Nombramientos que afectan la confianza en los organismos públicos.,El gobierno ha designado como máximos responsables de organismos clave del Estado con funciones ejecutivas y reguladoras a profesionales que pasan de un lado del mostrador a otro, en una suerte de puerta giratoria que no ofrece la imagen de distancia entre lo público y lo privado y sienta precedentes ya vividos en la administración pública.En Indecopi se acaba de designar como presidente a Yvo Gagliuffi, representante de un estudio de abogados con intereses en los temas de consumo, un profesional con una larga ejecutoria en la defensa de empresas contra consumidores. Gagliuffi se ha caracterizado por sus críticas al Código de Consumo, su propuesta de eliminar el Libro de Reclamaciones y su oposición a medidas básicas de información de los clientes de los restaurantes. En el debate sobre la regulación del mercado propugna que solo sea defendido el consumidor “razonable”, es decir el cliente plenamente informado de lo que adquiere. Es imposible que con esta visión pueda desempeñarse eficazmente en una institución llamada a defender a los consumidores peruanos sin distinción.Los médicos, otros profesionales de la salud y el Foro Salud han cuestionado la designación al frente de EsSalud de Jorge del Castillo Mori debido a sus vínculos con el negocio de los seguros y clínicas privadas, un problema serio si se considera que la seguridad social es la competencia directa del aseguramiento privado y que existen actividades de EsSalud que se tercerizan en el campo clínico de las centros privados.Sucedió otro tanto con el nombramiento de Julio Bonelli Arenas como director de Certificación Ambiental del Servicio Nacional de Certificación Ambiental para las Inversiones Sostenibles (SENACE), la agencia gubernamental que precisamente vigila y supervisa el cumplimiento de los estándares ambientales. Bonelli fue gerente de Permisos Ambientales de la empresa minera Yanacocha, y aunque renunció a las dos semanas de ocupar el cargo, llama la atención la falta del rigor de esa designación.Finalmente, se ha designado como jefe de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINI) a Guillermo Fajardo, un ex miembro de la PNP que sin embargo se ha desempeñado recientemente como director de Relaciones Institucionales de Tía María, emprendimiento de Southern Perú y antes gerente de Duke Energy, propietaria de Antamina. En este caso se debe recordar el papel de la DINI en el seguimiento de personas y en esa medida las necesarias señales de que realmente se inicia en esa dependencia un tiempo nuevo.No se encuentran en duda las capacidades profesionales de los designados sino la falta de responsabilidad de colocar al frente de agencias a personas que provienen de estudios de abogados o de empresas relacionadas directamente con el objeto de su actividad, lo que evidencia un real conflicto de intereses. Como lo dicta la experiencia reciente estas decisiones inciden en la pérdida de confianza de los administrados respecto del organismo público, cuando no en actividades de gestión irregular de intereses varios de las cuales se investiga en el Congreso y en la fiscalía.