@pavese El periodismo de los canales de televisión en nuestro país es cada vez más reaccionario: banal, bruto, ignorante, se refocila en la soberbia de su ignorancia, y lo peor de todo, es que ha instituido sentidos comunes en nuestro pueblo. Uno de ellos es el pánico a la izquierda. PUEDES VER: EEUU envía un funcionario para apoyar el diálogo en Venezuela. Lamentable porque en las entrañas del Perú una fuerza de izquierda progresista, con jóvenes que luchan por la equidad y los derechos humanos, crece con fuerza con los movimientos sociales y se fortalece con cada marcha y manifestación popular. No importa que esa fuerza no sea televisada; pero sí importa que pueda dar debate. Son muy pocos los periodistas televisivos a quien respeto: una es Juliana Oxenford, porque tiene un estilo desenfadado, pero ahora lamentablemente se quedó sin programa; otro es Augusto Álvarez Rodrich, quien ahora debe torear al público al alimón con el más conspicuo defensor del lugar común anticomunista, el innombrable neoliberal escuálido, cuyas ideas chocan con los derechos humanos y quedan regadas como cadáveres. Muchos de mis contemporáneos prefieren ignorarlo y eso le da rabieta. Debo mencionarlo a pesar de mis escrúpulos solo porque ha promovido en su programa a la revista Ojo Zurdo. Gracias, innombrable, contigo ganamos el 2021. Ojo Zurdo es precisamente la revista para dar debate dentro de las diversas izquierdas que un grupo de jóvenes intelectuales están impulsando: Álvaro Campana, Ramón Pajuelo, Anahí Durand, Luis Rodríguez, entre otros, son los promotores de este nuevo espacio para la polémica. Este número, además del artículo del ex emerretista Alberto Gálvez Olaechea promocionado por el innombrable, cuyo párrafo fuera de contexto fue resaltado por el bisoño reportero de SMT; trae toda una serie de reflexiones sobre la caída de los progresismos en América Latina con un par de artículos de insiders del chavismo y el correísmo muy críticos. Uno de los grandes problemas del progresismo en AL ha sido su tolerancia a la corrupción: precisamente sobre ese tema se sabrá, imaginamos, dentro de poco en Venezuela; pero tampoco se puede soslayar la corrupción dentro del PT en Brasil, que ha sido la “mais grande do mundo”. De todos los artículos que vienen en este número resalto la entrevista realizada al profesor de la UNAM, el sociólogo Massimo Modonessi, en México, quien recomienda encarecidamente que el Frente Amplio peruano no imite a su homólogo uruguayo, pues “no es atractivo en construcción de culturas políticas antagonistas y de capacidad de movilización de jóvenes”. Por eso recomienda no hacer alianza con los viejos partidos de izquierda sino fomentar “otros núcleos” al estilo de Podemos en España. Y coincido totalmente con Modonessi cuando sostiene “debemos de disputar la hegemonía en el terreno cultural, del sentido común, y si debemos ser antineoliberales no es solo para revertir políticas públicas sino sentidos comunes y lógicas de convivencia social”. La izquierda debe fomentar una nueva forma de pensar: ese es el verdadero reto.