Impulsado por el súper ciclo de precios extraordinarios de las materias primas, el Perú entró a la categoría de país de ingresos medios-altos en el 2008. Según la clasificación del Banco Mundial (BM), estos países tienen un ingreso anual per cápita que va desde 4,000 a 12,700 dólares. Ese mismo año también entraron República Dominicana y Colombia, mientras que Ecuador llegó en el 2010 y Paraguay, en el 2014. Los más veteranos en esa categoría eran Uruguay y Venezuela (1987), Brasil (1989), México (1990), Argentina (1991), Chile (1993) y Costa Rica (2000). Logrado ese objetivo, la meta es ascender a la división de ingresos altos (más de US$ 12,700 anuales) donde están EEUU, muchos países europeos, Japón, Corea del Sur, Taiwán y Australia, entre otros. Llegar allí no es fácil. Dice el BM que en los últimos 65 años solo 13 de 101 países pasaron de ingresos medios-altos a ingresos altos. ¿Por qué? Porque ahora tienen salarios que son demasiado altos para ser competitivos a nivel mundial en la manufactura básica, como textil y las de bajo grado de elaboración. Pero no tienen la capacidad tecnológica, el capital humano y las instituciones necesarias para elaborar productos más sofisticados para competir con los países industrializados. A esto se agrega que no es solo un tema de salarios más altos, sino que dependemos de los precios de las materias primas: cuando suben, nos va bien y viceversa (como ahora). No solo eso. Muchos países se han dormido en sus laureles y pensaron que los altos precios durarían décadas, por lo cual no habría que preocuparse de tener “otros motores económicos” para la época de las vacas flacas. A esta dificultad, la literatura económica le llama la “trampa del ingreso medio”. Ya no podemos competir con Haití o Togo, pero no tenemos las capacidades para competir con los de arriba y alcanzarlos. China es también un país de ingreso medio-alto y se toma muy en serio este reto. Hace poco, el presidente Xi Jinping dijo enfáticamente en el Consejo del Siglo XXI que «China no caerá en la trampa del ingreso medio». Y sabe por qué: China tiene, ya, el primer aparato industrial del mundo, a partir de la combinación de sinergias del Estado con el sector privado, políticas que, con otros rangos, también se dieron en Japón, Corea del Sur, Taiwán y Singapur. El BM ahora también lo dice claramente: “para ascender a ingresos altos Perú tiene que duplicar su actual PBI de US$ 6,370 per cápita anual, para lo cual deberá crecer 12 años al 6% anual” (1). Ojo. Y no se queda ahí. Añade: “las políticas que llevaron al Perú a formar parte de los países de ingresos medios-altos no son aquellas que lo llevarán al nivel de Ingresos Altos”. Más claro ni el agua. Para ello hay que pasar de un crecimiento liderado por las ventajas comparativas estáticas (basadas en la dotación natural de factores, como los minerales, el petróleo, la soya, el banano y el trigo) al crecimiento impulsado por las ventajas comparativas dinámicas, donde se pone el acento en la mejora de la calidad de los bienes exportados, es decir, en su contenido tecnológico y su valor agregado doméstico. Esto se llama la diversificación productiva. Esa es la gran agenda de discusión hoy. El tema de fondo es que para poner en marcha esa agenda necesitamos un Plan Nacional de Diversificación Productiva (PNDP) que busque promover esos nuevos motores (además de los ya existentes, como la minería) lo que implica una concertación de esfuerzos entre el Estado y el sector privado. El problema es que las élites en algunos países de la Región, y en el Perú, debido al alto crecimiento de la etapa del súper ciclo, se han vuelto autocomplacientes con las políticas económicas de las ventajas comparativas estáticas. Se piensa que la persistencia en su aplicación nos llevará a ascender a la categoría de Ingresos Altos. Y eso viene de la mano con la creencia de que la caída de los precios de las materias primas es de corta duración y pronto, de nuevo, vendrán los precios altos. Ese es el fondo del asunto. Y en el Perú los esfuerzos para implementar un PNDP realizados por el anterior Ministro Piero Ghezzi han sido echados por la borda -como nos lo acaba de recordar Jurgen Schuldt (2)- por el exministro de Produce Bruno Giuffra, para quien el “libre mercado” soluciona todos los problemas. La necesaria e importante discusión actual sobre el estancamiento económico casi recesivo tiene aquí sus raíces, motivo por el cual la reactivación económica debe enlazarse con el largo plazo para no quedarnos atrapados en la trampa del ingreso medio. O retroceder, lo que es peor. Volveremos ampliamente sobre el tema. (1)Banco Mundial. Peru. Building on success: boosting productivity for faster growth. Washington D.C.: Banco mundial, 2015. Ver en: goo.Gl/jheprd