La semana pasada, el presidente de Perupetro, Rafael Zoeger, anunció que la estatal china, CNPC, invertirá US$ 2,000 millones para desarrollar el Lote 58 (adyacente a los Lotes 88 y 56 de Camisea), que tiene 3.9 TCF de reservas de gas natural. Las inversiones comenzarán este año y se estima el inicio de producción para el 2023. Esto eleva notablemente las reservas probadas, que a fines del 2015 fueron 14.1 TCF, de las cuales 10.1 TCF son del Lote 88, que provee de gas a Lima. Ahora se elevarán a cerca de 18 TCF y el Lote 58 será el segundo más importante del país. La pregunta es: ¿qué quiere hacer CNPC con sus reservas? ¿Adónde las quiere destinar? Recordemos que en el Perú, de acuerdo a lo que manda la Ley de Hidrocarburos 26221 de 1993, el licenciatario (en este caso, CNPC) obtiene la propiedad de los hidrocarburos, previo pago de una regalía. Por tanto, tiene el derecho de decidir sobre el destino de la molécula (lo que impide al Estado hacerlo). Para “monetizar sus reservas” CNPC necesita un gasoducto que las lleve al mercado. Lo importante: Zoeger declaró que “el gas sería utilizado para abastecer las centrales térmicas del nodo energético del sur y, potencialmente, para una planta petroquímica. Si la petroquímica no se construye, entonces ese gas podría ser exportado” (1). Así, una de las principales falencias del fallido Gasoducto Sur Peruano, puede ahora superarse. En efecto, no se contaba con las reservas para suficientes para transportar gas hacia el sur. En verdad, el GSP contaba con 400 millones de pies cúbicos diarios del Lote 88, pero ciertamente es una cantidad pequeña e insuficiente. Este argumento también apareció en un informe de la Contraloría hace dos años. En el momento actual, como el consorcio Odebrecht-Enagas no consiguió el “cierre financiero” (los bancos no quisieron prestarle a Odebrecht), el MEM declaró caduco el contrato el 24 de enero y Proinversión está elaborando nuevas bases para el proyecto y que ya no van a incluir el derogado Ingreso Mínimo Garantizado que se pagaba con las tarifas eléctricas por todos los peruanos. La discusión sobre el “cómo” se financia el gasoducto está aún en pañales y tomará más fuerza en los próximos meses. Hace pocos días, representantes de Sempra declararon que participarían en la nueva licitación del Gasoducto Sur Peruano. O sea que interés, hay. Es aquí donde debe ponerse la máxima atención para lograr la nueva licitación, que debe llevarse a cabo 12 meses después de la caducidad. Planteamos que el traslado del gas al sur se debe enfocar como un proyecto integral, de acuerdo a la Ley 29970: debe contar con reservas probadas (el Lote 58) y con una demanda que permita financiar el proyecto (ahí entra el Nodo Energético del Sur, el GNV, el gas domiciliario y para las industrias, así como la petroquímica). Pero si bien todo aparece ahora más factible, siguen existiendo problemas. Dijo también Zoeger que “el bloque 58 tiene dos opciones para transportar el gas de la selva a la costa. Agregó que CNPC había estado conversando con el consorcio Camisea, liderado por Pluspetrol, para saber si puede utilizar su gasoducto a Lima, pero que esa opción solo sería necesaria si no se materializa el gasoducto al sur” (ídem, Argus Energy). Ahí está el detalle: si no hay GSP, el gas del Lote 58 saldrá por Lima, impidiendo la entrada en operación de las centrales de Ilo y Mollendo, que fueron construidas para eso. No, pues. Añadamos que CNPC también tiene que analizar el transporte de la selva a la costa de los líquidos del gas natural (diésel, nafta, GLP), que son la parte más rentable de la inversión pues su precio se determina en el mercado internacional. No solo eso. Más importante aún es determinar el origen y el destino del etano (que está dentro del gas natural) y es el insumo de la petroquímica del etileno. ¿Provendrá solo del Lote 58? ¿O también se puede extraer el etano de los Lotes 88 y 56 adyacentes? Todo eso será materia de discusión de la Comisión de Proinversión. Aquí se debe incluir la consulta a las petroquímicas de varios países, pues son ellas finalmente las que decidirán acerca de esas millonarias inversión. Lo que no se puede obviar es que el rol orientador del Estado es imprescindible para lograr ese objetivo. Finalmente, si bien el panorama ha mejoró, hay que permanecer vigilantes para que el gas vaya al sur. Entre quienes se oponían a su construcción porque no había reservas, es obvio que este argumento ha sido levantado con las reservas del Lote 58 de CNPC. Pero no faltará la discusión acerca de que “no hay necesidad” de construir el gasoducto al sur por x, y o z motivos, por los cuales incluso éste no debiera volver a licitarse. Veremos qué pasa. (1) Argus Energy, CNPC to develop Peru gas block, 23 de Mayo 2017. http://www.argusmedia.com/news/article/?id=1466119