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Domingo

Parte de Guerra: La guerra es también ideológica

La opción de paz negociada, abierta con la llegada del comisionado regio Manuel Abreu, se dilata. Refulgen las Cortes de Cádiz, pero los militares escépticos aceitan sus armas. El triunfo liberal en España, con sus marchas y contramarchas, trastoca la relación de España con las colonias y forja el pensamiento político de intelectuales peruanos que se van sumando a la causa de la independencia.

larepublica.pe
DERECHO NATURAL Y DE GENTES. El sacerdote Toribio Rodríguez de Mendoza, rector del Real Convictorio de San Carlos, José Faustino Sánchez Carrión y José de la Riva Agüero pronto darían que hablar en la naciente República.

Escribe: César Salas Guerrero*

Cuenta Mariano Felipe Paz Soldán, en la primera parte de su Historia del Perú Independiente (1868), que el deseo de libertad en la América hispana se hace más pronunciado luego de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América (1776), la misma que cuenta con la complacencia española, por su animadversión a los ingleses.

(*) Estudiante de la maestría en historia de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, es miembro del Grupo Bicentenario del Instituto Riva-Agüero y autor de Toribio Rodríguez de Mendoza. El educador ilustrado (Fondo Editorial del Congreso del Perú e Instituto Riva-Agüero, 2018).

Lo cierto es que, antes de que empezaran a esparcirse las ideas revolucionarias, hay entre nuestros “letrados” –nombre con el que se alude a los que habían sido formados en las carreras de Teología y Derecho–, un grupo de criollos que abraza las ideas reformistas que, desde la Corte, viene impulsando el rey Carlos III (1759-1788), a tono con el movimiento europeo conocido como la Ilustración. Ese “grupo ilustrado” tiene una participación destacada en la publicación del Mercurio Peruano (1791-1795), aunque para entonces el impulso reformador ha perdido fuerza.

La crisis política en la península ibérica, que lleva a la abdicación del rey Carlos IV en 1808 y a la guerra de la independencia española frente al invasor napoleónico (1808-1814), instaura en nuestras tierras una corriente fidelista, que se declara defensora de los derechos de la Corona. En el Perú ese fidelismo es promovido con éxito por la mano firme del virrey José Fernando de Abascal (1806-1816). Sin embargo, la convocatoria a las Cortes de Cádiz y el empuje que comienza a tener el reformismo liberal llevan a la aparición de posiciones más críticas, y no pasa mucho tiempo para que un segmento de los sectores reformistas criollos avance hacia posiciones abiertamente separatistas. Así, podemos ver que el debate más relevante en los momentos previos a la proclamación de la independencia es, en primer lugar, si el Perú ha madurado lo suficiente como para gobernarse con autonomía de la metrópoli, y, en segundo lugar, si esa autonomía debe llevar a la independencia.

En el debate ideológico de la época destaca la figura del maestro chachapoyano Toribio Rodríguez de Mendoza (1750-1825), quien entre 1786 y 1817 es rector del Real Convictorio de San Carlos, la principal institución educativa de la capital del virreinato. En San Carlos, Rodríguez de Mendoza impulsa la enseñanza del Derecho Natural y de Gentes, que es usado para reclamar la preferencia que deben tener los nacidos en esta tierra para ocupar cargos públicos reservados a los peninsulares. Rodríguez de Mendoza también representa el tránsito del reformismo ilustrado al patriotismo independentista, producto de su decepción por la cambiante política de la metrópoli, que pasa del liberalismo de las Cortes de Cádiz al regreso del absolutismo de la mano del rey Fernando VII, en 1814.

La restauración absolutista representa un punto de quiebre para muchos indecisos, como lo ejemplifica la Manifestación histórica y política de la revolución de la América (1818) de José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete, conocida como “las 28 causas”, que circula de manera clandestina en el territorio peruano. Así, el restablecimiento de la Constitución de Cádiz el año 1820 no tiene mayor trascendencia, ya que coincide con la llegada de la Expedición Libertadora, bajo el mando del general José de San Martín, que fuerza a los patriotas a definirse por la opción rupturista.

Estando ya firmada, proclamada y jurada la independencia del Perú, el debate ideológico se traslada entonces a la forma de gobierno del naciente Estado. San Martín y su principal colaborador Bernardo de Monteagudo se inclinan por una monarquía, por considerarla más apropiada a la realidad del país. Sin embargo, los partidarios de la república, encabezados por Manuel Pérez de Tudela, Francisco Javier Luna Pizarro y José Faustino Sánchez Carrión, logran imponer su propuesta, que queda plasmada en la Constitución de 1823.

(*) Estudiante de la maestría en historia de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, es miembro del Grupo Bicentenario del Instituto Riva-Agüero y autor de Toribio Rodríguez de Mendoza. El educador ilustrado (Fondo Editorial del Congreso del Perú e Instituto Riva-Agüero, 2018).

Cronología de la independencia del Perú 1821

7 de abr. Victoria bolivariana de Bomboná.

21 de abr. Llega al Perú el comisionado español Manuel Abreu. Segunda campaña de Álvarez de Arenales a la sierra.

►4-18 de may. Los negociadores del general San Martín y del virrey La Serna se reúnen en Punchauca. Se negocia un armisticio vigente hasta el 4 de junio. San Martín propuso el establecimiento de una monarquía con un príncipe español, previo reconocimiento de la independencia del Perú. No hubo acuerdo.

20 de may. Combate de Mirave en Puno. Victoria de Miller. Arenales ocupa Jauja.

23 de may. Se firma un armisticio entre realistas y patriotas. Arenales ocupa Tarma.

24 de may. El general Antonio José de Sucre vence al jefe realista Aymerich en Pichincha.

1 de jun. Batalla de Higos Urco, cerca de Chachapoyas.

2 de jun. Entrevista de San Martín con La Serna en Punchauca.

-Fuente: M. Guerra, coord., Cronología de la independencia del Perú, 2016.