Pareciera que Keiko Fujimori se siente presidenta del Perú.,Los que asesoran a Keiko Fujimori la empujan a un tercer fracaso electoral consecutivo que la coronaría como la reina del subcampeonato. Tanto error seguido, que la lleva a mantener invicta la capacidad de equivocarse, se podría explicar por un grave problema de diagnóstico derivado del hecho de rodearse de una ‘mototaxi’ repleta de ayayeros que le hacen creer que ella ganó la elección 2016, aunque nadie fuera de esa corte adulona se haya dado cuenta. Su último error es iniciarle un proceso de disciplina a su hermano Kenji por comentarios disidentes del pensamiento ‘mototaxi’ que han desnudado los graves errores de estrategia política de Fuerza Popular, que la proyectan como un partido dominado por una pataleta sin fin que pone en riesgo la gobernabilidad del país. De paso, esta decisión daña a la propia Keiko, pues ahonda la imagen popular de haber permitido el maltrato a la madre, descartar la ley que ya pudo haber sacado al padre de la Diroes y, ahora, someter a disciplina al hermano por disentir de ella. En una actividad como la política en que los gestos son claves, es obvio el contraste del buen humor de Kenji con tuits como el “ya en el Hotel El Pueblo, enterándome de mi sorprendente proceso disciplinario. Les adelanto lo siguiente: ¡Soy inocente!”, con el estilo achorado de ilustres pasajeros del ‘mototaxi’ como Luis Galarreta, Lourdes Alcorta o Héctor Becerril. Con sus comentarios, Kenji está trapeando el piso con la arrogancia de un grupo cuyo comportamiento agresivo podría explicarse por la creencia falsa de que Keiko ganó la elección 2016 –como repiten José Chlimper y Úrsula Letona, entre otros–, y que ahora nadie le hace caso a quien se siente la presidenta. Precisamente, el proceso disciplinario abierto a Kenji por Keiko y su ‘mototaxi’ es por decir que dos derrotas seguidas debieran llevar a una restructuración de Fuerza Popular. Eso también explicaría el tono de la carta de Keiko Fujimori al presidente Pedro Pablo Kuczynski –pues él si ganó, a diferencia de ella, la elección 2016– , para producir el esperado diálogo, lo cual ha sido bien respondido, aceptándolo sin necesidad de un mediador como Luis Bedoya Reyes y, como corresponde, en Palacio de Gobierno. Ojalá eso no lleve a la fujimorista a desistir del encuentro. Finalmente, si algo debiera aprender PPK de Kenyi es que, con muchos menos congresistas, ha paralizado a Fuerza Popular al hacer notar lo ridículo de sus posiciones. En política no solo sirve el músculo sino, mucho más que eso, la inteligencia.