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Política

#ParaPensarEnElPerú

Columna de opinión de Ramiro Llona.

Gabinete de Pedro Cateriano dirigiéndose para escuchar el mensaje a la nación del presidente Martín Vizcarra. Foto: Presidencia.
Gabinete de Pedro Cateriano dirigiéndose para escuchar el mensaje a la nación del presidente Martín Vizcarra. Foto: Presidencia.

Mal Vizcarra nombrando a Cateriano, mal Cateriano en su presentación, mal el Congreso en negarle la confianza. Es decir, hay males para todos los gustos mientras el Perú se ubica como el país con más muertos por cantidad de habitantes en el mundo. Después de 150 días de situación de emergencia. Un poco más, un poco menos, ya no lo sé.

La gente se está muriendo por que el Estado es fallido, los políticos son corruptos, ignorantes, vendidos, prepotentes, salvo honrosas excepciones que desgraciadamente no suman. Los presidentes todos presos o etc. El poder económico es solo eso: poder económico. No hay visión de país, no hay proyectos de largo alcance, no hay horizonte. Solo ganancia.

La clase media diluyéndose, desapareciendo. Los pobres cada vez más pobres, más desesperados, más muertos.

Los medios de prensa ocupan sus espacios principalmente hablando de política, los politólogos opinan todos los días. Todos tienen grandes ideas a favor o en contra. ¿Qué hacemos con los editoriales, los ensayos, los comentarios políticos?

Nada cambia. En unos días, semanas, meses o años, volveremos a leer acerca de lo mismo. Las mismas carencias, los juicios a los mismos personajes y otros más, volveremos a leer acerca de las deficiencias del sistema de salud, del gobernador acaparador que no ejecuta presupuestos, de los intereses subalternos y mafiosos de algunos congresistas. Volveremos a leer acerca de los dueños de universidades mediocres que son solo negocios o lavadoras de dinero o las dos cosas. Sabremos, una vez más, que el estudiante peruano es el último cuando se trata de lectura y comprensión de textos. Leeremos que la gente se muere de frío en las alturas. Nos dirán de nuevo que el presupuesto en salud es el más bajo de la región.

El país parece un perro mordiéndose la cola. Volvemos a lo mismo. Cambian algunos personajes, a veces son los mismos, pero seguimos igual o peor. Qué absurdo.

En algunos meses votaremos por nuevos Congresistas, por nuevo presidente. ¿Hay acaso alguien que realmente nos entusiasme?

Entonces, ¿en qué nos ilusionamos, cómo somos peruanos, qué apoyamos, qué transformación, qué cambio empujamos? ¿En quién o en qué creemos?

Cada vez parece más esto no tiene solución.

Quizás sean las cosas pequeñas las que importan, los hijos, el entorno familiar, algunos amigos, el arte precolombino, el paisaje, el desierto y las montañas, la comida casera, la poesía, la narrativa, las artes plásticas, el teatro. Los deportistas, el fútbol a veces. La pequeña o grande solidaridad con los que están cerca. Un viaje cuando podamos. Los proyectos personales.

Por qué de todas maneras hay que encontrar un modo de seguir queriendo este país. Nuestro país, el país de nuestros hijos. Es nuestra historia, acá pertenecemos.

Se acerca el Bicentenario. No hay nada que celebrar. El país llevará una cinta negra en el escudo patrio.

Propongo que el Ejecutivo, el Legislativo y todos los poderes institucionales pidan DISCULPAS PÚBLICAS a los pueblo originarios y al Perú de los olvidados por los siglos de explotación, exclusión y abuso. Este es un proyecto de República fallido. Encontremos la manera de empezar de nuevo.

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