Extensión de cocales ilícitos se redujo en 2.34% en todo el país en 2023
La destrucción sistemática de los sembríos de coca el año que pasó, consiguió detener una tendencia de casi una década de permanente expansión. Pero se han registrado incrementos en el Huallaga y en el VRAEM, según Devida.
Hacía ocho años que el crecimiento de los cultivos de hoja de coca destinados al narcotráfico, no experimentaba una disminución. Hasta 2022 se registró una subida de 95.008 hectáreas, pero en 2023 disminuyó a 92.784 hectáreas, de acuerdo con el monitoreo de la Comisión Nacional por el Desarrollo y vida Sin Drogas (Devida).
Haber conseguido la destrucción de 2.224 hectáreas de cocales es significativo, si se tiene en cuenta que el último informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), se señala que el Perú es el segundo productor mundial de cocaína, según cifras del año 2022. Reducir en 2.34% no cambiará al Perú del segundo lugar, pero es un avance.
Como indica Devida, efectivamente, se trata de un crecimiento luego de casi una década de permanente aumento de la extensión de los cultivos ilegales de hoja de coca.
Conforme al monitoreo de Devida -que contó con el apoyo de la UNODC y de la Unión Europea-, la disminución de los sembríos de cocales ha sido identificado en el Marañón (-58%), Camanti (-%53%), Alto Chicama (-48%), Yaguas (-42%) y Callería (-37%).
En otras 7 zonas los cultivos mantuvieron una relativa estabilidad, con tasas de variación menores al 15%, lo que también es relevante. A diferencia de 2022, año en el que 15 zonas presentaron un comportamiento creciente.
Los cultivos de hoja de coca se expandieron casi una década, pero en 2023 experimentaron una disminución.
Más bien, las zonas de producción que mantuvieron una tendencia de aumento en 2023 fueron Amazonas, Huallaga y Bajo Ucayali, conforme el monitoreo de Devida.
Amenaza a los pueblos indígenas
Las organizaciones criminales nacionales e internacionales que alientan los cultivos de hoja de coca para satisfacer la demanda de millones de consumidores en el mundo, han incursionado en territorios que pertenecen a las comunidades indígenas, generando episodios de violencia. De acuerdo con Devida, en esas zonas se ha revertido la tendencia creciente de la superficie dedicada a la hoja de coca.
En 2022, se contabilizaron 18.674 hectáreas de cocales en los territorios indígenas, pero en 2022 bajó a 18.050 hectáreas. Estas 624 hectáreas de menos representan un respiro para las comunidades originarias.
Según el presidente ejecutivo de Devida, Carlos Figueroa Henostroza, el resultado se debe al trabajo del desarrollo alternativo en las comunidades nativas.
“Nosotros actuamos y trabajamos con las comunidades nativas, en el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM) y en todas las zonas. Tenemos líderes que están ligados a la producción lícita, a las organizaciones de productores, donde ellos han tomado el liderazgo y nosotros los estamos apoyando. Pero el tema del desarrollo alternativo no es una imposición, sino un tema de decisión también. Hay comunidades que han tomado la firme decisión de apostar por el desarrollo lícito, por la salud de su familia y la conservación de sus territorios.”, expresó el presidente de Devida.
Los especialistas señalan que los narcotraficantes siempre buscan alguna forma para mantener o elevar la producción de cocaína. Por ejemplo, aumentando las cosechas por año, o mejorando el proceso químico.
El jefe del departamento de análisis de la División de Inteligencia Antidrogas, comandante PNP César Rojas, reportó que el 97 % de los laboratorios de procesamiento de droga dentro de la zona de producción de hoja de coca solo elaboran cocaína base, y solamente el 2.6%, clorhidrato de cocaína. Las organizaciones criminales están refinando la cocaína especialmente en Bolivia, donde la fiscalización de los insumos químicos es mucho menor que en el Perú.
“Una de las hipótesis que explicaría el incremento de la producción de cocaína base es que en los países de destino o tránsito se puede conseguir las sustancias químicas necesarias para procesar el clorhidrato cocaína, porque en estos países no están controlados, mientras que en nuestro país sí lo están”, explicó el comandante Rojas.
Ante el aumento de las incautaciones, las mafias presionan por una mayor producción de cocaína.
NUEVOS MODOS DE PRODUCCIÓN
En el Perú se extraía el alcaloide mediante las pozas de maceración. Sin embargo, en los tres últimos años la elaboración de la droga ha evolucionado, dijo el experto.
“Hay una tendencia que se va incrementando al uso del cilindro. Es un método más rápido, donde ya no se usa hoja de coca seca sino la hoja de coca húmeda. Y esta tendencia, como vemos, va creciendo.”, informó el experto de la Dirección Antidrogas, basado en la experiencia propia.
