Cuando parecía que Inter de Milán y AC Milan estaban decididos a apostar por la construcción de sendos nuevos estadios, aparentemente han dado marcha atrás cuatro años sacando del olvido un viejo y controvertido proyecto relacionado con San Siro, el emblemático estadio que comparten actualmente.
El culebrón no es precisamente nuevo pero no deja de sorprender por sus giros de guion, con los dos clubes lombardos como protagonistas pero también con los políticos locales en papeles destacados.
La pasada semana, Inter y AC Milan fueron recibidos en Roma por el ministro de Cultura italiano, Alessandro Giuli, y por su homólogo responsable de Deportes, Andrea Abodi, para presentar su última idea.
Fue una sorpresa porque en los últimos meses las dos entidades privilegiaban la construcción de nuevos estadios en terrenos situados en la parte opuesta de la ciudad respecto a San Siro (en Donato Milanese en el caso del AC Milan, en Rozzano y Assago en el del Inter).
Ahora se ha puesto sobre la mesa la idea de un nuevo recinto que los dos clubes seguirían compartiendo y que estaría situado al lado del viejo estadio actual, el Giuseppe Meazza, una 'catedral' de hormigón con capacidad para 80.000 personas y que es conocido popularmente por el nombre de San Siro, el barrio en el que se encuentra.
Ese nuevo proyecto contempla la construcción de un estadio para 60.000 personas, un aparcamiento y un parque, todo ello situado junto al actual estadio, que según el plan sería "recalificado" y parcialmente demolido para dar pie a nuevas instalaciones deportivas y zonas verdes.
"Todas las partes concernidas han mostrado su satisfacción", celebró al término de esa reunión el alcalde de Milán, Giuseppe Sala.
El regidor municipal de la capital económica italiana es una pieza clave en esta operación. San Siro, en proceso de ser designado monumento protegido, lo que impediría su demolición, pertenece a la ciudad de Milán, igual que los terrenos que Inter y AC Milan, muy discretos sobre los detalles de su proyecto, querrían adquirir a su lado por unos 200 millones de euros (215 millones de dólares).
Fuentes del consejo municipal de Milán indicaron a la AFP que una votación favorable a la cesión de estos terrenos no está precisamente cerca, mientras el alcalde sigue empeñado en un proyecto de modernización del actual San Siro, una posibilidad rechazada el pasado mes por ambos clubes y que genera también rechazo en el arco político de la ciudad.
El nuevo proyecto de Inter y AC Milan retoma en gran medida uno que se abandonó en 2023, después de tres años de estudios, consultas y trámites, debido a la oposición de los vecinos de la zona y otros problemas administrativos.
Los hinchas de los dos clubes se preocupan también por ese 'nuevo San Siro': su capacidad sería 15.000 plazas inferior a la actual y se aumentaría el número de palcos privados -muy lucrativos- para llegar a 9.000 plazas o incluso a 13.500 en el caso de algunos partidos.
"Para nosotros, el nuevo estadio tendrá que tener una capacidad de al menos 70.000 plazas (...) manteniendo sin cambios el número de plazas que no sean para la llamada élite, la que pueda pagar mil euros por una entrada", resumió Giuseppe Munafo, el presidente de uno de los principales grupos de aficionados del AC Milan (AIMC), ya muy descontento con su club por el aumento del precio de las entradas.
Este lunes, el presidente del AC Milan, Paolo Scaroni, añadió un poco más de confusión al afirmar que su club realmente sigue teniendo como pista prioritaria la construcción de un nuevo estadio en San Donato.
"El proyecto de San Donato sigue en el centro de nuestra estrategia, es un asunto muy importante para nosotros", declaró en la asamblea general de accionistas de su club.
El asunto presenta por lo tanto muchas incógnitas pero hay algo seguro: cualquier eventual obra de renovación tendrá que esperar al menos hasta febrero de 2026 porque San Siro será el escenario de la ceremonia de apertura de los próximos Juegos Olímpicos de Invierno.
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