Cambiar la relación entre la ciudadanía y la Policía., Silvana Buscaglia pasará esta noche de Navidad en medio de lo que puede ser la peor pesadilla de su vida, con la salvedad de que esto no es un sueño sino la cruda realidad: fue al aeropuerto por solo una hora, y ahora se podría quedar en la cárcel por casi siete años. El motivo: el jueves pasado, ella reaccionó de forma airada y con agresividad contra el policía de tránsito, Elías Quispe, quien la intervino en el estacionamiento del aeropuerto Jorge Chávez por supuestamente estacionarse en la zona de embarque, en medio de una escena grotesca que fue registrada por la cámara de un teléfono, cuya difusión en los medios generó el escándalo. Menos de una semana después, Buscaglia fue condenada en el Juzgado Penal de Turno Permanente del Callao, a seis años y ocho meses de cárcel, debiendo permanecer ahí hasta el 16 de agosto del 2021. Paradójicamente, la información disponible revela que Buscaglia no es una persona destemplada sino alguien que apoya a la colectividad a través de la participación que tuvo como bombera voluntaria. ¿Se justifica la pesadilla que viven Buscaglia y su familia? El juez ha aplicado una sentencia menor que la máxima dispuesta en la ley dentro de un caso desarrollado bajo el proceso inmediato y en el que la acusada se acogió a la terminación anticipada, declarándose culpable. No se puede concluir, entonces, que la condena carezca de fundamento, a pesar de que parezca exagerada. El problema es que, aunque muchos peruanos saben que no está bien faltarle el respeto a un policía y hasta agredirlo, piensan que no es una falta grave y mucho menos un delito. En este sentido, la sentencia a la señora Buscaglia puede parecer exagerada porque en el Perú es una costumbre guapear, pechar y hasta agredir a un policía, pero está de acuerdo con la ley y puede servir de hito para que la gente empiece a darse cuenta de que ello es inadmisible. El problema es que a la Policía no se la respeta, algo que tiene que ver, en el fondo, con el escaso respeto en el Perú a la autoridad y al Estado por parte de los ciudadanos. Nada más parecido al Estado para la gente que el policía que cuida la calle. El otro lado de la historia es que no solo la gente debe respetar a la Policía, sino que la Policía debe ganarse ese respeto a través de la mejora en los protocolos de intervención y la erradicación de la corrupción. Ojalá que la sentencia a Silvana Buscaglia se reduzca dentro de las apelaciones sin dejar de ser un hito para el cambio indispensable de la relación entre la Policía y la ciudadanía, así como de la reconstrucción de la actitud de esta hacia el Estado. Libertad para los presos políticos en Venezuela esta Navidad.