Eduardo Ballón: “Este es un Estado constituido al margen de la gente que no tiene vínculos ni contactos”
Entrevista al investigador del Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo (Desco).
Hoy, el presidente Martín Vizcarra ofrecerá su mensaje por 28 de julio. En la siguiente entrevista, el investigador de Desco Eduardo Ballón responde sobre cuáles deberían ser los principales ejes del discurso del jefe del Estado. Identifica hasta tres: la salud, la reactivación económica y el futuro inmediato de la reforma política.
PUEDES VER Cáceres Llica a Vizcarra: Si no anuncia un nuevo hospital para Arequipa, nosotros lo haremos [VIDEO]
¿Qué le dice sobre el Perú lo que ha ocurrido con esta pandemia?
Lo primero, me reitera que somos una sociedad con poquísima autoconciencia. De alguna manera, lo vivido correspondía a algo fuertemente previsible en estas circunstancias.
¿A qué se refiere?
Nadie puede decir que se ha descubierto recién que nuestro sistema de salud era una caricatura. Nadie puede sentirse sorprendido de que bancos y sectores de la empresa privada trataran de maximizar sus ganancias. Y nadie podía afirmar tampoco, durante los primeros días de la cuarentena, que le causaba asombro la capacidad de resistencia de la sociedad y su relativo orden.
Aunque eso se perdió.
Porque la gente tenía que salir a la calle a buscarse el día a día. Y eso tampoco podía ser calificado como algo extraño, ¿no? De la misma manera que tampoco fue sorpresa que la ayuda del Ejecutivo no llegara a quienes debía porque este es un Estado constituido al margen de la gente que no tiene vínculos ni contactos; y la gente más vulnerable, como es obvio, no entra ni en el radar ni en el interés de la empresa privada. Es decir, más allá de la asistencia, el supuesto apoyo privado no fue efectivo.
¿Qué debería privilegiar el presidente en su mensaje?
Por lo menos tres campos en los que, ojalá, tenga algunos derroteros claros. El primero es la salud, algo postergado paulatinamente en nombre de la reactivación económica.
¿Algo en especial?
En salud hay dos o tres cosas. Primero, lo del famoso sistema universal. La ley le da facultades al Ejecutivo en una situación como la que estamos viviendo y no ha pasado absolutamente nada. Luego está lo del oxígeno. Y finalmente lo de los genéricos y el precio de los medicamentos. Basta ir a cualquier farmacia para ver que uno no encuentra lo que necesita para sus enfermedades crónicas. Esto va más allá de la capacidad −hay que reconocerla− del Ejecutivo de multiplicar camas y ventiladores y hacer crecer la oferta de UCI.
¿Cuál es el segundo campo?
La reactivación económica. De un lado, los costos de la pandemia y quiénes los asumen. Hay un porcentaje del PBI que se menciona, pero en la práctica es bastante menor porque desde el primer momento se insistió en descargar parte de esos costos en los ahorros y capacidad de los trabajadores. Es claro que tendremos rebrotes y seguirá habiendo costos que ya no soportan los más vulnerables. De otro lado, están las fases de esa reactivación. Me da la impresión de que se están sacrificando los protocolos de manera dramática.
La presión por la reactivación hace su parte ahí, ¿no?
Exactamente, cuando en el mundo capitalista la discusión es otra. Lo que ocurre es que acá el tema tributario no existe, más allá de no quiero pagar, o quiero pagar menos, o necesito incentivos para invertir. En el largo plazo es de la correa tributaria de donde sale el cuero para cubrir lo que se necesita.
Me parece que el presidente debe marcar los criterios que manejará de acá a julio del 2021. Y lo tercero es que algo se tendrá que decir sobre el futuro de la reforma política, por lo menos que hará su máximo esfuerzo por dialogar con un Congreso que, recordemos, ya no podrá ser disuelto. En ese ánimo, (Vizcarra) deberá mostrar una disposición dialogante que, en general, no la ha tenido.
Y el Congreso tampoco.
Obvio, hablo de Vizcarra porque será el protagonista en el mensaje. Lo del Congreso y su nula voluntad para dialogar es evidente también.
¿Qué piensa del desempeño de los gobiernos regionales en esta crisis?
Ha sido bastante desigual. Hay gestiones calamitosas, la de Arequipa es la más dramática, aunque Lambayeque no anda muy lejos. Y otras −como Apurímac− han logrado una articulación con sus principales organizaciones sociales y las autoridades locales y consiguieron resultados en contención a partir de un enfoque más comunitario que hospitalario. Lo clarísimo es que las precariedades y falencias de la descentralización se pusieron en evidencia.
¿De qué forma?
Tirando los reflectores al lado más débil, que son las autoridades territoriales, lo que no los libera de responsabilidad. En la práctica, más allá de la negligencia y la lentitud, ha habido un mantenimiento de la inercia y la incertidumbre del Estado, incluso en el traslado de plata.
Por ejemplo, la partida presupuestal de más de 200 millones para la prevención y control del coronavirus se transfirió a las unidades ejecutoras, como si cada uno de los hospitales regionales pudiera salir al mercado internacional a comprar sus ventiladores o sus pruebas. Hacia adelante, la descentralización tiene que ser definitiva y replanteada.
¿En parte? ¿O el giro debe ser de 180 grados?
De 180 grados. Y debe estar amarrado con algo que no se ha querido discutir: la indispensable reforma del Estado que incluye, entre otras cosas, la forma en que está organizado, la manera en que se toman las decisiones, el peso desmedido del MEF.
¿Qué piensa de Vizcarra?
Se ha ratificado como un pragmático que supo escoger las batallas que le convenían y pudo responder rápido. En el largo plazo, intuyo, será recordado como el presidente que, sin partido ni aparato, y solo con su olfato, logró golpear severamente al aprofujimorismo y destapar un capítulo más de la corrupción que nos acompaña desde hace siglos.
Newsletter Política LR
Suscríbete aquí al boletín Política La República y recibe a diario en tu correo electrónico las noticias más destacas de los temas que marcan la agenda nacional.