Abogado especializado en derecho constitucional. Ministro de Defensa entre diciembre del 2011 y mayo del 2012. Asesor presidencial para temas de defensa y orden interno. Presidente Ejecutivo de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida)., Alberto Otárola Peñaranda es uno de los funcionarios con mayor continuidad en el gobierno de Ollanta Humala. El abogado formó parte de su comisión de transferencia para el sector Defensa y hoy, desde la jefatura de DEVIDA, se declara "ollantista". Usted deja el ministerio de Defensa en un momento en que los ministros de ese sector y del Interior no duraban ni tres meses en el cargo... Yo formé parte de una generación de ministros que se vio atrapada por el inicio de la oposición dura al presidente Humala. Se acabó un poco la luna de miel democrática y luego vinieron los cuestionamientos. Conmigo empezaron las ideas de la oposición de llevar a los ministros al pleno para interpelarlos. Ocurrieron cosas, también, ¿no? Operativos que no funcionaron, por ejemplo. Sí, sí, fue el operativo Libertad. Yo asumí la responsabilidad política y, como corresponde, presenté mi renuncia al cargo de ministro de Defensa. Eso lo he reconocido y creo que no me equivoqué en varias cosas. Fíjese, el VRAEM ha sido uno de los puntos de mi experiencia y sigo ahorita viendo el tema desde Devida. Y antes, estuvo asesorando al presidente en Palacio de Gobierno. Parece que él nunca le perdió la fe. Mire, yo le voy a hacer una confesión: yo soy básicamente Ollantista por varias razones. Creo que el presidente ha ejercido un liderazgo muy importante para recuperar por lo menos tres cosas que luego se van a ver en perspectiva histórica. Uno, la capacidad operativa de las Fuerzas Armadas. En segundo lugar, yo he podido ver personalmente la preocupación que él siente, no solamente por el destino del país, sino por gobernar adecuadamente y con decencia. He podido ser testigo del asesoramiento que pide, pero también he podido apreciar la soledad del poder para tomar decisiones como Presidente de la República y eso, me imagino, le pasa a todos los presidentes, que tienen que tomar una decisión de la que luego tienes que hacerte responsable. Su comentario sobre "la soledad del poder" va en contra de la versiones del poder compartido entre Humala y Nadine Heredia. Esa es una leyenda urbana. Es decir, ellos son una pareja atípica para las últimas presidencias en el Perú. Son una pareja que no se ha separado y soy testigo que se llevan extraordinariamente bien. En todos estos años no voy a decir que no he visto a Nadine. Yo, por supuesto, la conozco, es mi amiga y le tengo mucho respeto, pero las decisiones las ha tomado el presidente Humala en compañía de los ministros. El Presidente está alcanzando sus cifras más bajas en la aceptación de su gestión... Esa es una tendencia de todos los presidentes a esas alturas del mandato. Además, creo que ha habido una sobrecarga especial contra este gobierno, permanentemente se está tratando de abrir algunas brechas para afectar la estabilidad democrática. Me parece que la perspectiva histórica de este gobierno va a reconocerse en algún momento. Por ejemplo, en julio del 2011 nosotros recibimos un país en el que había más de 63 mil hectáreas de hoja de coca, no existía prácticamente ninguna estrategia frente al narcotráfico y éramos los primeros exportadores de hoja de coca. Cuatro años después y un poco más, el hectareaje de hoja de coca se ha reducido a 42 mil 900 hectáreas. Durante este gobierno –si sumas año por año– hemos erradicado más de 107 mil hectáreas. Este espacio cocalero se ha reducido porque se ha incrementado la erradicación. Hemos recuperado el año pasado más de 53 mil hectáreas del narcotráfico para el desarrollo alternativo y hemos exportado por ese concepto más de 250 millones de dólares en cacao y café. Esas cifras, no me las quita nadie, han sido durante la gestión del presidente Humala. Suenan bien las cifras