Piero Ghezzi Solís. Exministro de la Producción. Doctor en Economía por la Universidad de California en Berkeley.,Los retos de la economía peruana para lograr tasas de crecimiento superiores al 5% pasan por ser más productiva y ofrecer productos más competitivos en los mercados internacionales. El exministro Piero Ghezzi considera que, para lograrlo, la clave está en el desarrollo de políticas específicas para cada sector. ¿Por dónde pasa una gran reforma de la competitividad? En principio, desconfío de las grandes reformas. Creo que más importante que una gran reforma, es hacer mejoras continuas que sumadas pueden ser más importantes que una gran reforma. Nuestra mejora de productividad no va a pasar por lanzar un Plan Nacional de Competitividad y Productividad, sino por implementar mejoras productivas, sector por sector, segmento por segmento, de una manera colaborativa entre el sector público y el sector privado que permita identificar problemas y removerlos, y ajustar cuando hay errores y problemas, en lugar de un gran plan que generalmente se queda en un pdf y no termina siendo implementado o implementable. PUEDES VER Sunat implementa servicio aduanero para agilizar despacho de importaciones ¿Cuál es la visión productiva que debería tener el país? ¿La industrialización o la explotación de los recursos naturales? Lo que ha ocurrido en el mundo en términos de cambios de modelos productivos hacen un poco anticuada esa diferenciación. Lo importante es si la economía está utilizando métodos modernos de producción versus métodos anticuados de producción. Con los modelos productivos modernos, la diferencia entre sectores ya no es importante. En otras palabras, un fundo agrícola moderno de la costa peruana, en términos de modos de producción, se parece mucho más a una fábrica, que a un minifundio de la sierra que hace agricultura de subsistencia. Eso tiene implicancias en la capacidad de sofisticar el aparato productivo.Cuando uno hace una actividad con poca productividad -repetitiva, que se ha venido haciendo por cientos de años con las mismas técnicas- uno no va mejorando sus capacidades productivas. Sin embargo, la utilización de métodos productivos modernos - con ciencia y tecnología- permite mejoras continuas y permanentes. Eso significa una sofisticación que puede ir ayudando al resto de la economía. La síntesis es, por un lado, tenemos que aceptar que tenemos nuestras ventajas comparativas en los recursos naturales, pero también es nuestra mayor oportunidad de hacer el salto tecnológico y de productividad que necesitamos. Le estamos pidiendo muy poco a nuestros recursos naturales, en términos de ser ejes o plataformas para generar capacidades tecnológicas o productivas en biotecnología, en inteligencia artificial. Pensar solo en la industria como el camino único al desarrollo es no cambiar. Uno tiene que ser capaz de entender que el mundo cambió y que pensar en los recursos naturales como sinónimo de ocaso no es correcto. Es decir, no solo se trata de extraer recursos naturales sino de aplicar la tecnología para darle un valor agregado… Hay que entender cuál es el valor agregado. Primero se debe pensar en toda la cadena productiva. Por ejemplo, desarrollo de maquinaria que permita ayudar a los sectores de recursos naturales, sectores de servicios, todo el tema de investigación y desarrollo, todo el tema de capacidades logísticas. (Se trata de) Pensar no solo en una empresa o un sector, sino todo el cluster de la cadena de valor. La unidad de análisis pasa de ser, solo la parte agrícola, y pasa a ser todo el cluster de toda la cadena de valor incluyendo innovación y desarrollo, generación de insumos, biotecnología, todos los servicios, la maquinaria y todos los servicios logísticos para la poscosecha. Es toda una cadena de valor que permite generar capacidades, que luego pueden ser utilizadas en otros sectores. Es una idea más rica, más amplia del valor agregado. Si el mundo nos pide arándanos frescos, no tiene ningún sentido pensar que estamos dándole valor agregado generando jugo o mermelada de arándanos. Ese no es el valor agregado. El mundo pide arándanos frescos y lo sofisticado es poner el arándano en la mesa del consumidor de Shangai, Amsterdam o Nueva York de la manera más rápida y el producto más fresco posible. Tecnológicamente, eso significa mucha mayor sofisticación que enlatarlo y mandarlo en un barco por meses. No hay ninguna sofisticación tecnológica de mandar un enlatado versus poner un producto fresco rápidamente para que pueda ser consumido. No puedes ir contra la demanda mundial, que es el producto fresco. El valor agregado ahí no está en congelar o enlatar, sino más bien en poner el producto fresco en la mesa del consumidor final. En algunos casos, como en el caso