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Sociedad

Trabajadores del Hospital Grau persisten en reclamos ante falta de garantías para enfrentar la COVID-19

Desde la falta de equipos de protección personal hasta la distribución de las áreas para tratar a pacientes COVID-19, el personal demanda garantías para mejorar la atención ante el complicado escenario que se vive en el país.

hospital grau
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La pandemia por el coronavirus ha desnudado una gran crisis en el sector salud del Perú. Los miembros del personal sanitario enfrentan una dura batalla frente a la COVID-19 desde marzo, bajo constantes exigencias que apuntan a garantizar su seguridad y protección ante un Estado que parece no atender las necesidades de sus principales soldados.

Desde el Hospital III de Emergencias Grau, perteneciente al Seguro Social de Salud (EsSalud), el personal reclama desde inicios de la pandemia un trato justo por parte de las autoridades. En abril, La República tomó conocimiento de las denuncias mediante el sindicato de trabajadores de este nosocomio.

“La situación del Hospital de Emergencias Grau, a la actualidad, no ha cambiado mucho con respecto a la distribución de los EPP y seguimos manteniendo problemas de infraestructura”, refiere un representante del sindicato Centro Unión de Trabajadores (CUT) del nosocomio.

Falta de EPP

La falta de mascarillas N95 y protectores es otro problema que perjudica a los trabajadores de Grau. Pese a que indican que la gerencia del hospital ha buscado adquirirlas y distribuirlas, no ha sido suficiente para abastecer a los profesionales de áreas como emergencia y hospitalización. Incluso, esto obliga a que trabajadores de medicina, enfermeros y técnicos deban costear con su dinero la compra de estos elementos esenciales para su protección.

“La mascarilla cuesta 80 soles, son descartables, se usan y luego se desechan. Cuando hay escasez, una mascarilla puede usarse una semana; pero más no, porque nos exponemos a que no funcione al 100%”, explica.

“No se nos hace llegar mascarillas que brinden las garantías necesarias. Hace dos semanas, el personal de enfermería y médicos de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) no pudieron ingresar al servicio”, asevera.

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La solución no vino desde la dirección del hospital, sino que debieron comunicarse con el gerente de la Red Almenara, quien les envió un pequeño lote de mascarillas. “Nos sorprende que nuestro propio director nos diga que no hay. Me parece que se mezquina la distribución”, continúa.

Como otros centros de salud, Grau también es perjudicado por la falta de personal. Otros profesionales han debido dar un paso al costado por cuestiones de morbilidad y edad. La cobertura de este servicio con contrataciones CAS y terceros no ha sido suficiente.

El sindicato maneja la cifra de tres trabajadores del hospital Grau fallecidos por coronavirus. Por ello, exhortan a que el Gobierno tome conciencia, ya que se afronta la misma problemática que en hospitales EsSalud de nivel cuatro como Almenara y Rebagliati. Esta visión no sería compartida por las autoridades porque, refieren, Grau es nivel tres.

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“Hace dos semanas no hubo pruebas rápidas en el hospital, pese a ser un hospital COVID. A los trabajadores que llegaron con síntomas no se les pudo tomar los exámenes. Ya ha pasado antes, no los tuvimos por tres días”, agrega el representante que también informa que, por la situación crítica, a toda persona que llega al nosocomio se le considera como paciente sospechoso.

“Todo el hospital es COVID”

Pese a que, hasta abril, el hospital había destinado el piso 6 a los pacientes COVID-19, la gran demanda de atención por la enfermedad obligó a asignar más áreas ante la poca prevención por acondicionar los espacios para una distribución más apropiada de los infectados.

“Por norma, toda área COVID debe tener un área limpia. El trabajador debe usarla para cambiar sus EPP y otra para comer, porque trabajan 12 a 24 horas; sin embargo, en el área de hospitalización de medicina ocurre todo lo contrario, no tienen área para alimentarse ni cambiarse. El quinto piso era uno acumulado de camas y mesas. En su ingenio, han tratado de acoplarlo. Ahí comen y se cambian”, refiere.

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Se insiste en el tema de la protección, ya que, si un trabajador establece contacto con una persona contagiada, se ve obligado a retirarse por siete días, por lo que dificulta la cobertura de turnos y obliga a laborar por más horas a otros profesionales.

Esto ha ocurrido con aquellos pacientes que han fallecido por el virus. Quienes están encargados de trasladar los cuerpos al mortuorio, deben colocarlo en anaqueles. “Cuando uno de estos está en el tercer nivel, debe cargarlo hasta ahí dentro de una cámara frigorífica. Eso causa mucho malestar. Imagínate ingresar solo con tus EPP a las 12, 1 de la mañana y subir un cuerpo que pesa el doble”, explican.

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Hay miedo a represalias

La falta de voces para extender las quejas a las autoridades pertinentes obliga a hacerlo de manera anónima, puesto que, desde las jefaturas, y saltándose las leyes dentro del estado de emergencia que lo prohíben, se busca dejar sin trabajo a quienes oficialicen sus reclamos.

“Hay jefaturas que, si haces el descargo respectivo, te cambian de servicio, te sacan de un WhatsApp. Es más, hay una que ha intentado dejar sin trabajo a dos trabajadoras CAS. Esta jefatura pasó un documento a la gerencia donde solicita el recorte, manifestando que no había producción en esas trabajadoras, pero encontramos el cuadro de producción y se encuentran en el quinto y sexto lugar”, aseveran.

Los miembros del sindicato CUT señalan estas razones para justificar su adhesión a la huelga de 48 horas del último 26 y 27 de agosto; no obstante, afirman que, por su lado, esta será indefinida. Ellos forman parte de las 17 organizaciones sindicales que acataron esta medida, criticada por la propia ministra de Salud, Pilar Mazzetti, quien la consideró “lamentable”.

“Iniciamos huelga nacional, porque no tenemos nada claro. Formaremos parte de esta medida de fuerza y pedimos entendernos. No es por dinero, sino es por nuestra seguridad”, es el mensaje que desean transmitir a la población.

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La respuesta de EsSalud

La República pudo contactar a EsSalud para transmitir las demandas del personal de Grau. Sobre la entrega de los EPP, indican que estos se han otorgado de manera periódica y “de acuerdo a las áreas de trabajo asignadas”.

Por otro lado, aseguran que para mantener el correcto estado de las instalaciones, existe una coordinación permanente con el comité de bioseguridad, encargados del manejo de la entrega de los EPP, además del flujo de trabajadores y pacientes.

Lamentaron que se haya tenido que perder personal a causa de la pandemia, lo que consideran como “aspectos derivados de las circunstancias vividas por la emergencia sanitaria” y se comprometen a brindar atención oportuna y de calidad a los asegurados.

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