En el Día del Agricultor, Rumbos rinde homenaje a los hombres y mujeres que trabajan el campo, con la historia de un destacado productor de maíz morado, producto bandera de Pacarán (Cañete, Lima). , Luis Pérez / Revista Rumbos Sol de fotografía y cielo limpio. Caminos antiguos. Casas de adobe y quincha a los pies de los cerros, a escasos metros del río y entre campiñas. Así es Pacarán (Cañete, Lima), un pintoresco y tranquilo pueblito ideal para conectarse con la naturaleza y alejar el estrés. PUEDES VER: Cusco: todo listo para la celebración del Inti Raymi Un suelo fértil, un clima generoso y abundante agua son parte de las bondades que posee este rinconcito del país. Factores aprovechados por los lugareños para tener un mejor manejo en la producción agrícola. Ese es el caso de don Martín Agapito. Un longevo agricultor quien es uno de los más experimentados productores de maíz morado, insumo emblema del distrito cañetano. Y es que el maíz morado de esta tierra de la eterna primavera y el pisco es único por su insuperable calidad en el mercado nacional e internacional. “Nuestro maíz tiene más color. La coronta y los granos poseen una pigmentación llamada antocianina, valorada en la medicina y la industria de alimentos”, se ufana don Martín. Así lo demuestra este padre de cuatro hijos, mientras sus toscas manos sostienen una enorme mazorca y de granos grandes. Se detiene bajo el arco de la puerta de su hogar. Pide atención. Parte por la mitad el maíz. Moradita desde el corazón. Así luce la coronta. Sus palabras toman veracidad. Adiós a las dudas. “El periodo vegetativo (siembra – cosecha) es de seis meses. Su costo de producción es más económico porque está menos propenso a las plagas y enfermedades, gracias a los microclimas de la zona”, afirma el agricultor. “Aquí somos privilegiados por los recursos naturales. Eso nos favorece para la producción del maíz morado”, añade. De pronto, una voz desde el interior del hogar interrumpe la conversación. “Con lo que obtenemos del campo nos ayudamos para subsistir en una sociedad injusta”, se escucha. Es doña María Cárdenas, esposa de Martín, quien no duda en pronunciarse sobre un caso que la mortifica día y noche: el gobierno les quitó la mitad de su casa. “Cuando se construyó la carretera Cañete–Yauyos, el Estado achicó las dimensiones de mi hogar. Solo tenemos este pequeño espacio. Hemos denunciado, pero como somos pobres, nadie nos hace caso”, sentencia la mujer, mientras unas lágrimas recorren los surcos de su rostro. Pese a las injusticias, el matrimonio Agapito Cárdenas sabe cómo y dónde encontrar la forma de sonreírle a la vida: en el calor de la familia. Si, en esos instantes que ni el dinero puede comprar. Pero que ellos lo siembran y lo cosechan a la perfección. En Rumbo Dónde: ingreso a Pacarán, antes del arco de bienvenida, muy cerca de la carretera camino a Yauyos. T: 95 8067708.