forestal, claramente se requiere la industrialización, pero la industrialización de los recursos naturales no siempre es lo óptimo. Lo ideal es hacerlo en las situaciones en que realmente aumentas la productividad. Poniéndolo de otra manera, en el caso de los arándanos tu le quitas valor agregado si lo industrializas. El máximo valor se obtiene con el producto fresco, no con la mermelada. Eso lo haces con la merma, que no tiene los estándares de calidad para ser vendido fresco. Entonces el reto es articular a las Mypes a estas grandes cadenas de producción para que puedan ser más productivas Exactamente: llegar a los estándares de calidad. El problema del desarrollo es un problema de coordinación. Las empresas tienen que coordinar entre sí, con sus compradores, con sus proveedores. El Estado también tiene que coordinar entre sí, las distintas entidades del Estado tienen que alinearse para proveer los bienes públicos necesarios para hacer normas y reglamentaciones que sean consistentes la una con la otra. Tienen que coordinar de una manera transparente. El mundo ha cambiado con los modelos productivos modernos, estándares de calidad y de certificaciones internacionales que te piden los compradores en los mercados más demandantes, y hay que coordinar mucho. Eso requiere una coordinación entre el Estado y el sector privado. La visión estructuralista cometió el error, en todo caso no es correcta hoy, de privilegiar solo la industria manufacturera. La visión más ortodoxa ha cometido el error de pensar que solo se requieren políticas horizontales y transversales del Estado y que básicamente un Estado minimalista que garantice derechos de propiedad y haga simplificación administrativa es suficiente. Se requiere un Estado que provea bienes públicos de manera sectorial, que converse, que tenga una relación colaborativa con el sector privado, y que apoye y ayude a las empresas Mypes. Si esperamos que el mercado solito haga esas transiciones, nunca va a pasar. El Perú nunca ha resuelto sus problemas de informalidad a pesar de 25 años de crecimiento económico. El atraso y la inequidad continúan. Es importante sofisticarnos, dejar estas soluciones de esquina, minimalistas y pensar que hay una gran y ardua tarea que hacer en esta colaboración público privada. No es automática, requiere trabajo. En el caso de la minería, se han hecho hallazgos importantes de litio. ¿Qué significaría sofisticarnos? La minería es la columna vertebral del sector productivo del país y tenemos que usarla de la mejor manera posible. Creo que tiene mucho más que dar. Tendríamos que atraer centros de innovación y desarrollo privados de clase mundial para que hagan investigación sobre tecnologías mineras que nos permitan generar capacidad de sofisticación que nos pueda llevar a caminos que uno nunca sabe. Creo que, de manera creciente, deberíamos importar menos tecnología y generar más tecnología. Eso pasa en todos los sectores, incluido en la minería. Yo no entiendo el desarrollo del Perú si no ponemos en valor la minería, tanto de manera directa como indirecta. Es una gran oportunidad. Otro camino que es importante y creo que tampoco lo estamos haciendo es encontrar una manera en que la minería ayude a sus zonas de influencia, que se de la diversificación productiva en sectores cercanos a la minería. En vez de solo construir escuelas, es empezar a generar desarrollos productivos en ganadería, acuicultura, forestal, en las zonas mineras de tal manera que se pueda reducir la dependencia y darle más sostenibilidad social a la gente con otras actividades productivas. El Ejecutivo le extendió el régimen tributario agroexportador al sector acuícola ¿Alcanza solo con la parte tributaria para lograr el desarrollo en este sector? Claramente no. Va ayudar, definitivamente, pero recordemos que el sector acuícola tuvo incentivos tributarios hasta diciembre del 2013. Lo que se requiere es un combo de políticas públicas, en el cual la exoneración definitivamente ayudará, para ayudar a resolver estos problemas de coordinación que menciono. PUEDES VER Perú: Reportan más de 11 mil operaciones sospechosas de lavados de activos a setiembre del 2018 Y para ello está la Mesa Ejecutiva, que aún sigue funcionando... Está funcionando muy bien. Es una de las pocas cosas que han sobrevivido. Por ejemplo, el producto que tiene mayor potencial es el de los langostinos, pero todavía exportamos una fracción del total de langostinos que se exportan en Ecuador. Tenemos tecnología de punta, que ha pasado de una acuicultura de 15 o 18 langostinos por metro cúbico a cerca de 300. La tecnología acuícola moderna, en el sector de langostinos, requiere mucha electricidad. El único departamento del Perú que tiene capacidades climatológicas para competir con Ecuador es Tumbes, pero