Un dirigente partidario al que la DEA le ha puesto el ojo.,Al margen de si las acusaciones a Joaquín Ramírez tengan o –como parece– no tengan un impacto perjudicial en la candidatura de Keiko Fujimori, lo preocupante es que alguien con tantos cuestionamientos haya sido el secretario general de un partido que podría llegar al gobierno en julio. Es tan preocupante como incomprensible, además, si se tiene en cuenta que ocurre en un partido como Fuerza Popular que necesita limpiarse de la profunda corrupción del gobierno de su fundador. Y es más preocupante aún que la candidata Fujimori declare, a propósito de Ramírez, que “jamás he preguntado a él ni a otros participantes de nuestro grupo político sobre sus negocios o patrimonio”. Esto preocupa, además, porque las acusaciones a Ramírez no son recientes sino que vienen de un par de años atrás, sin perjuicio de lo cual él y sus empresas aportan los vehículos de campaña, incluyendo el que usa la propia Keiko Fujimori, así como los locales de campaña, incluyendo el cuartel general de Fuerza Popular de la calle Bucaré en Monterrico. Asimismo, preocupa que cuando la fiscalía lo llama a declarar, Ramírez sencillamente no asista, y que cuando la procuraduría de lavado de activos lo cita para una investigación, Ramírez declare ante la autoridad que se ha producido una pérdida masiva de documentos de sus empresas. Estas son situaciones tan insólitas como su testimonio de que las críticas que ha recibido obedecen a que él es un “cholo con plata” que gracias a “levantarse muy temprano todos los días” pasó en poco tiempo de cobrador de combi a aportante relevante de la campaña electoral de Keiko Fujimori, y nada menos que su principal autoridad jerárquica. Y preocupa mucho, además, que en un partido como Fuerza Popular, que en sus tantas versiones anteriores tuviera tantos problemas con la justicia, se haya tolerado y hasta blindado a Ramírez frente a las acusaciones, algo que se agrava porque esta agrupación tendrá una mayoría aplastante en el próximo Congreso. El problema de Ramírez en Fuerza Popular ocurre en muchos partidos políticos peruanos en un contexto en el que es difícil controlar a las personas que llegan así como el financiamiento de las campañas. Pero debiera preocupar mucho en este caso por la posibilidad concreta de que Keiko Fujimori sea la próxima presidenta del Perú, y la poca distancia que se ha tomado respecto de un dirigente tan importante de su partido a quien parece que la DEA le ha puesto el ojo.