que menciona, pero seguimos siendo el primer país productor de droga. A ver, vamos a bajar ese mito de que somos el primer productor. Ya no somos el primer productor. Son tres los únicos países en el mundo que producen hoja de coca: Perú, Colombia y Bolivia. Entonces, no hay otro país con el que podamos compararnos. Naciones Unidas desde hace ya dos años ha precisado dos cosas: el Perú tiene 42 mil 900 hectáreas de hoja de coca, y Colombia ha pasado de 48 mil a 70 mil hectáreas; entonces, ya no somos el primer país de espacio cocalero. En consecuencia, tampoco somos el primer país exportador de clorhidrato de cocaína. Claro, tampoco es un mérito ser segundos o terceros... Deberíamos dejar de ser productores de coca. Exactamente, pero estamos avanzando en ese proceso. La perspectiva que tengo es que la única manera de derrotar al narcotráfico es continuando con el modelo de desarrollo alternativo integral y sostenible. Si nosotros seguimos con esta política de interdicción pero en el mismo momento que erradicas, le llevas el cacao, el café o los cítricos e impulsas una cadena de producción que puede llevar los productos al extranjero, no tengo duda que al bicentenario llegaremos a exportar mil millones de dólares por concepto de cultivos alternativos y las cifras serán radicalmente bajas con respecto a la producción cocalera y de clorhidrato de cocaína. En años pasados, los campesinos volvían a la siembra de coca porque los precios de los cultivos alternativos no eran rentables. Tú lo has dicho, en años pasados. Si nosotros vamos ahora al Monzón... El Monzón es una zona emblemática, hace 5 años nadie podía ingresar. Pero se pusieron 25 comisarías, se capturó aArtemio el 12 de febrero del 2012, que era mi cumpleaños y era ministro de Defensa. Devida ha instalado más de 35 proyectos y hemos reducido la coca en Monzón prácticamente a cero. En el VRAEM estamos cubriendo la primera etapa, que es la seguridad. Luego viene ya la otra tarea, afirmar la presencia de la ley. Tenemos estudios muy serios en Devida que nos dicen que el VRAEM va a ser la nueva gran despensa del país, por los excelentes suelos que tiene, los productos que puede producir y esa gran columna vertebral que se llama la carretera Quinua- San Francisco, que se va a inaugurar en los próximos meses y que va a terminar de integrar todo el territorio del VRAEM. ¿Y cómo se está enfrentando a estos miembros de Sendero que trabajan con el narcotráfico? Ellos no están en el VRAEM en una lucha política ni ideológica Yo fui uno de los primeros funcionarios de este gobierno que habló por primera vez de la existencia de un narcotráfico puro en el VRAEM. No tenemos ya una organización terrorista politizada que busque la toma del campo a la ciudad a través de la lucha revolucionaria y, en fin, toda la teoría de Mao, sino tenemos a simples y crueles sicarios. Desde el punto de vista de la nomenclatura de las Naciones Unidas, los Quispe Palomino son mercenarios. Entonces, lo que tenemos es narcotráfico en el VRAEM. Nosotros tenemos que desarticular a estos asesinos, vamos a desarticular a los Quispe Palomino como desarticulamos a Artemio en el Alto Huallaga. No quiero cantar victoria por adelantado, pero si se sigue con esta estrategia a fines de este gobierno o principios del próximo vamos a recobrar plenamente el VRAEM para la democracia. ¿Es cierto que Estados Unidos no le presta atención al puente aéreo que saca droga de Perú a Bolivia, básicamente porque esa carga termina en Brasil? Es una aseveración que no tiene sustento. Los Estados Unidos son un socio muy importante para el Perú en la lucha contra las drogas. Ahora, antes del gobierno del presidente Humala, casi el 80 por ciento de la inversión para la lucha contra el narcotráfico lo ponía Estados Unidos; ahora es al revés, más del 70 po ciento la pone el Estado y el resto lo pone la cooperación internacional. Ha pedido al Congreso revisar la facultad presidencial de conceder