“The Texas chainsaw massacre” mostró la carnicería del aterrador Leatherface. Su angustiosa atmósfera, inquietantes planos y estremecedora sensación de realismo sumaron para convertirla en un clásico del cine de terror.
Para la creación del film, el director indagó en la vida y en los crímenes de Ed Gein, el asesino en serie que aterrorizó a Estados Unidos en los años 50. Mató a dos personas, aunque lo más espantoso fue cómo profanaba sus cadáveres: fabricaba objetos con partes humanas y exhibía sus cabezas como trofeos.
En el documental “A-Z of horror”, Hooper reveló que sus familiares (vecinos del homicida) le contaron cómo la Policía había detenido al sujeto en 1957: “Yo no sabía quién era ni las cosas horribles que había hecho, pero lo que narraron quedó en mi memoria mientras crecía”.
En la búsqueda de la desaparecida Bernice Worden, la Policía halló su cuerpo en el rancho de Gein como si se tratara de un ritual. Descubrieron que sus órganos los había colocado en el refrigerador y muchos más cadáveres que adornaban la macabra casa.
Las autoridades estaban sorprendidas y querían una confesión. Tras 12 horas de silencio, Ed Gein aceptó haber matado a Bernice Worden y Mary Hogan. Asimismo, contó que hizo unas 40 visitas al cementerio de Plainfield para robar los cuerpos que uso para sus monstruosas creaciones.
Los investigadores insistieron que el homicida habría practicado canibalismo y necrofilia, pero él negó ambas acusaciones.
Luego de inspeccionar toda la vivienda, los objetos fueron fotografiados y destruidos.
Gein fue diagnosticado con esquizofrenia, por lo que no estaba en condiciones de asistir a un juicio. La demora por una resolución provocó la protestas de los habitantes de la localidad.
Al final, el Juzgado decidió mandarlo a un centro de salud mental hasta el día de su muerte, el 26 de julio de 1984.