Un equipo internacional de científicos, liderado por Scott Evans, paleontólogo de la Universidad Estatal de Florida, ha logrado un descubrimiento sorprendente en el fondo del mar en el sur de Australia. Investigadores de la Universidad de California en Riverside y la Universidad de Adelaida hallaron un fósil marino de 555 millones de años en el Parque Nacional Nilpena Ediacara. Los restos permitieron conocer información crucial sobre la evolución de los primeros animales en la Tierra, con detalles sobre cómo las criaturas que habitaban los océanos comenzaron a desarrollar características más avanzadas.
El fósil, hallado en el fondo marino y en una región rica en restos del período Ediacárico, representa uno de los primeros animales capaces de moverse por su cuenta. Esta etapa es fundamental en la historia porque marca la transición de organismos simples a formas de vida más complejas. Los científicos destacan que el descubrimiento revela nuevas pistas sobre la evolución animal y los ecosistemas que existieron en los océanos en esa época remota.
Los fósiles de la criatura fueron extraídos tras excavaciones en el sedimento al fondo del mar. Foto: Evans et al.
El fósil descubierto pertenece a un organismo denominado Quaestio simpsonorum, según se indica en el estudio publicado en la revista científica Evolution and Development. Con un tamaño similar al de la palma de una mano, el animal es especialmente interesante por ser uno de los primeros en mostrar una asimetría clara entre sus lados izquierdo y derecho. Esta particularidad es considerada un avance clave en la evolución de los organismos complejos.
La forma de Quaestio recuerda a un signo de interrogación invertido, lo que destaca aún más la diferencia entre los lados de su cuerpo. Este rasgo lo distingue de otros fósiles de la misma época, en los que predominaban formas más simples y simétricas. Los científicos creen que este animal se desplazaba por el fondo marino, alimentándose de algas y bacterias microscópicas que formaban una estera orgánica en el lecho del océano. Además de sus restos, los investigadores encontraron fósiles de huellas que indican que Quaestio tenía la capacidad de moverse, un rasgo que no era común en otros organismos de su tiempo.
El animal ha sido comparado con una aspiradora "Roomba". Foto: Walker Weyland
Quaestio simpsonorum es una pieza clave en la reconstrucción de los primeros pasos de la vida animal en la Tierra. Los fósiles provienen del período Ediacárico, que precedió a la explosión cámbrica, cuando se diversificaron la mayoría de los grupos animales actuales. La asimetría corporal que presenta es un hito evolutivo, ya que permitió a los organismos desarrollar una mayor complejidad en su estructura.
La evolución de la asimetría en los animales representa un cambio importante, ya que sentó las bases para la especialización de órganos y funciones en organismos más avanzados. Los científicos sugieren que los mismos genes que regulan la asimetría en los animales modernos, como los humanos, ya estaban presentes en Quaestio, lo que indica una continuidad en los mecanismos genéticos que han permitido la evolución de la vida compleja en los océanos.
El descubrimiento de Quaestio simpsonorum tiene un impacto significativo en el estudio de la evolución animal. Además de aportar información sobre cómo los organismos primitivos desarrollaron estructuras corporales complejas, proporciona una mejor comprensión de los ecosistemas marinos que existían hace más de 500 millones de años.
El Parque Nacional Nilpena Ediacara, donde se realizó el hallazgo, es un lugar que ha sido excavado durante décadas, revelando numerosos fósiles de animales primitivos. Sin embargo, el reciente hallazgo destaca por ser único en su tipo, debido a las características particulares de este animal.
“Somos el único planeta que conocemos con vida, por lo que, cuando buscamos vida en otros planetas, podemos retroceder en el tiempo en la Tierra para ver cómo evolucionó la vida en este planeta. Estudiar la historia de la vida a través de fósiles nos dice cómo evolucionan los animales y qué procesos causan su extinción, ya sea el cambio climático o la falta de oxígeno”, destacó Mary Droser, paleontóloga de la Universidad de California en Riverside y coautora del estudio, para un comunicado de la Universidad de Florida.