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Cultural

Los años de Velasco, colección sobre la historia del Perú

El Instituto de Estudios Peruanos (IEP) lanzó una nueva colección de libros, Historias Mínimas Republicanas. Rolando Rojas Rojas, autor de Los años de Velasco, analiza la actual situación política.

Rolando Rojas Rojas, investigador principal del Instituto de Estudios Peruanos y autor de 'Los años de Velasco'. Video: LR+

En La Entrevista, Paola Ugaz conversó con Rolando Rojas Rojas, investigador principal del Instituto de Estudios Peruanos y autor de ‘Los años de Velasco’, libro que a pocas semanas de su lanzamiento está agotado en todas las librerías a nivel nacional.

Se han cumplido 200 años de independencia, ¿qué promesas se hicieron a los peruanos al romper con la corona española?

Es una promesa de corte liberal, en tres partes. En primer lugar, la promesa de prosperidad. Rotos los vínculos con España la plata se iba a quedar en Perú, Latinoamérica y nos iba a hacer florecer. Luego está la promesa de la educación porque había sido privilegio de un grupo muy pequeñito y el Estado se propone difundirla. En tercer lugar, la promesa de la democracia.

Se supone que estos tres componentes generaban lazos nacionales. Las relaciones mercantiles vinculaban a los individuos, el ejercicio de derecho creaba lazos políticos y la educación lazos culturales. La promesa fue de construirnos como una nación integrada.

¿Qué no funcionó?

La promesa liberal no funcionó porque hubo sectores conservadores que se opusieron. Teníamos elecciones, Congreso, presidente, pero al mismo tiempo teníamos una población importante, sobre todo en la costa, de esclavos. Obviamente, había una contradicción. Para acabar con la esclavitud y la gran propiedad fue complicado, más difícil de lo que imaginaron los hombres de la independencia.

¿Por qué el voto de los analfabetos se da casi después de un siglo de la independencia del Perú?

Ocurre otra paradoja en la segunda mitad del siglo 19. Nosotros tenemos un gran crecimiento económico gracias al guano y esos ingresos hacen que se modernice el Estado, Lima, se reinvierta en asciendas, pero al mismo tiempo genera una élite muy poderosa. El problema es que van a asumir posiciones muy conservadoras y van a hacer una reforma electoral en el 95. Antes de eso, los indígenas podían votar, claro las elecciones no eran muy recurrentes.

En el 95, esas élites le arrebatan el poder a los militares, restringen el voto y crean un régimen que Basadre llamó la “república aristocrática”, que es un régimen de un partido hegemónico. Era la voz, representaba a los grandes propietarios, los banqueros, empresarios.

¿Cómo narrarán los historiadores estos últimos cinco años? ¿Qué explica tanta fragilidad en el Perú?

Sospecho que estamos en un momento de transición, no sé hacia qué, pero el ascenso de Castillo al gobierno significa un quiebre en la historia política del Perú por lo que él representa. Con todas sus luces, sus oscuridades, Castillo llega como un representante del mundo popular que viene reclamando una serie de cambios y encarna una serie de aspiraciones de las provincias.

Sospecho que él marca un fin de ciclo, pero todavía no sabemos porque no tiene las fortalezas para conducirnos hacia algo concreto. No sabe consolidar hacia algo concreto. Lo podemos comparar con la época de Fujimori, guardando las distancias, o con la de Velasco. Momentos de crisis donde aparece un personaje nuevo.

Su libro Los años de Velasco se ha agotado ¿por qué cree que ha tenido tanto éxito?

Estamos en una situación crítica en la que la sociedad, los ciudadanos buscan alternativas a un modelo de crecimiento que nos ha traído ciertos beneficios, pero no ha solucionado los problemas sustanciales en el Perú y, mucho menos, ha generado procesos de integración nacional.

A veces uno mira al pasado para pensar el futuro. Entonces, no creo que Velasco nos interpela porque tiene sus problemas, se trata de un gobierno autoritario, pero en la memoria del país él ha quedado asociado con algunas de las reformas que han democratizado el Perú.