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Espectáculos

Lucho Quequezana: “Las crisis pasan, lo que queda es nuestra identidad”

El multiinstrumentista recuerda la ceremonia de los Panamericanos. “Podemos volver a reencontrarnos. Los dos extremos han apelado a la intolerancia”.

larepublica.pe
“Las crisis pasan, lo que queda es nuestra identidad” Foto: difusión | Foto: difusión

A casi cuatro años de los Juegos Panamericanos, Lucho Quequezana retoma los shows en vivo con un espectáculo con el que espera que los peruanos tengan un punto de encuentro para “vernos como iguales”, nos comenta por teléfono. El concierto será en el Peruano Japonés este 16 y hablará también del proceso de composición de sus canciones. “La primera fecha se tuvo que cancelar y es todo tan difícil, pero no podemos parar y menos ahora”.

— En el 2020 preparaste tu primer concierto por streaming. Ahora preparas una presentación en medio de otra crisis. ¿Qué se espera de los espectadores en tiempos así?

— Creo que tanto por la pandemia como la crisis política que, digamos, no ha parado, siento que no solo los espectadores están agotados, todos lo estamos. La pandemia por una cuestión de supervivencia sacó nuestro lado más individualista. Sobre ese individualismo vino esta crisis política y aparecen estos dos extremos. Ambos lados empiezan al mismo tiempo a jalar para su lado, sin la más mínima racionalidad. Todo es irracional. Y nosotros al medio.

¿Estamos asfixiados?

— Sí, asfixiados en el centro de ambos. Lo más triste es que estos dos polos, cuando sienten que todavía no estamos asfixiados, empiezan a jalar más. Eso es lamentable. Eso es agotador, devastador a nivel emocional, hay muertos y eso no se justifica, el tema pasó más allá de lo político. Uno empieza a buscar la luz al final del túnel y no la ves. Pero sí hay otras puertas para verla, una de ellas es el arte.

En ese sentido, ¿cómo debemos ver el arte?

— Hay mucha gente que piensa que la música solo es para celebrar y divertirse, pero la música es mucho más que eso. Debemos ver la música con una mirada más amplia: borra cualquier color, raza, religión y posición política. 

— Claro, el show de los Panamericanos fue tema tendencia y se celebraba la diversidad cultural.

— Pienso que estábamos en nuestro mejor momento de identidad. De hecho, el día de la inauguración era como que todos nos celebrábamos. El de la costa estaba completamente orgulloso de ver una escena de la sierra o las personas que vivían en la sierra estaban orgullosos cuando veían una escena de la selva ¿no? Yo creo que podemos volver a reencontrarnos, es necesario y para eso están las artes.

— ¿Te has preguntado qué pasó con esa unidad?

— Sí, es la intolerancia. Esa intolerancia ha crecido en la pandemia, por la lucha por la comida, la lucha por las vacunas...

— Pedían cerrar distritos...

— No quería recordarlo (sonríe). Pero sí, empezó a sacar las partes más feas del ser humano. Y en las crisis políticas, estos dos extremos empiezan a apelar a justamente eso, a esa intolerancia para estar frente al otro como si fuera el enemigo. Eso nos ha hecho mucho daño. Pero en los Panamericanos creo que encontramos el consenso que ahora nos falta. Ese punto lo podemos volver a alcanzar. Las crisis pasan, lo que queda es lo que tenemos como identidad.

— ¿A eso también responde tu proyecto Hanan?

— Lo venía conceptualizando desde hace 10 años. ¡imagínate! Es un proyecto con mi esposa, Claudia Heineck, que es educadora y ha trabajado con niños. Era importante crear un espacio de exploración musical, en el sentido de que, en esta primera etapa, nuestro objetivo no es formar músicos profesionales sino que puedan acceder a la música y descubrir el bienestar que les da. Más que músicos, queremos que se desarrollen seres humanos. Cuando tú haces música, no solamente tienes que manejar bien tu instrumento sino que tienes que saber cuándo esperar tu turno, hay tantas cosas que se pueden trasladar a la sociedad.