Al no tener dientes, muchas ranas no matan a sus presas cuando las engullen. Los fluidos de su sistema digestivo hacen ese trabajo, otorgándole a la víctima una muerte lenta y poco digna. Sin embargo, un equipo de científicos de la Universidad de Kobe (Japón) ha documentado por primera vez el caso de un animal que evita este destino.
Su estudio, publicado en Current Biology, muestra cómo el escarabajo acuático Regimbartia attenuata puede escapar con vida del cuerpo de la rana Pelophylax nigromaculatus.
El profesor Sugiura Shinji, quien lideró la investigación, comprobó en el laboratorio que todos los escarabajos fueron tragados fácilmente por las ranas. No obstante, el 93,3% de ellos se liberaron, lo que les tomó un tiempo que fue de las 0,1 a las 3,5 horas.
De acuerdo con el experto, sus observaciones indican que los escarabajos se mueven hacia la cloaca del anfibio (en mamíferos, esta cavidad cumpliría las funciones del ano y la uretra y el aparato reproductor). Pero este viaje no es nada fácil, ya que el cuerpo del insecto mide entre 3,8 a 5 milímetros, mientras que el tracto digestivo de las ranas tiene una longitud de 22,5 a 74,2 milímetros. Por si esto fuera poco, tienen que inducir la apertura de la cloaca para poder salir.
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El investigador japonés ha observado este comportamiento escapista del R. attenuata en otras cuatro especies de rana, pero nunca antes se había documentado la liberación de un insecto mediante esta tortuosa travesía.