Confesión de un feminicida. Luego de jugar play station, Erik Espinal subió a Marielena Chumbimune a su carro. Ella le dijo que estaba enamorada de un profesor. Entonces la víctimó asestándole tres puñaladas en el cuello. Después arrojó su cuerpo.,“Sentí que me decía a mí mismo mátala para que no siga sufriendo. Recordé que tenía un cuchillo en la puerta lateral del piloto y la apuñalé en el cuello porque sabía que no le iba a doler...”. El descarnado relato es de Erik Espinal Hernández (20) quien confesó cómo, cuándo, dónde y porqué mató a su amiga Marielena del Carmen Chumbimune Anyosa (20) la noche del viernes 15 de julio. PUEDES VER: Jugador de Dota 2 confesó haber asesinado a su enamorada porque no quiso tener sexo “Le propuse besarnos y me dijo que tenía otros sentimientos. Yo insistí en darle un beso y terminar bien el día, pero me dijo no. En esos momentos comencé a perder el control”, refiere sin remordimientos. Erik está sentado en una oficina de la División de Investigación Criminal de San Borja. Su voz, por momentos, es entrecortada cuando habla de Marielena y recuerda su infierno de culpa. Se siente agobiado, sin salida. Empezó como jugando –Señale ¿cuándo fue la última vez que vio a Marielena?, le pregunta un detective. “Ese día, a través del WhatsApp Marielena me dijo que quería salir a comer pizzas. Yo la fui a recoger en mi vehículo y nos dirigimos a mi departamento. Salimos a comprar gaseosa y galletitas. Luego nos pusimos a conversar sobre el tipo de relación que ella tenía en especial con su profesor de historia, en San Marcos, de nombre Carlos”. Por momentos su voz se transforma en un susurro. “A las 19.00 horas ella me propuso jugar play station (Assassins Creed). Empecé a sentirme mal, con dolor de cabeza y mareos. Luego me dijo que tenía que irse a su casa. Descendimos al sótano donde estaba mi carro y subimos. Le propuse besarnos por última vez. Ella me dijo que sentía algo por otra persona, yo insistí en darle un beso y me dijo que solo prefería darme un abrazo. Acepté, apagué el motor para abrazarnos, pero dijo todavía no, que al final”. “Tranquila, cálmate” Nervioso, Erik agrega: “Ella intentó forzarme a abrir la puerta, cerré mis ojos por un momento y luego la encontré golpeada en su carita. Me preguntó por qué había hecho eso. Le dije: Tranquila, cálmate un poco. De nuevo intentó abrir el seguro y volví a perder el control y empecé a golpearla en la cara. Era el único lugar donde la golpeaba”. –¿Qué sucedió luego? –“Ella me decía: Está bien, haré lo que tú me pidas, pero ya para. En ese momento yo decidí recostarla para abrazarla y pedirle perdón. Ella me decía que me quería y me preguntó si yo la quería. Yo pensé que lo decía porque quería escapar”. –¿Y qué pasó entonces? –“En ese momento le di un beso y ella me correspondió un poco. Después ella me dijo despacito: Yo quiero que me mates, no quiero seguir sufriendo”. Tres puñaladas “Entonces por última vez intentó abrir el cerrojo. Yo no sabía qué había hecho y vi las ventanas del vehículo llenas de sangre. Yo solo pensaba qué está pasando, si ella es una buena persona”. –¿No sentía culpa? –“Luego sentí que yo me decía mátala para que no siga sufriendo. Cogí un cuchillo y le apuñalé. Ella intentó por última vez defenderse y me arañó el cuello, me agarró muy fuerte y pateaba las cosas. Me puse muy nervioso y le di la segunda puñalada en el cuello”. “Yo pensé que era inmortal porque no moría e incluso respiraba más fuerte. Le dí una última puñalada en el cuello lo más al medio posible. Fue entonces cuando comenzó a soltar su mano de mi cuello. Luego sentí como, poco a poco, dejaba de respirar. Descancé un rato y sentí que su corazón no latía”. Se deshizo del cuerpo “Pensé en qué podía hacer con su cadáver. Saqué el cuerpo y se enganchó con el freno de mano. Me dio miedo yo pensé que seguía viva. Tuve que arrastrar el cuerpo hasta la maletera”. “Me fui a Villa El Salvador, a Villa María del Triunfo y como sabía que no tenía gasolina, regresé a buscar un lugar por dónde dejar el cadáver. En eso llegué a un punto, pasando Polvos Rosados”. “En esos momentos, sin darme cuenta, vi un carro que estaba detrás de mí que recién estaba llegando, traté de no ponerme nervioso (dejé el cuerpo) y salí hacia mi casa”. “Hijo, entrégate” Finalmente Erick hizo otra escalofriante confesión: “Dejé el carro en el estacionamiento y subí a mi departamento. Después de limpiar el cuchillo, lo llevé a la cocina y luego hablé con mi mamá. Le comenté lo que había pasado y que no quería llegar a ese extremo. Ella me dijo: Tranquilo, hijo, espera, si mañana llega la policía entrégate nomás. Me dijo que ella no podía hacer nada”. “Entonces le dije que me ayudara a limpiar la sangre del carro y cuando llegamos al vehículo ella se asustó, me preguntó por qué lo hice. Y le respondí porque de alguna manera ella me recordó a ti. Y le dije que en esos momentos yo la odiaba, y (mi mamá) se quedó en shock”. Contacto por Facebook Erik permanece confinado en una celda. Piensa en lo terrible del crimen, en la acusación de la sociedad, de su propia conciencia, y en la familia de ella. Hace dos días alguien eliminó su cuenta de Facebook donde sus ‘amigos’ eran casi todas mujeres jóvenes. A través de esa red habría logrado contactar también a Marilyn Ruth Ruiz Medina, la chica a quien también intentó violar y asesinar. Perfil psicológico: Erik sufre un trastorno de personalidad Según el dictamen pericial psicológico forense N° 526/2016 de la Oficina de Criminalística, Erik Espinal Hernández “presenta indicadores conductuales, emocionales y cognitivos compatibles a un trastorno de personalidad de tipo esquizotípico, el mismo que se caracteriza por el aislamiento y falta de interés en relacionarse socialmente, presentando restricción en su expresión emocional y escasa capacidad para la toma de decisiones asertivas”. Además “presenta un patrón de déficit social e interpersonal con una gran disminución de la capacidad para las relaciones personales. Tiene distorsiones cognitivas y de pensamiento y comportamiento excéntrico”.