“En los últimos años, al término de 2023, hemos detectado 135 laboratorios con el uso de este nuevo método. ¿Y cuáles son las diferencias que nos dan? Primero, infraestructura. Las pozas de maceración requieren una infraestructura y una construcción artesanal. También, tienen que estar implementadas para grandes volúmenes, porque van a transformarse de 100 a 400 arrobas de hoja de coca por cada ciclo. Y este ciclo de producción dura de dos a tres días”, precisó el comandante PNP César Rojas.
“En cambio, para los que usan los cilindros o timbos, hay menor inversión. El método del cilindro maneja un menor volumen, entra más o menos siete arrobas. Y todo el ciclo dura un solo día, en comparación con la poza de maceración, donde secar la hoja demora mínimo una semana. Se maceraban la hoja de coca seca, y luego venía el pisado, porque hay que romper la hoja de coca para que pueda tener superficie de contacto con las sustancias químicas. Luego iba a la poza de decantación. Todo este proceso se sintetiza en los cilindros. La hoja de coca fresca la pican con cualquier aparato. Entonces hay menos uso de ácido que en el otro proceso”, añadió el comandante Rojas.
En 2021 solo habían 7 zonas de producción de hoja de coca con el método del cilindro. Para 2023, alrededor de 15 de las 21 zonas de producción de hoja de coca ya trabajan con este método que es mayormente utilizado en Colombia.
Los narcos usan ahora el modelo “el cilindro”.
MIDIENDO EL IMPACTO
Según las proyecciones de Devida, de no haber conseguido la disminución de la extensión de los cultivos de hoja de coca en 2023 en un 2.34%, lo más probable es que se habría experimentado un crecimiento de los cocales ilícitos.
Es posible que los cultivos hayan aumentado en 16.475 hectáreas (17%), alcanzando en total las 109.259 hectáreas. Esto habría implicado la producción de 151 toneladas de cocaína, conforme a Devida.
Lo que quiere decir que las 2.224 hectáreas que fueron eliminadas en 2023, representaba una producción potencial de cocaína de 20.4 toneladas.
Por esta razón, es importante poner atención en qué zonas sí se ha registrado un aumento de los cultivos de hoja de coca destinados a la elaboración de droga.
El monitoreo de Devida indica que en Amazonas pasó de 896 hectáreas en el 2022 a 1.188 hectáreas en 2023 (32.6% de incremento). En el Bajo Ucayali saltó de 2.735 hectáreas a 3.355 (22.6 %).
Mientras tanto, en la cuenca cocalera del Huallaga subió de 2.683 hectáreas a 3.951 hectáreas (47.3 %) .
En el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), uno de los mayores centros de producción de cocaína en el Perú, también se registró un salto de importancia, según el monitoreo de Devida. De 35,709 hectáreas en 2022, a un total de 38.253 hectáreas en 2023 (7.2%). Por este motivo los terroristas encabezados por Víctor Quispe Palomino, mantienen sus acciones armadas contra las fuerzas del orden, con la finalidad de que estas no interrumpa la cadena de producción de cocaína.
Por eso Devida le ha puesto un especial interés a lo que está sucediendo en el Putumayo, donde los narcotraficantes han conseguido la expansión de los cultivos de hoja de coca. “En la zona del Putumayo, desde el 2020 ha tenido una tendencia creciente y ya concentra el 2.3 % del total nacional de hoja de coca con una superficie que alcanza las 2.149 hectáreas.Sin embargo, en 2023 la zona de producción se redujo en un -21 % respecto al año 2022 con 568 ha menos”, dijo el presidente ejecutivo de Devida.
Por este motivo, en el distrito de Manuel Clavero, se ha instalado una oficina de Devida que planea desplegar acciones de cultivos alternativos. Será una tarea complicada porque grupos terroristas desmovilizados de Colombia, pululan por dicha zona.
ESPACIOS BAJO OBSERVACIÓN
Las Áreas Naturales Protegidas también han sido blanco de la expansión de los cultivos de hoja bajo el impulso de las organizaciones criminales.
Devida reportó que en 2023 se consiguió disminuir la presencia de cocales en las Áreas Naturales Protegidas. Se ha pasado de 439 hectáreas en 2022 a un total de 414 hectáreas en 2023.
En el caso de las Zonas de Amortiguamiento, Devida informó que la reducción fue de 14.426 hectáreas a 14.373 hectáreas de 2022 a 2023,
La destrucción de los cultivos de coca afectan decisivamente la producción de cocaína.