Sí, este es el final. Pero solo uno de los finales que Elton John, el intérprete de Rocket Man, ha planificado para la vorágine interminable que ha sido su carrera. El 22 de noviembre del próximo año, en Los Ángeles, en el famoso estadio de Los Dodgers, Elton John cerrará su concierto con dos temas: Your Song y Goodbye Yellow Brick Road. Será su despedida de los grandes escenarios en los Estados Unidos. Luego se tomará un respiro y viajará en 2023 a Nueva Zelandia y Australia para dar otros recitales con los que dirá adiós al arena rock, ese formato creado por productores avariciosos que hacen viajar a sus estrellas durante años o meses.
En verdad, esta es la segunda parte de un adiós que se interrumpió en marzo del año pasado, debido al coronavirus. En 2018, el cantante inglés e hincha del Watford de la Premier League, anunció su gira de despedida, el Farewell Yellow Brick Road: Final Tour. El periplo se inició en septiembre de ese año y se prolongó hasta marzo del 2020, cuando el músico volvió a Reino Unido para hacer cuarentena. Esta semana, a través de un pequeño video, anunció lo que muchos esperaban, las nuevas fechas de su último tour.
Frankfurt, en Alemania, será la primera ciudad que visitará. Allí llegará el 27 de mayo del próximo año, luego pasará por Francia, Italia, Dinamarca, Holanda y Reino Unido. En julio cruzará el charco e iniciará un largo recorrido por los Estados Unidos. Todo terminará en Oceanía. Y luego Elton volverá a ser Reginald Kenneth Dwight, el nombre con el que fue bautizado.
El gran plan
Quién haya llegado al epílogo de Yo, Elton John (2019), el libro en que el intérprete de 74 años trata de resumir su trayectoria, sabe que este desenlace no es apresurado.
Ese libro lo puso todo en blanco y negro. Fue el texto en el que hablaba con honestidad de su superada adicción al alcohol y a las drogas; de su matrimonio y sus problemas con el canadiense David Furnish; de sus hijos Zachary y Elijah; y del combate que debió dar antes de pensar en el retiro.
Poco antes de empezar la gira Farewell Yellow Brick Road, Elton fue diagnosticado con cáncer a la próstata. No se desesperó, decidió someterse a una cirugía para acabar con el mal. Y aunque la operación fue un éxito, las secuelas de la misma lo pusieron al borde de la muerte unos meses más tarde.
En su libro, el cantante presume de haber llevado la vida de un joven de 22 hasta los 70 años, con un promedio de 130 conciertos anuales, y una búsqueda frenética por tocar en escenarios desconocidos. Y luego concluye que esa misma vida maratónica podía matarlo. “Seguir fingiendo que tenía 22 era lo que haría que me muriera, algo que no habían logrado ni el alcohol ni la drogas ni el cáncer”, dice el intérprete en un pasaje de su libro.
No es lo único que aborda en su autobiografía. También están momentos inolvidables de su carrera, como su amistad con George Michael, John Lennon y Freddie Mercury, quien afirmaba que le recordaba a la reina madre. Hay episodios divertidos, como su baile con la reina Isabel, con quien terminó haciendo los pasos de Elvis Presley en el cumpleaños número 21 del príncipe Andrew. Y está la depresión y sus coqueteos con el suicidio cuando estaba en lo más alto de su carrera.
¿Qué hará Elton John lejos de los grandes escenarios? Primero, concentrarse en sus hijos. Luego, según anuncia en su biografía, reforzará los esfuerzos de su fundación contra el Sida, sobre todo en el África, y tratará de conversar con los líderes de Uganda, Kenia y Nigeria para que se proteja a su población LGBTQ. No dejará de componer y de asociarse con músicos más jóvenes. Pero la vida de viajes y excesos habrá concluido para él.