Los barcos de guerra estadounidenses que ahora avanzan hacia la península coreana ya no son parte de los habituales ejercicios conjuntos con Japón y Corea del Sur, que vimos el mes pasado. Esos ejercicios siempre se han presentado como defensivos. Esta nueva visita en solitario de los EEUU es una abierta amenaza a Pyongyang, Corea del Norte. Donald Trump afirmó la semana antepasada que si China no le ajustaba las clavijas a una Corea del Norte dedicada a blandir armas nucleares y a lanzar misiles sobre el mar de Japón, los EEUU lo harían por su cuenta. Se supone que estas naves son un cumplimiento parcial de aquella promesa. ¿Lo discutió con Xi Jinping en la cumbre de Florida? Esta ha sido una temporada de provocaciones por parte de Pyongyang, con el lanzamiento de cuatro misiles, y nuevas bravatas a partir de su arsenal nuclear. Pero dado que esta práctica es bastante conocida, ¿qué molesta a Trump tanto como para llevarlo a estos desafíos? ¿Sabe algo que el resto del mundo no conoce? Inevitablemente los analistas están leyendo el crucero de EEUU como un gesto hermano del lanzamiento de varias docenas de misiles estadounidenses sobre Siria. The New York Times habla del nacimiento de una política exterior errática. Moscú ve maniobras para disimular los problemas y reveses de Trump en política interior. Los dos impulsos bélicos de la semana pasada sin duda son parte del deseo trumpiano de que “Estados Unidos vuelva a ser grande”. Lo cual a su vez lleva a pensar en el inminente peligro de que la Casa Blanca pase a jalar más gatillos de los que puede controlar. Moscú quizás se equivoca, y la pugnacidad de Trump es en sí misma un problema interno. ¿Cuánto tiempo puede pasar antes de que las armas de los EEUU se encuentren con una respuesta militar que cambie todo el juego geopolítico? No demasiado. Trump está decidido a incurrir en hubris, la desmesura que desafía a los dioses, y trae la destrucción. Corea del Norte es un candidato fuerte a ocupar ese papel de contradictor bélico, pero no el único. Por lo pronto el avispero terrorista mundial siempre puede ser reactivado, y el Medio Oriente siempre es capaz de dar horribles sorpresas. Trump las está cortejando todas.