Tumbes no tiene suficiente energía. Entonces, el cuello de botella para el sector acuícola en el Perú no pasa por algo que haga el Ministerio de la Producción, sino por la provisión de energía. Ese tipo de problemas existen en todos los sectores: El ministerio a cargo del sector no tiene las competencias para proveer los bienes públicos necesarios para que al sector le vaya bien. Las Mesas Ejecutivas justamente cumplen el rol de coordinación entre sector público y sector privado, pero también dentro del sector público, para que las entidades públicas estén alineadas. Es la forma moderna de hacer políticas públicas. Es importante pensar en esta complementariedad público privada que a veces no se entiende, y entender que solo el sector privado sin el sector público no podría ir muy lejos porque hay cosas que solo el sector público puede hacer y debe hacer, pero no pueden ser reemplazados por el sector privado. Más que sustitutos, deben ser complementos. ¿Qué otras medidas necesita el sector acuícola a corto plazo? Sanipes, por ejemplo, tiene que ser fortalecido porque se ha debilitado mucho en el último año y medio, ni siquiera tiene jefe. Si un Sanipes fuerte, el sector acuícola va a tener limitaciones, porque es quien permite garantías en términos sanitarios de cara al consumidor final. Si una concha de abanico entra contaminada al mercado europeo, eso hace que te cierren todo el mercado independientemente si fuiste un productor que cumplió o no con las normas. Ese tipo de problemas tiene que evitar Sanipes. En su momento, Sanipes ha permitido que se abriera el mercado de langostinos congelados a la China, que es el mayor consumidor de langostinos en el mundo. Esta semana ha entrado el primer cargamento de langostinos peruanos a la China. Eso lo hizo y lo dirigió Sanipes. Ese tipo de cosas solo las puede hacer el sector público. Es importante entender que se requieren varias patas en la mesa de cada sector. Son maneras concretas de elevar la productividad de la economía. ¿El éxito de la agroexportación se debe a una política transversal o políticas sectoriales? Se debe a buenas políticas sectoriales, en términos de proyectos de irrigación, Senasa, claramente la ley de promoción agraria, que han tenido un impacto importante en la productividad del sector que claramente ha tenido ventajas comparativas. Perú siempre ha tenido sol y tierra, y nunca había exportado. Se gatilló con política pública. La agroexportación es el mejor ejemplo de la necesidad de políticas sectoriales. Algunos tienden a tratar de verla como consecuencia del régimen laboral y de TLC’s, y eso no es correcto. Los TLC han tenido un impacto bastante modesto comparado con el rol del Senasa. Si no hubiera habido el proyecto de irrigación Chavimochic, el corazón del ‘boom’ agroexportador, que es La Libertad, no tendría agua. Es el mejor ejemplo de diversificación productiva que hemos tenido en los últimos 15 o 20 años. Paradójicamente, muchos que han sido defensores de la política agraria eran contrarios a la diversificación productiva, cuando en realidad es lo mismo. ¿Atribuirle el éxito del sector agroexportador a la ley de la promoción termina siendo injusto respecto de las políticas sectoriales desarrolladas? Claramente. Si no hubiera habido Senasa, no hubiera sido posible. Ha sido crucial el componente laboral por las características del modelo agroexportador, pero también tiene muchas tareas pendientes. Sin embargo también tiene temas pendientes. No estamos desarrollando suficiente tecnología local. No hemos aprendido bien a cómo integrar al pequeño productor. No hay 50 sectores en el Perú como la agroexportación o la minería. Tenemos que sacarles el jugo para permitir la sofisticación de todo el aparato productivo para permitir la inclusión de las pequeñas empresas. El MEF ha publicado sus ejes de competitividad. Se ha anunciado también un Plan Nacional de Competitividad. ¿Son instrumentos válidos? Los ejes que están en el documento del MEF son características genéricas de un país. Me recuerda a una frase de Dani Rodrik: “Esto equivale a decir que para ser como Suecia hay que parecerse a Suecia”. No es implementable, es casi tautológico. Estoy seguro que el ministro Oliva va hacer lo correcto y va a llevar esto a algo más concreto e implementable. Alguno de los puntos que he mencionado deberían ser incorporados en este tipo de visión de productividad que tiene el país. Más que documentos, se necesitan políticas claras. Se trata de instrumentos, herramientas sector por sector con un énfasis importante en los temas de innovación, ciencia y tecnología que nos permitan estar preparados para las siguientes revoluciones tecnológicas, con esta granularidad que requieres para ayudar a que las Mypes puedan dar un salto a la formalidad.