GfK de abril da 43% de aprobación a Pedro Pablo Kuczynski para abril, en línea con las demás encuestadoras. ¿Por qué mantiene esta popularidad? Hay el efecto residual de una emergencia bien manejada, pero ya hemos entrado en la reconstrucción. Quizás conviene empezar a buscar algunos factores adicionales para las buenas cifras. Es posible que PPK se esté beneficiando de algunos cambios en el panorama. Este comenzó como un gobierno que iba a ser demolido en tiempo récord, y el solo hecho de que siga vivito y coleando es un punto a su favor. Además en ocho meses Fuerza Popular viene demostrando ser un enemigo mucho menos formidable de lo que parecía al comienzo. Esto en parte se lo debe PPK a Kenji Fujimori, hoy a 10 puntos de su hermana. Además hay un par de comparaciones favorables para PPK. Una de ellas es con los ex presidentes acusados en diverso grado. Los intentos de meter a PPK a la olla han fracasado, y es obvio que eso lo viene favoreciendo. Los dos tropiezos del gobierno en estos terrenos (un asesor médico y la adenda de Chinchero) terminaron opacados por la marcha de los acontecimientos. La otra comparación favorecedora es con los congresistas de bajísimo nivel que, por incomprensibles motivos, FP ha lanzado al ruedo de las iniciativas inconvenientes, incongruentes, o directamente grotescas. Cada aparición de alguna de estas figuras es punto a favor para el Ejecutivo, y de alguna manera llega hasta las arcas políticas de PPK. Da la sensación de que la percepción pública viene separando a los políticos cada vez más en dos categorías: los que hacen cosas y los que hacen problemas. Esto lo ha entendido la plana mayor de FP, que ha optado por el apoyo decidido y visible a la reconstrucción. Sin embargo hay un mototaxi que sigue dando vueltas por el barrio. Una última explicación posible para el 43% es que en estos meses se ha producido acercamiento entre un PPK que ya modula su estilo original de resonancias germano-gringas y un público que se ha acostumbrado a él. El rediseño del presidente ha sido sutil y lento, pero real, y por lo menos algún puntito le debe a esa transformación.