¿Por que Alarcón aún sigue en la CGR como si nada?,Una expresión de descomposición institucional en el Perú es que, una semana después de la difusión de las graves denuncias contra Edgar Alarcón, el contralor general de la república siga en el cargo como si nada pasara y, es más, como si nada fuese a pasar. En realidad, sí está pasando, y mucho, pues hoy Alarcón es un zombi que deambula por los pasillos de la política peruana, al punto de llegar a la insólita situación de que se le pida que deje de asistir a la Comisión de Alto Nivel Anticorrupción (CAN). Es decir, que el principal funcionario responsable de la legalidad de la ejecución del presupuesto sea incómodo en el ámbito creado para darle cohesión a la lucha anticorrupción. Pero quizá más apropiado que un zombi sea decir que Edgar Alarcón es hoy un pollo sin cabeza en busca de un padrino político que lo salve aunque su suerte ya esté echada. Porque las denuncias presentadas por Cuarto Poder el domingo pasado sobre Alarcón por un pago excesivo por liquidación a una trabajadora de la CGR que es madre de dos hijos suyos, y una maniobra para que no lo investiguen por unas compras evidentemente indebidas de vehículos, tienen una contundencia que en cualquier país con una institucionalidad razonablemente decente, habría generado su renuncia inmediata. Pero no en el Perú y especialmente en estos tiempos en que la cuchipanda se ha instalado en la política con un fujimorismo que está asumiendo el gran pasivo derivado del blindaje a un funcionario indefendible. Primero, porque, en efecto, Alarcón ya es indefendible; y, segundo, porque el fujimorismo cuenta con los votos para asegurarse de tener a un futuro contralor a su medida. Es decir, escoger a un contralor naranja como es hoy Alarcón, pero sin los roches ni la tremenda mochila que carga este ya muy desconfiable vendedor de automóviles usados. Hasta los más recalcitrantes periodistas con aspiración de volverse ideólogos del neofujimorismo le sugieren a Fuerza Popular que proceda a destituir a Alarcón, aunque más de un dirigente de esta agrupación prefiera que sea otro que presente la iniciativa para arrancar el proceso. Quizá sea que FP llegó en los meses previos a algunos acuerdos con Alarcón y ahora prefiere, por precaución, no incomodarlo, no vaya a ser que este pollo sin cabeza se ponga a contar cosas al modo de una ‘delación premiada’. Al margen de todo ello, no habla bien de la institucionalidad peruana que Alarcón siga siendo contralor.