Más importante que el premier es quién irá a Interior.,Es curiosa la continuación de la especulación de algunos medios sobre el secreto a voces de quién será el primer premier de Pedro Pablo Kuczynski, cuando hasta el más despistado observador de la política sabe que es Fernando Zavala, mientras que exista poco ‘run-run’ sobre quién ocupará el cargo más importante del próximo gabinete: el de ministro del Interior. Varios medios señalaron ayer, como Lalo Archimbaud gritando ‘¡primicia, chocherita!’, que, según Reuters citando a “una fuente cercana al Ejecutivo”, Zavala presidirá el gabinete desde el 28 de julio. Eso era obvio desde que, hace más de dos semanas, el 21 de junio, PPK señaló que su premier “será hombre, independiente, joven y gordito”. Esta modesta columna dijo en ese momento que, “por la descripción que Pedro Pablo Kuczynski hizo anteayer sobre el primer presidente del Consejo de Ministros de su presidencia, se puede prever, con poco margen para el error, que el puesto será ocupado por Fernando Zavala Lombardi”. Y se agregó que dicha decisión era un acierto por su trayectoria, honestidad, integridad, tolerancia, habilidad conciliadora y no tener anticuerpos en el mundo político. Pero a diferencia del secreto a voces de que Zavala será el premier, los rumores son más dispersos sobre el próximo ministro del Interior, un cargo que resulta fundamental –y acaso mucho más importante– para el gobierno de PPK por la enorme expectativa de la población ante el agobiante y creciente problema de la inseguridad ciudadana. Este asunto es el que puede producir un gran entusiasmo de la gente por el gobierno de PPK o, también, una profunda decepción. Y particularmente en este terreno de la inseguridad, no habrá luna de miel entre la ciudadanía y la nueva administración. Por ello, se requerirá alguien con, por un lado, la capacidad de plantear un proyecto global que integre todas las aristas de la seguridad –policía, justicia, educación, empleo, etc.–, lo cual implica una visión de mediano plazo, así como de administrar con eficiencia su implementación en coordinación con muchas entidades públicas y privadas. Algunas, muy corruptas. Pero, también, por otro lado, esa persona deberá tener la efectividad suficiente y el olfato político indispensable para ir mostrando resultados que indiquen, antes de los cien primeros días de gobierno, que se está por el buen camino, generando la ilusión ciudadana para crear el respaldo público y político que se necesita para enfrentar el primer problema del país hoy en día.