Es evidente que no se difama en la ya célebre columna de Rafo León, y eso no necesita mucha más elaboración. La jueza Susan Coronado ha leído en el texto más de lo que hay, y se ha equivocado, o ha querido afirmar la cuestionada autoridad de su juzgado en el tema, o ha buscado simplemente servir a la demandante. En cualquiera de los casos, se ha ganado un enérgico llamado de atención desde los medios. La estructura del litigio es paradójica, pues Martha Meier practica un tipo de periodismo de opinión que apostrofa con fuerza a las personas que le desagradan. Habría que preguntarse si la defensa de León puso en manos de Coronado una selección de esas columnas y esos tweets. Algunas similitudes la hubieran sorprendido, e iluminado. Es casi seguro que Meier nunca ha considerado sus raptos de crítica como difamatorios, y que sepamos nadie los ha considerado así. Pero medidos con la vara de Coronado frente a León, quizás podrían serlo. En realidad la relación de periodistas dedicados a una crítica a personas que casi no mide el golpe es larga, y para algunos incluso ilustre. Meier, como la periodista de opinión que es, podría explicarle al público qué es lo que vio de difamatorio en la columna de León. Su silencio hasta aquí quizás se ha debido a un deseo de no aparecer interfiriendo en el juicio. Pero ahora que ha ganado en primera instancia, quizás le debe una explicación a un público poco convencido. ¿Por qué eligió la vía judicial en vez de enfrentar su acerada pluma a la de León? En cuanto a explicaciones, también Coronado podría dar una adicional acerca de su sentencia. Por qué el texto le pareció difamatorio en primer lugar. Por qué falló a favor de Meier. Por qué dictó una sentencia suspendida, que suaviza los términos del castigo a León. Es probable que no lo haga, pero debería. Pues todo eso va a aparecer en la instancia superior. Para algunos la opinión periodística difamatoria no debería existir en la legislación. Pero ella existe, aunque resulte espinoso aplicarla, y se preste a errores, como en el caso de la columna de León. Pocos consideraron errónea la pena de cárcel a la opinadora de TV Magaly Medina por haber difamado al futbolista Paolo Guerrero. Hay sentencias y sentencias.