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Espectáculos

Miguel Mateos: “Mi época más contemplativa es la actual”

Concierto. Regresa a Lima como parte de una gira por sus 40 años en la música. “El reguetón suena casi siempre monocorde. La respuesta del rock sigue siendo: tocar música en vivo”, dice.

larepublica.pe
Miguel Mateos

Telonero de Queen en 1981 con la banda Zas, Miguel Mateos ha vuelto a las presentaciones en vivo con una gira que se inició en marzo en el teatro Colón con un concierto sinfónico. “Me encuentro muy bien, satisfecho y afortunado también por haber llegado a este punto”, dice el compositor y voz de ‘Tira para arriba’. Hablamos unos minutos por Zoom con el argentino que resume su carrera de 40 años y 18 álbumes como pinturas de cada momento. “Paradójicamente, yo llegué a México (1986) cuando Argentina salió campeón mundial, mira qué casualidad”, nos dice desde Monterrey, después de cumplir un tour en Estados Unidos. “Vengo muy contento. Por lo menos por esa idea tan alegórica de una Latinoamérica unida. Las canciones son lo que en definitiva nos une”. Su gira la cierra en Perú (el viernes en Campo de Marte). “Cada vez que voy a Lima es una alegría por distintas razones, por la gente, por la onda, la gastronomía. Soy como un fan y siempre la paso muy bien”.

— La llamada ‘movida del rock en tu idioma’ empezó, precisamente, en México. Pero también había coincidencias entre lo que pasaba en Sudamérica: dictaduras, crisis...

Sí, y parece mentira, pero hay como metáforas, inclusive, de las canciones que para bien o para mal siguen vigentes. Bueno, yo he dado registro de las distintas épocas que pasamos con cada canción. He tenido mis épocas... como la pintura y la época azul de Picasso (sonríe), yo tuve mi época más negra, la de la dictadura, mi época más brillante fue la de hablar de la democracia, mi época más contemplativa, que son las más actuales que hablan… hablo para adentro ahora. He pasado por los distintos sentimientos, por las distintas experiencias. Y creo haber dado registro de cada una de ellas.

— Tocaste en Perú en los 80. ¿Cómo recuerdas la escena rockera?

Recuerdo remotamente haber arribado por primera vez a Lima y todavía mis discos no habían llegado (sonríe), llegaron en casetes clandestinos que sonaban pésimo, que era más ruido que otra cosa, pero debajo de ese ruido había una canción. Yo decía: ¡cómo pueden escuchar! Pero realmente fue una maravilla todo eso, hay un gran recuerdo aún ahora con toda la era digital, todos esos momentos en los que la música era al principio reprimida porque cantaba acerca de la libertad, acerca de valores. Esos valores que aún siguen defendiendo o teniendo esa bandera contra una música...(como) el reguetón que suena casi monocorde y con letras misóginas que para mí son realmente pueriles, sin contenido alguno. A veces son ocho bailarines y un DJ con todo grabado. La respuesta del rock, justamente, sigue siendo: tocar música en vivo. Tener una banda con tres guitarras, bajo, batería, teclados, vientos; es decir, todos tocando en vivo.

— Y por eso en 2019 cantabas ‘El asesino del rocanrol’. ¿Se puede cometer un ‘crimen’ con la música?

(Risas) No es una acusación penal, pero es una idea mía que me sirve para decir: un momentito, no solo existe el reguetón, también existe el rock. Para un tipo como yo, que físicamente y poéticamente siempre ha defendido la libertad, no puedo prohibir un género, pero bueno, si lo haces, hazlo decentemente, tocando en vivo, con una letra con cierto contenido que defienda ciertos valores. Pero si la haces por la misma vulgaridad, ahí voy a estar en contra. Lo mío era una metáfora porque todo el mundo me decía: ‘¡El rock ha muerto!’. Yo digo basta, no murió nada, y si murió, no me di cuenta.