El silenciamiento de voceros en la agrupación fujimorista.,La distancia que Keiko Fujimori le ha sacado a Pedro Pablo Kuczynski –relevante pero no definitiva– coincidió con los debates entre ambos, en los cuales la candidata de Fuerza Popular tuvo un buen desempeño pero, también, con el silenciamiento de varios fujimoristas cuya notoriedad produce un ruido que le resulta nocivo. Empezando por Alberto Fujimori, quien en este año solo intervino por el twitter para lamentar la muerte de su amigo Germán Kruger. Él ha tenido una retirada estratégica, seguramente hasta que termine la campaña, que debe ser parte de una negociación con su hija porque su carcelería constituye una piedra en el zapato de su perspectiva electoral. También se quitó su hermano Kenji Fujimori tras el encontrón que tuvieron cuando PPK pasó adelante, y él lanzó el torpedo de que, si su hermana perdía la elección, postularía en el 2021, ahondando la preocupación por el deseo de la familia Fujimori de perpetuarse en el poder. A los parlamentarios fujimoristas también los han callado. Por un lado, a los que los sacaron de la reelección –Martha Chávez, Alejandro Aguinaga, Luisa María Cuculiza– porque su presencia en la lista perjudicaba a la candidata y, también, porque sus declaraciones deterioran la perspectiva en la temporada de caza de votos. Y también, por otro lado, a los que sí fueron elegidos, como Cecilia Chacón, Francesco Petrozzi o Héctor Becerril, quienes cuando abrieron la boca reforzaron la percepción autoritaria del fujimorismo. Asimismo, tras algunas declaraciones políticamente incorrectas como la del ‘Sendero Verde’ y por su exceso de protagonismo, Hernando de Soto dejó de aparecer con Keiko Fujimori. No estuvo en ningún debate. A su vez, a la flamante congresista fujimorista Yeni Vilcatoma también la han sombreado por un estilo agresivo que hace recordar a Martha Chávez, y porque, al haber sido procuradora anticorrupción, como que las revelaciones sobre Joaquín Ramírez la descolocarían a ella o perjudicarían a la candidata Keiko Fujimori. De paso, Joaquín Ramírez es otro fujimorista al que han escondido por todas las imputaciones por lavado de activos, al punto que debió dejar la secretaría general de Fuerza Popular. Y sobre lo anterior, quien también se va tener que guardar para no dañar la candidatura, y quizá hasta quitar del eventual gobierno fujimorista, es José Chlimper, cuyo prestigio personal se ha deteriorado bastante por su presunta vinculación con la maniobra diseñada para encubrir a Joaquín Ramírez a través de una deplorable y chambona mala práctica periodística.