Un estudio llevado a cabo por Qing-Bin Lu, científico de la Universidad de Waterloo, en Ontario (Canadá), ha identificado un agujero permanente en la capa de ozono sobre toda la zona tropical del planeta, que abarca parte de América Latina, África, Asia y Oceanía.
Esta investigación ha tomado por sorpresa a la comunidad científica, ya que, según sus resultados, este agujero de ozono existe desde la década de 1980.
Asimismo, tiene serias implicaciones para la vida en estos continentes, ya que la capa de ozono (entre 15 a 40 km sobre la superficie), es la responsable de bloquear la mayor parte de los rayos ultravioleta (UV) del Sol, potencialmente dañinos.
Se denomina agujero de ozono al área de la capa donde se ha perdido una cantidad de ozono (O³) superior al 25% en comparación con la atmósfera inalterada. Este fenómeno solo se había observado en los polos.
“Los trópicos constituyen la mitad de la superficie del planeta y en ellos vive aproximadamente la mitad de la población mundial —explica Lu—. La existencia del agujero de ozono tropical puede causar una gran preocupación mundial”, resume el autor, que publica sus resultados en la revista AIP Advances, del Instituto Americano de Física.
Líneas que delimitan los trópicos de la Tierra. Foto: Springer
Según el estudio de Lu, el agujero que ha detectado es siete veces mayor que el que aparece cada año en la Antártida. Además, tiene una ‘profundidad’ similar: una pérdida del 80% del ozono en la zona central del agujero.
Los informes preliminares muestran que los niveles de agotamiento del ozono sobre las regiones ecuatoriales ya están poniendo en peligro a grandes poblaciones y que la radiación UV asociada que llega a estas regiones es mucho mayor de lo esperado, informa el documento.
“El agotamiento de la capa de ozono puede provocar un aumento de la radiación ultravioleta a nivel del suelo, lo que puede aumentar el riesgo de cáncer de piel y de cataratas en los seres humanos, así como debilitar el sistema inmunitario humano, disminuir la productividad agrícola y afectar negativamente a los organismos acuáticos y ecosistemas sensibles”, recuerda Lu.
A mediados de la década de 1970, las investigaciones atmosféricas sugirieron que la capa de ozono, que absorbe la mayor parte de la radiación ultravioleta del Sol, podría estar agotada a causa de los productos químicos industriales, principalmente los clorofluorocarbonos (CFC).
El descubrimiento en 1985 del agujero de la capa de ozono en la Antártida confirmó el agotamiento de la sustancia causado por los CFC. Aunque la prohibición de estos productos químicos ha contribuido a frenar el agotamiento de la capa de ozono, las pruebas sugieren que este persiste.
Lu afirma que este nuevo hallazgo puede resultar crucial para comprender mejor el cambio climático global.
Agujero de ozono estacional en la Antártida. Imagen: NASA
El estudio se basa en investigaciones anteriores sobre el mecanismo de agotamiento de aquella sustancia iniciado por la CRE, que él y sus colegas propusieron originalmente hace unas dos décadas.
“El presente descubrimiento exige nuevos estudios minuciosos sobre el agotamiento del ozono, el cambio de la radiación UV, el aumento del riesgo de cáncer y otros efectos negativos sobre la salud y los ecosistemas en las regiones tropicales”, sugiere Lu.
La observación del agujero de la capa de ozono por parte de Lu ha desconcertado a los científicos atmosféricos, ya que no fue predicha por los modelos fotoquímicos convencionales.
Según el comunicado de prensa del AIP, los datos del estudio concuerdan con el modelo de reacción de electrones impulsado por rayos cósmicos (CRE), e “indican firmemente el funcionamiento de un mecanismo físico idéntico para los agujeros de ozono antártico y tropical”.
Sin embargo, expertos como Paul Young, autor principal de la Evaluación científica del agotamiento del ozono, no cree que este sea un agujero, sino una variación importante en los niveles de este gas.
Por su parte, Martyn Chipperfield, profesor de Química Atmosférica de la Universidad de Leeds, escribió: “La afirmación en esta investigación de cambios de ozono tan grandes en los trópicos no ha sido evidente en otros estudios, lo que me hace sospechar mucho”.
Con información del AIP y Europa Press.