“El gobierno tiene ahorros acumulados durante la década de alza de precios de los metales equivalentes a 16% del PBI. Usaremos esos US$ 29,000 millones de ahorros inmovilizados en el banco para aumentar la inversión pública en lugar de emitir nueva deuda en los mercados internacionales, cuando suben los costos crediticios”. Eso lo afirmó el Ministro Segura en mayo del 2015. Y en noviembre dijo: “El Fondo de Estabilización Fiscal de US$ 9,000 millones no solo se gatilla cuando se está prácticamente en recesión, sino cuando hay caídas de ingresos de cierta magnitud. De hecho, los gatillos ya se cumplen. Vamos a traer al Congreso una propuesta para el uso de recursos del FEF” (Gestión, 10/11/2015). Pero en el III y IV Trimestre del 2015 se emitieron bonos en el mercado internacional por US$ 2,050 y 1,261 millones. Y este año se han emitido US$ 1,150 millones adicionales, con lo que la deuda pública externa ha aumentado de 12 a 15% del PBI. ¿Por qué se cambió de política? No lo sabemos. Pero sí sabemos que el déficit fiscal ha aumentado de 2 a 3% del PBI (de US$ 4,000 a 6,000 millones). En buena medida porque han caído los tributos de las empresas mineras (fin del superciclo de las materias primas). Pero también por el paquete tributario de Segura de fines del 2014, cuyo costo ha sido de 3.1% del PBI según el Marco Macroeconómico 2016-2018 (p. 84). Algunas medidas aumentaron el gasto público. Otras redujeron la tasa del impuesto a la renta (IR) de las empresas y de las personas y propiciaron una menor recaudación de IGV. El problema es que esas medidas no han reactivado la economía. Y algunas seguirán teniendo impacto negativo en el 2016 y 2017, lo que el FMI estima en 0.8% del PBI. La medida más negativa es la rebaja del IR a las empresas (no así a los ciudadanos de a pie). Se dijo que esa rebaja aumentaría la inversión privada, lo que no ha sucedido, pues cayó en el 2015 a 19% del PBI. En este contexto toca analizar el Plan de Gobierno PPK. Lo primero es que esperaban recibir un déficit fiscal de 2% del PBI, pero ahora es 3%. Lo segundo es que no se plantea revertir la rebaja del IR de Segura, sino mantenerla. De saque, entonces, tenemos una menor recaudación de 0,8% del PBI. El Plan PPK plantea reducir el IGV del 18 a 15% en tres años, lo que significaría más plata en los bolsillos de la gente. Cada punto de rebaja del IGV (que recaudó S/ 51,668 millones en el 2015) representa un menor ingreso de S/ 2,870 millones, 0.47% del PBI. La intención de la medida es buena, pero ingenua. La experiencia nos dice que en mercados altamente concentrados la rebaja no se traslada al público consumidor, pues se queda en los bolsillos de los empresarios. Así ha sucedido con los medicamentos y los precios en la amazonía. El Plan PPK también plantea que las inversiones de las empresas con ingresos superiores a 2,300 UIT (S/ 9 millones) puedan descontar el íntegro (100%) de su inversión física del monto imponible contra el IR. En el 2015 la inversión privada fue de S/ 118,000 millones. Si solo el 20% de este monto se acoge al Plan PPK, S/ 23,600 millones se descontarían del monto imponible, con una pérdida en la recaudación de IR de S/ 6,600 millones, el 1.1% del PBI. En las últimas semanas no hemos escuchado a Alfredo Thorne hablar de esta propuesta. Lo más probable es que la hayan encarpetado porque haciendo todas las sumas, tenemos para el 2017 un déficit del 5 a 6% del PBI (para empezar, pues no se considera aumento alguno de la inversión pública ni de salarios ni de ninguna otra cosa). Veamos: a) 3% de déficit fiscal para el 2016, herencia de Segura; b) 0,8% neto del PBI por el IR de Segura para el 2017 como dice el Marco Macroeconómico; c) 0,47% del PBI por la rebaja del IGV de 18 a 17%; d) 1.1% por el descuento de la inversión contra el IR. El tema de fondo es que el efecto reactivador de esta política fiscal es dudoso, por decir lo menos. El Reporte de Inflación del BCR dice que en el 2015 la rebaja de impuestos y la reducción de la inversión pública de Segura tuvo un impacto negativo sobre el conjunto de la actividad económica. Y probablemente, ocurrirá lo mismo en 2017. Por tanto, seguiremos con una economía urbana paralizada por cuarto año consecutivo y el déficit fiscal más grande de los últimos 20 años. La política fiscal del Plan PPK, que consiste en radicalizar el curso adoptado sin éxito alguno por Segura, es simplemente inviable. Hay, claro, otras cosas, que se pueden hacer, que hace un año eran parte del “pensamiento Segura”: usar parte del 16% del PBI que está “guardadito” por el MEF. O usar una parte del FEF. También puede revertir las rebajas del IR a las empresas de Segura, no reducir en 1% el IGV ni tampoco aplicar el descuento del 100% de la inversión contra el IR. También puede emitir más bonos, elevando la deuda externa. La mano no le viene fácil al ministro Thorne. Veremos qué pasa en las próximas semanas.