Su estrategia política se va asomando en La Oroya.,La visita de Pedro Pablo Kuczynski a La Oroya es importante para entender su estrategia para rayar la cancha entre el gobierno y la oposición al inicio del lustro político. No obstante los pedidos reiterados, los consejos repetidos y las advertencias redundantes, para que PPK se resigne a una rendición pronta e incondicional con Fuerza Popular por su mayoría aplastante en el Congreso, el presidente electo está intentando –ante el silencio sísmico de Keiko Fujimori– tomar la iniciativa para que el arranque del nuevo lustro político establezca un balance que no sea claudicante entre un gobierno débil y una mayoría sólida y con sangre en el ojo.En ese contexto, PPK llegó el miércoles a La Oroya para plantearles a los trabajadores del complejo metalúrgico y a la población una salida para evitar que se produzca la liquidación de la empresa el próximo 27 de agosto ante la falta de empresas interesadas en la compra de sus activos.“Ustedes tienen mi palabra de que haré el máximo esfuerzo para sacar esto adelante. No va a ser fácil, hay muchas complicaciones, hay juicios, abogados”, les dijo PPK en el discurso que dio en un mitin que se realizó en las inmediaciones del complejo.Pero lo más relevante vino luego cuando el presidente electo hizo un anuncio que, más allá del caso específico de La Oroya, podría marcar todo un estilo de encarar la estrategia política de su administración.“Ustedes me ayudan con el Congreso y yo los ayudo para que esto salga adelante. Ustedes saben quién controla el Congreso. Hagamos una marcha al Congreso y no dejen morir La Oroya”, dijo PPK generando, inmediatamente, la reacción crítica de quienes creen que el único camino posible para su gobierno es el de someterse al fujimorismo.Esa sería una ruta riesgosa que lo llevaría a un callejón sin salida pues lo obligaría, por ejemplo, a tener que aceptar los vetos del fujimorismo a su gabinete, como el lanzado a través de este ‘eminente y reconocido amauta’ que es el congresista Rolando Reátegui, quien, en el contexto de la presión de los lobbies privados contra la reforma de la educación en marcha, objeta la continuidad de Jaime Saavedra en el ministerio. O tener que indultar dentro de un par de meses a Alberto Fujimori.El camino esbozado por Kuczynski implica tomar un problema grande, que es una papa caliente, e intentar una asociación para resolverlo entre su gobierno, la población y la inversión privada. Es un camino riesgoso, pero, sin duda, superior al de una claudicación temprana.