Artur Jorge, el caza "fantasmas" del Botafogo
La labor era de todo menos fácil: levantar el espíritu del equipo que probablemente protagonizó el peor tropezón de la historia del fútbol. Pero Artur Jorge no solo asumió el reto de cazar los "fantasmas" del Botafogo, también lo llevó a su primera final de la Copa Libertadores.
No le rehuye a la vergüenza firmada en la liga de Brasil de 2023, que convirtió al once de Rio de Janeiro en objeto de burlas mundiales, aunque en ocasiones el entrenador portugués parece irritado cuando algún periodista trae a colación aquel recuerdo maldito.
A pesar de que ni siquiera vivía en la 'Cidade maravilhosa' en ese momento, ha tenido que responder porque el Fogao perdiera el título de liga en la recta final del torneo pasado tras dilapidar una ventaja de 13 puntos con algunas remontadas inverosímiles incluidas.
"Los fantasmas existían, no tengo problemas en hablar de eso", dijo el luso, de 52 años, en julio. "Quiero transmitir el mensaje de no mirar atrás, pero sin ignorar lo que pasó y centrándonos más en la historia que podemos escribir a partir de ahora".
Tras el 2023 de pesadilla, Artur Jorge transformó al Glorioso en una máquina ofensiva (84 goles en 52 juegos) que pelea por dos coronas, en parte gracias a los más de 70 millones de dólares que pagaron en fichajes esta temporada.
- Salvavidas -
El sábado, en Buenos Aires, disputará contra el Atlético Mineiro de Belo Horizonte la final de la Libertadores de 2024.
En el Brasileirao, que Botafogo no gana desde 1995, retomó aire al recuperar el liderato a falta de dos partidos para el final tras vencer 3-1 al campeón defensor, el Palmeiras, el martes en Sao Paulo y destronarlo de la punta.
De alzarse con ambos títulos, habrá firmado una temporada tan histórica como inédita para el once inmortalizado por Garrincha en las décadas de 1950 y 1960.
"Vamos a trabajar para que el nombre de Botafogo pueda estar a la altura de la imagen de todos los grandes clubes del mundo", afirmó recientemente en una entrevista al portal de la FIFA.
Artur Jorge tomó el mando del Botafogo en abril después de que el brasileño Tiago Nunes, quien junto al portugués Bruno Lage dejó escapar el título el año pasado, fuera despedido por flojas actuaciones en el torneo estatal de Rio (Campeonato Carioca) y en las fases previas de la Libertadores.
En su primera experiencia fuera de su país, el luso llegó a Brasil precedido de buenos pinos como DT del cuadro de su ciudad, el Sporting de Braga, donde desempeñó la mayoría de su carrera como central hasta retirarse en 2005.
Con Los Arzobispos conquistó en enero su único título como entrenador, la Copa de la Liga de Portugal. Además, los llevó a la Liga de Campeones de Europa (de 2023-2024) por primera vez desde 2012.
- Cruyff, Klopp y Maradona -
Aunque tuvo un arranque convulso con Botafogo en la Libertadores, enderezó el camino para pasar segundo del Grupo D y luego eliminar a pesos pesados como Palmeiras (octavos), Sao Paulo (cuartos) y Peñarol (semifinales), al que goleó 5-0 en Rio.
Pese a que la defensa suele mostrar grietas (46 goles recibidos en 52 partidos), el ataque ha logrado compenetrar a cuatro internacionales: el argentino Thiago Almada, el venezolano Jefferson Savarino y los brasileños Luiz Henrique e Igor Jesus.
"Recibo los planes del juego del entrenador en mi celular. Nunca vi un plano tan bien seguido, tan bien enseñado por el entrenador y tan bien ejecutado por los jugadores", destacó este mes el polémico magnate estadounidense John Textor, dueño del Fogao.
El modelo de juego de Artur Jorge está inspirado en el "fútbol total" eternizado por el neerlandés Johan Cruyff, en su sentido "dinámico" y "ofensivo", y por la "verticalidad" y "velocidad" de los equipos que dirige el alemán Jürgen Klopp.
"Estas dos referencias me ayudaron a crear mi propio concepto de juego y a contextualizarlo", dijo el portugués al canal Globo.
Pero, por encima de todo, su mayor ídolo portaba un número diez en la espalda: Diego Armando Maradona, a quien incluso viajaba a ver jugar cuando el argentino defendía al Nápoles de Italia.
"Siempre fue mi referente. También me atrajo su forma de jugar, su lado irreverente, su lado problemático", sostuvo. "No me gustan las cosas demasiado sencillas, me gustan las dinámicas".
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