indultos y conmutaciones de pena. ¿Esto tiene algo que ver con la campaña electoral? Este es un libro que escribí el año 2008 y acá digo, entre otras cosas, que se debe revisar esa facultad presidencial... O sea, ¿lo pensaba desde antes del caso de los narcoinduitos? Pero claro, no es de ahora. Incluso, esto lo he dicho sin consultar al Presidente, porque podría –entre comillas– estar afectando la facultad que ahora tiene para indultar. Yo creo que la facultad de conceder indultos es una herencia de la monarquía del siglo XVII, XVIII y coloca al jefe del Estado por encima de lo divino y de lo humano, como el divino hacedor que puede corregir de puño y letra sentencias emanadas de un debido proceso legal por jueces competentes. Eso no tiene ninguna lógica en una democracia constitucional del siglo XXI. Yo sí propondría la eliminación de esa facultad presidencial. ¿En cualquier caso? Dejarla solo de manera excepcional y controlada para casos de salud, por derecho humanitario. No utilizar esas gracias de manera indiscriminada para indultar narcotraficantes. Lo que ha pasado en el país es muy grave. Le pregunté desde cuándo tenía esta opinión porque se podría pensar que busca poner bajo la lupa a Alan García. Mi comentario al artículo 118, inciso 21 de la Constitución en mi libro es: "La tendencia moderna requiere que se exceptúe de este beneficio los casos muy puntuales y graves como el terrorismo, genocidio y narcotráfico". Eso no lo digo yo, lo dice el moderno derecho constitucional. Abrir un debate sobre ese tema me parece muy interesante para el país, porque indultar narcotraficantes afecta las políticas públicas. Yo creo que el enfoque es totalmente equivocado y se lo digo con mucho respeto al presidente García: no es bueno que se indulte a narcotraficantes. Yo acepto que excepcionalmente el Presidente –por razones de salud– pueda ejercer esta facultad presidencial, pero no tres mil 200 veces para casos de tráfico ilícito de drogas, o sea, más del 80 por ciento de las 5 mil 246 otorgadas. Esto me dice que algo malo está pasando. ¿Hubo una organización que cobraba cupos a cambio de dinero? Bueno, ahí está el señor Chinguel procesado exactamente por lo que usted dice. O sea, cobraba aparentemente, eso está en proceso, había una organización dedicada al cobro de cupos para otorgar narcoindultos. No me consta que haya un tema vinculado directamente al señor García, pero sí sería bueno que las investigaciones demuestren qué cosa realmente ocurría, si el Presidente realmente se encomendaba a Dios y daba las conmutaciones o qué pasaba con esas cajas de expedientes de narcoindultos que llegaban a Palacio de Gobierno, quién ordenaba que las lleven a Palacio, quién las revisaba en Palacio. Esa cadena está todavía por aclarar. Aurelio Pastor ha declarado que el presidente García modificaba a mano los expedientes. Eso es gravísimo. Eso demuestra que por lo menos al hacer uso de una facultad presidencial no se tenía en cuenta ni una mínima consideración legal en este tema. El señor Peláez acaba de decir que el presidente de la República puede indultar a un millón, a todos... eso es totalmente falso y me parece negativo que lo diga un ex Fiscal de la Nación, porque la Constitución tiene un artículo muy importante, el 103, que prohíbe el ejercicio abusivo de un derecho. Ningún funcionario, así sea el presidente de la República, puede ejercer abusivamente un derecho, ¿Abusó Alan García de sus facultades al dar los narcoindultos? Yo creo que sí, yo creo que sí hizo un ejercicio abusivo del derecho... este es un tema que está en investigación, pero creo que por lo menos está pendiente un pedido de disculpas y de perdón al país por parte de Alan García. Eso sería desde el punto de vista político. Desde el punto de vista jurisdiccional, yo diría que hay que respaldar las investigaciones que en este momento está haciendo el Poder Judicial y esperamos que se llegue hasta las últimas consecuencias.