, cuando la fama vino de pronto y tuvo que decidir entre ser famosa o ser escritora. Ahora es una de las escritoras más prolijas de su generación. Para Almudena, la literatura ha sido terapéutica y su salvadora durante todos estos años. Sin ella “enfrentar la realidad habría sido imposible”. Un día mientras estaba en la calle junto a su hija se dio cuenta de que hasta ese momento todo lo que había escrito era sobre un solo tema, los conflictos de identidades en las mujeres de su generación. Entonces durante un año dejó de escribir. De pronto encontró nuevos temas, ahora relacionados a España y su proceso ideológico. La escritora considera que “todo se encuentra revestido por una ideología”, pero lo que más le interesa es hablar de “la política de pueblo, de las cosas que le ocurren a la gente corriente”. Lo que vivió España y lo que vive el Perú es similar con respecto a la lucha femenina. Grandes cuenta que “las españolas tuvieron que recorrer en un camino lo que las europeas hicieron en dos porque no tenían modelos a seguir”. Todo lo que les habían enseñado en la escuela no servía para afrontar el mundo, por lo que tuvieron que crear uno nuevo con igualdad de derechos. En el Perú sucede lo mismo, tanto la mujer peruana como la española vienen “luchando para cambiar los estereotipos de género”. En ese sentido, la escritora deseó “suerte a las mujeres que participan en esta lucha”.❧ OBRAS Las edades de Lulú. Tusquets editores. 1989. Novela erótica en la que Lulú, la protagonista, es una joven de 15 años que siente atracción por Pablo, un profesor universitario. La pareja vive en un mundo de experimentación hasta que Lulú, ahora de treinta años, decide buscar nuevas experiencias. Inés y la alegría. Tusquets editores. 2010. Cuenta la historia de la invasión de Arán, en octubre de 1944, por guerrilleros que buscan la libertad de España. Una novela sobre mujeres y hombres que lucharon en la guerra civil y que regresan a una España indiferente a su modesta epopeya. Modelos de Mujer. Tusquets editores. 1999. La gorda y la fea, ambas no pueden usar su cuerpo como moneda de cambio por lo que se ven obligadas a sobrevivir al mundo real. La guapa, por el contrario, consigue todo a través de sus encantos. Modelos de mujer que configuran una tipología social. El corazón helado. Tusquets editores. 2007. Durante el entierro de su padre, Álvaro Carrión divisa a una extraña mujer a la que nunca había visto. Ambos personajes se sienten atraídos desde el primer momento, es por ello que luchan contra un pasado compartido.