No hay una única manera de ser, estar y comportarse.,El principal obstáculo que existe en el Perú para construir una sociedad digna, que promueva la igualdad de oportunidades y donde las personas sean respetadas al margen de sus diferencias, saldrá hoy en una marcha que, camuflada de buena fe, quiere imponer la discriminación. Eso promueve esta marcha en medio de un menjunje de ideas trasnochadas y armadas por colectivos que se hacen llamar, sin fundamento, ‘peruanos por la igualdad’, y que gritan ‘con-mis-hijos-no-te-metas’ y pelean contra la ‘ideología de género’, una paparruchada inventada en la cabeza de gente reprimida, algunos de los cuales encubren a violadores y pedófilos, de derecha e izquierda, que usan el biombo de la religión para perpetrar sus aberraciones. Todos tienen, en una sociedad, el derecho de opinar y manifestarse, y de salir a las calles por sus ideas, incluyendo, por supuesto, a los organizadores de la marcha de hoy. Pero eso no impide responderles con claridad a las mentiras que componen su libreto lamentable que busca imponer a una sociedad en la que se establezca una sola forma de ser: la que ellos dicen que debe ser. Han encontrado en la supuesta ideología de género del currículo de la educación peruana su caballito de batalla para promover sus ideas, cuya pobre calidad se confirma cada día. Esta semana, por ejemplo, la congresista fujimorista Nelly Cuadros ‘rompió su silencio’ para presentarse en sociedad y confirmar eso de que peor que una tonta es una tonta con iniciativa, y entonces le preguntó a la ministra de Educación: “¿Usted nació mujer o, como dice el currículo, se hizo mujer a través del intercambio de roles y experiencia?”. Se articulan en colectivos homofóbicos y son promovidos por el lado más conservador de la iglesia católica y las iglesias evangelistas y que, en el plano político, tienen la buena acogida de partidos como el fujimorismo, el Apra y Solidaridad Nacional. A los dirigentes de esta cruzada discriminadora, que parece la encarnación de la versión peruana del Ku Klux Klan, hay que decirles, con claridad, que, como señala un comunicado reciente de las sociedades psicoanalíticas peruanas, no hay una única manera de ser, estar y comportarse y que las diferencias o singularidades no significan una patología, ni son motivo para devaluar a las personas y que se deben formar seres humanos más integrados y capaces de convivir con los otros, es decir, personas más tolerantes, con menos prejuicios y con mayores libertades para valorar con justicia al prójimo y a sí mismos.