La poeta ha publicado A dónde volver, libro que reúne textos de otros libros suyos y que por la manera como están integrados, proponen nuevas lecturas.,Más que mirarse, decidió, sin perdón, leerse a sí misma. Encontrar en su escritura nuevas rutas, nuevos viajes y con ellos nuevos destinos. La poeta Andrea Cabel (Lima, 1982) acaba de publicar A dónde volver (Editorial Paroxismo), un libro armado con poemas de libros suyos anteriores y también con textos inéditos. Cuatro secciones –“Retratos”, “La eternidad de una esquirla”, “Fruta partida” y “A dónde volver”– que de algún modo diseccionan la poesía de Cabel, que reacciona como carne de cuerpo vivo cuando la cortan o la hincan. En poesía, ¿a dónde volveré es volver a uno mismo, cerrar el círculo? Yo creo que en la poesía, más que un círculo, es un espiral, es como un eterno tránsito, un eterno flujo. Yo por lo menos siempre me pregunto ¿ahora qué? Cuando estoy en Pittsburg, siempre pienso estar en Lima; cuando estoy en Lima, solo pienso en estar en otro lado. Es también un tema mío el saber ser feliz donde estoy y saber pensar de una manera personal a dónde vuelo : ¿a la literatura o a otros lados? Es una búsqueda personal. El vaivén de la existencia... Sí, es una pregunta por lo que he hecho antes, qué estoy haciendo ahora, y qué voy a hacer. Toda mi poesía es un intento por repensarme de una manera crítica. Este es un libro armado con tus libros, ¿una invitación a leerlos de otra manera? Yo me volví a leer, que es una forma de decir que volví a pensar en lo que había hecho. Me di cuenta de que mis poemas podían leerse y podían hablar más allá del tiempo y el contexto en el que estos habían sido escritos. En la sección “Retratos” aludes el mundo del hogar. Sí. Es como yo veo el mundo del hogar, con sus carencias, con sus ausencias, con sus reencuentros. Mi mamá, por ejemplo, no tiene un poema que se llame “Mamá”, pero está ahí, ella es la albúmina. La nombro como mamá, pero no es el título. Es como esto que permite que tu sangre vaya por donde tiene que ir. Mi madre es como una ruta, un sendero, una luz y también es oscuridad. Mi hermana sí tiene un nombre. A ella lo que básicamente me une es la distancia. Ella abandonó todo para irse a Brasil y ser misionera. Dejó de ser la ingeniera ambiental, primer puesto de la Agraria, trabajando en mineras con una propuesta social muy clara trabajando en el VRAEM, para dejar todo e irse a otro país para dedicarse curiosamente a la solidaridad. La única palabra que encuentro con respecto a mi hermana es el “abandono”, pero fue una ventaja encontrarle nombre. El poema de mi papá se llamaba “Papá”, pero lo quité porque yo nunca le he dicho así. No podías ser más sincera... Es que en los poemas se te sale la sinceridad, no sé si es eso o la verdad. La verdad, en el sentido lacaniano, eso que te desfamiliariza de las cosas y que te permite verlas solo cuando son tuyas. Por ejemplo, ese sillón no es rojo, en realidad es un pedazo de mi vida que representa tales cosas. En ese sentido, mi poemario trata de ser un poco verdadero. ¿Acaso en la segunda parte, “La eternidad es una esquirla”, eres tú estallando? Esta parte es el primer y único poema largo que he hecho y exploto la voz dramática. En este caso el poema es la reducción de un nombre a simplemente un sonido: “A” o “B”. Soy yo explotando. Es la explosión y el intento por probar otra voz, porque en la primera es una voz muy lírica. El que sigue es narrativo, un intento por crear personajes, tramas y contar algo. Esa explosión es amorosa.... Sí, totalmente. Es una explosión que no tiene que ver con la familia o los amigos, sino que es una explosión amorosa de pareja. Tomas distancias de la sección anterior... Es diferente. En la primera, hay un poema de amistad, otro de despedida y el otro, “En breve cárcel”, que no pude poner mi nombre, sino como me sentía en el momento, estaba encerrada en mi propio cuerpo. Son tensiones y son amores diferentes. En “Eternidad...” es un amor desesperado. ¿El amor puede ser un animal enjaulado en el cuerpo? Sí. En mi poesía, sí. La poesía es una forma de dejarlo volar. Pero imagínate que la poesía esté enjaulada.. Una bomba de tiempo. Una bomba de tiempo con furia, con pelos revueltos... Como diría Pizarnik : “Mi miedo se ha hecho pájaro, qué haré ahora con la jaula”. Algo así decía sobre el amor. Dejar libre a ese animal enjaulado es un acto de valentía, muy parecido a enamorarse, muy parecido a escribir poesía. Y “Fruta partida” surgió de una manzana partida... Sí, más o menos es así como yo vivo la poesía, quizás es una imagen muy fuerte y vanguardista. No la racionalizas. La racionalizo cuando la trato de pulir. Es como cuando gritas, cuando sale un sonido que explota toda la emoción que tienes, pero cuando te das cuenta de que tu emoción puede llevar a otra cosa, puedes hacer que tu grito suene un poco mejor. Mis correcciones son más o menos así. Lo corrijo, lo veo con más frialdad, con más distancia, en ese sentido puede ser más racional. Yo sí soy de las poetas que corrigen.❧ Dato En la PUCP. La poeta Andrea Cabel estará mañana jueves, 1º de setiembre, firmando libros en la Feria del Libro de la PUCP, en el stand La Estación La Cultura, de 4 p.m. a 6 p.m.